domingo, 16 de octubre de 2016

De sionistas y exrebeldes con causa



“Gracias” Bob

                      
Hasta que al fin se dé cuenta
que es como los demás
          con su niebla, sus anfetaminas y sus perlas.

                                  Bob Dylan


Gracias Bob.

Por la “redención” de aquellos que no lo pidieron

Ni ambicionaron ganar un Nobel, y dejaron constancia

                                      como una bendición que gotea desde las estrellas.

Porque escrito está que el padre Allen, tu maestro, al final de sus días, solo a la cirrosis pretendía derrotar, ya no al Sistema. Y aun así murió sonriendo.

Gracias Bob por nunca haber creído en la lucha por los Derechos Civiles. Eran los tiempos, una hermosa palestra. Aunque empeñaras el corazón de Joan Baez para adquirir tu fama. La fama, la única arpía que no descansa.

Gracias Bob por la incontable cantidad de buenas canciones. Sí, al final, la autopista es para los vagabundos, y hace mucho que no lo eres, aunque puedas cantar acerca de ellos. O tal vez nunca lo fuiste. ¿Cuánto habita en ti de aquel jovenzuelo, que solo deseaba escapar a un futuro mediocre en Duluth?

Gracias Bob por esperar que algo tan simple sea cierto: nadie siente dolor esta noche mientras estoy bajo la lluvia. Aunque sabemos que no es cierto. El mundo está enfermo.

Gracias Bob por no haberte pronunciado, nunca, a favor de Palestina, y el horror de sus niños muertos.

Gracias Bob por la gente que habita tus canciones. Demiurgo perfectamente imperfecto, como nosotros. Espejo en el que podemos reflejarnos.

Gracias Bob por lograr, después de tantos años y silencios, que los doctores de la Academia besen tus pies. Ah… la desprestigiada “Academia”. MVLL fue premiado en el momento que dejó de ser un peligro. Al igual que tú. Cuando ya no tenían nada que decir.

Aquí quedaremos, llorando como el fuego en el sol… No obstante, no será por la pena. Te queremos como a un viejo amigo.

Y a los viejos amigos se les perdonan muchas cosas.



        Francisco León

14/10/2016







Insight

Todas las veces que fui feliz
rescatando a los caracoles
de las pisadas nada miríficas
de los hombres
blandiendo causas perdidas
emulando a Villon
ignorando la carcajada irónica
y algo siniestra del destino
escuchando a mis 20 las canciones
de Bob Dylan
cuando era discípulo dilecto de Woody Guthrie
y no se había vendido a las multinacionales
imaginando tu rostro níveo
de campesina ayacuchana
mirando las películas que vio mi padre
en un cineclub alejado de todo
soñando con rebeliones y milicias
de poetas combatientes
escapando de las clases de física aplicada
con mi imaginación desbocada
y el profesor diciendo “nunca dejen de soñar”
Todas las veces que fui feliz
como un demonio de los Andes
lanzando botellas vacías por el aire
afilando mi locura nada santa
ocultando mi verecundia
provinciana
con una mueca de indiferencia
añorando los paisajes de mi infancia
resolviendo problemas de cálculo diferencial
para lanzarme desde la azotea
liviano como un pájaro y enrumbar
hacia latitudes de ensueño.

Márlet Ríos