martes, 1 de abril de 2014

Doxa

La delgada línea entre la sátira y ofensa:
¿Ser o no ser Charlie?



INTRODUCCIÓN

A partir del atentado terrorista sufrido contra las instalaciones y trabajadores del semanario francés, se popularizó en las redes sociales el hashtag “#JeSuisCharlie” (“Yo soy Charlie”). No obstante, con el pasar de las horas, y la noticia del atentado perdiendo su calor de inicio, varias han sido las personas que se han animado a decir todo lo contrario: “Yo no soy Charlie”. ¿Qué ha motivado este repentino cambio?

Empecemos afirmando que lo acaecido el pasado 7 de enero en las inmediaciones del magazine merece nuestro total repudio. Los actos terroristas, ya sea que respondan a una idea fundamentalista o simplemente delictiva, son actos despreciables que no solo producen la pérdida de vidas sino también una alteración en la armonía que toda sociedad necesita para su desarrollo.

El nombre de Charlie Hebdo (o simplemente Charlie), a partir del atentado, bien puede significar un estandarte contra la lucha antiterrorista. No obstante, ¿es Charlie el ejemplo perfecto de libertad de expresión irrestricta que todos debamos defender? Veamos.

Charlie, como decíamos, es un semanario satírico galo de tendencia izquierdista que ha tenido entre sus más comentadas publicaciones caricaturas que se mofan principalmente de políticos de la derecha francesa y de líderes religiosos de todo el orbe.

Pero no hablamos de simples caricaturas al estilo del antiguo “Monos y Monadas”[1] o de las viñetas humorísticas que aparecen en la sección amenidades de nuestros diarios, sino de la más cruda y punzante sátira. Por ejemplo, a raíz de la publicación de libros infantiles que muestran a menores con dos papás del mismo sexo, y que propició la queja de la curia francesa, Charlie publicó como tapa su versión de la Santa Trinidad: el Espíritu Santo en forma de triangulo incrustándose en el ano de un Jesucristo ridiculizado, quien a su vez penetra a un viejo encorvado que representa al Dios padre.

En los últimos años su dardo humorístico ha estado perfilado a la religión musulmana, especialmente al profeta Mahoma. (Siendo esto el detonante para los atentados de inicio de año). Incluso en el 2013, siempre a su estilo, la revista publicó un comic en la que detallaban la vida completa del profeta del Islam, lo cual, en cierta medida era una ridiculización de las revelaciones dadas por Alá a Mahoma y que se encuentran detalladas en el Corán.

¿Puede un medio como Charlie, en aras de la libertad de expresión, satirizar a cualquier nivel? ¿Es acaso la sátira parte de la libertad de expresión? Como vemos, la línea osada e irreverente de Charlie ingresa a campos difusos en donde no se distingue con certeza cuándo una publicación satírica desborda el ejercicio de la libertad de expresión para convertirse en ofensa.

I. LIBERTAD DE EXPRESIÓN: ¿DERECHO ABSOLUTO O RELATIVO?

La libertad de expresión es un derecho fundamental con características particulares que ameritan una especial protección. Gracias a este derecho es posible la exposición de todas las ideas y opiniones, las cuales a su vez propician el debate público sobre asuntos de interés general. Asimismo, constituye un medio para el ejercicio de los demás derechos fundamentales. De esta forma, la libertad de expresión se erige como autentico pilar del sistema democrático.

Si bien la libertad de expresión goza de una alta protección (una prueba de ello es la imposibilidad de censura previa que ordena la Convención Americana sobre Derechos Humanos[2]), esto no significa que no posea limitantes. Recordemos que ningún derecho fundamental es absoluto, y en ese sentido, pueden darse casos de conflictos entre la libertad de expresión y otros derechos fundamentales. 

En dicho casos, como prima en la teoría y practica constitucional, deberá realizarse una ponderación de los derechos en conflicto, siempre a la luz del caso en concreto. Para ello, se debe llevar a cabo el denominado test de proporcionalidad (idoneidad, necesidad y proporcionalidad en sentido estricto), para determinar si la intervención a un derecho se encuentra justificada por la satisfacción de otro.

No obstante lo anterior, las Cortes de los diversos sistema de protección de los derechos humanos, mediante su jurisprudencia, han establecido una serie de estándares o criterios que permiten concluir cuando debe preferirse el derecho a la libertad de expresión sobre otros derechos, como puede ser el derecho al honor. Es el caso, por ejemplo, del denominado estándar “mayor umbral de tolerancia de los funcionarios públicos”, el cual hace referencia a que “los funcionarios tienen un umbral distinto de protección, que les expone en mayor grado al escrutinio y a la crítica del público” (Corte IDH, caso Kimel vs. Argentina y otros).

En lo que respecta a la libertad de expresión y sátira, no existe jurisprudencia a nivel de la Corte IDH, y tampoco del Tribunal Constitucional peruano, donde pueda encontrarse criterios al respecto. En tal sentido, para dar luz a la penumbra planteada, revisaremos los casos más emblemáticos sobre este tema en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Estados Unidos, el Tribunal Constitucional español y la Corte Europea de Derechos Humanos.

1. Caso Hustler Inc. vs. Falwell[3]: la libertad de expresión ampara la sátira

Jerry Falwell fue un pastor evangélico muy conocido en Estados Unidos, así como un activo comentarista en asuntos públicos y políticos. Él demandó a Hustler, una revista de contenido pornográfico, por la publicación de una caricatura donde aparecía el evangelista con el título “Jerry Falwell habla sobre su primera vez”. La caricatura era una parodia a un comercial de la marca Campari[4], que anunciaba su producto con entrevistas a celebridades que hablaban sobre “su primera vez”.   

La publicación de Hustler mostraba al demandante señalando que “su primera vez” ocurrió cuando estaba ebrio en un encuentro incestuoso con su madre en un baño. La parodia retrataba a Falwell y su madre como ebrios e inmorales. En letra pequeña en la parte inferior de la página se leía: “es una parodia – no lo tomen en serio”. Además, la publicación fue parte de una sección titulada “Ficción; anuncios y parodias de personalidades.”

La sentencia de la Corte Suprema norteamericana sobre el caso empieza indicando de manera categórica que la Primera Enmienda constitucional, aquella que proclama la libertad de expresión, también protege el derecho a parodiar figuras públicas. Señala también que el alcance de protección incluye, incluso, a las parodias “ultrajantes” y que causan graves efectos emocionales en quienes son objeto de las mismas.

La Corte Suprema, en sentencia unánime, señaló además que, de acuerdo con la Primera Enmienda, no era aceptable el argumento de Falwell de que debía responsabilizarse a la revista por una sátira “ultrajante” a una figura pública, y destacó que en la historia de los Estados Unidos la descripción grafica y la caricatura satírica habían tenido un papel predominante en el debate público y políticos.

Asimismo, la Corte enfatizó la necesidad de dar a la prensa suficiente “espacio” para ejercer la libertad de expresión y añadió que “si la causa de la ofensa es la opinión de quien la expresa, esa consecuencia es una razón para acordarle protección constitucional; ya que es un postulado central de la Primera Enmienda que el gobierno debe permanecer neutral en el mundo de las ideas”.

2. Caso Makoki: “discurso del odio” como limitante

La editorial española Makoki S.A. presentó una demanda de amparo en defensa de su libertad de expresión, luego de haber sido condenada por el delito de injuria por la publicación del comic “Hitler = SS” del guionista Gourio y del dibujante Vuillemin, ambos de nacionalidad francesa. 

A decir de la editorial, el comic replanteaba los acontecimientos históricos acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial, con la intención de satirizar la ideología nazi. Sin embargo, la ilustración también se mofaba del cautiverio de los judíos en los campos de concentración (razón por la cual se le halló culpable de injuria).

El TC español (sentencia 176/1995[5]) señaló que las obras satíricas, como el comic en cuestión, no han de satisfacer el principio de veracidad que es exigible a la libertad de información, en tanto son una manifestación de la libertad de expresión. De esta forma, negar o alterar hechos históricos como el holocausto se encuentra amparado por dicha libertad.

No obstante, el Tribunal señala que existe un límite infranqueable también para la libertad de expresión de las opiniones o juicios de valor. Este límite es el que la Corte Suprema norteamericana ha bautizado con el nombre de hate speech o “discurso del odio”. Atendiendo a este criterio, no podrá ser considerado un ejercicio constitucionalmente legítimo de la libertad de expresión todo discurso que incite al odio o a la violencia contra ningún grupo social.

El Tribunal constata que “a lo largo de las casi cien paginas del comic se habla el lenguaje del odio, con una descarga de hostilidad que incita a veces directa y otras subliminalmente a la violencia por la vía de la vejación”. Sostiene que “la finalidad global de la obra  es la de humillar a quienes fueron prisioneros en los campos de concentración”. A decir del Colegiado español, del análisis del comic “late un concepto peyorativo de todo un pueblo, el judío, por sus rasgos étnicos y sus creencias. Una actitud racista contraria al conjunto de valores protegidos constitucionalmente”.

Con dichos argumentos, el TC español declaró infundado el amparo que buscaba la nulidad de la resolución de condena a Makoki S.A., permitiendo la censura a la obra.

3. Caso Chabeli: ausencia de interés público

La revista humorística española “Noticias del Mundo” en un reportaje caricaturesco bajo el titular “La doble de Chabeli se desnuda”, presentó una composición fotográfica formada por una foto del rostro de la verdadera Isabel “Chabeli” Iglesias (hija del reconocido cantante Julio Iglesias) y otra del cuerpo desnudo de otra persona. La imagen iba acompañada de una invitación a los lectores a opinar acerca de si los pechos de la auténtica Chabeli eran tan bonitos como los de su doble. Incluso, podías marcar la respuesta, recortarla y enviarla a la revista.

Luego de perder en los procesos civiles y pagar una indemnización por haber realizado una intromisión ilegítima en la imagen de Isabel Iglesias, la revista española interpuso una demanda de amparo aduciendo que la condena otorgada por el Poder Judicial vulneraba su derecho a la libertad de expresión.

Entre los argumentos de la revista se encontraba el que la publicación solo “buscaba el entretenimiento del lector a través de noticias disparatadas, insólitas, irreales e imaginarias unidas a humor gráfico”.  Aducía también que la fotografía cuestionada era un evidente montaje fotográfico, sin posibilidad alguna de engaño. Además la persona reproducida era un personaje de gran fama y popularidad.

El Tribunal Constitucional español (sentencia 23/2010[6]) se pronuncia al respecto  reconociendo que las personas que “alcanzan cierta publicidad por la actividad profesional que desarrollan o por difundir habitualmente hechos y acontecimientos de su vida privada o que adquieran un protagonismo circunstancial al verse implicados en hechos que gozan de relevancia pública pueden ver limitados sus derechos con mayor intensidad que los restantes individuos”.

Sin embargo, subraya que en este caso “difícilmente puede apreciarse interés público alguno” en el uso de la imagen, desvinculando además “de cualquier finalidad legítima de critica política o social”, de manera que la publicidad del fotomontaje “en nada contribuye a la formación de una opinión pública”.
En opinión del alto tribunal, la intención de la revista al utilizar la imagen de la hija de Julio Iglesias era “la de provocar, con un mercado sesgo sexista, la burla sobre su persona, a partir exclusivamente de su aspecto físico y obteniendo con ello un beneficio económico para la empresa periodística en cuestión”.

En definitiva, para el Colegiado Constitucional, la empresa recurrente en amparo “lejos de realizar un ejercicio legítimo de su libertad de expresión, vulneró el derecho a la propia imagen de doña Isabel Iglesias al publicar sin su consentimiento el montaje caricaturesco que había elaborado mediante la manipulación de su fotografía”.

3. Caso Eon contra Francia[7]: políticos como objeto de sátira

En un acto público donde se encontraba el entonces presidente francés Nicolás Sarkozy, Hervé Eon, conocida figura del socialismo galo, portaba una pancarta dirigida al primer mandatario que decía “Lárgate, pobre imbécil”. El aviso hacía alusión directa a la frase que dirigió días antes el propio Sarkozy a un agricultor que le negó el saludo.

Sarkozy llevó a Eon ante los tribunales, que le condenaron y le impusieron una multa. El Tribunal Supremo francés rechazó la apelación de Eon, razón por la cual acudió al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Los jueces de la Corte de Estrasburgo indicaron que el insulto contra el expresidente francés entra dentro de la sátira política, puesto que el condenado había utilizado una frase del propio presidente, ampliamente reproducida por los medios de comunicación. Se señala que dicha frase “no atentaba contra la vida privada o el honor del presidente y no constituía un ataque personal gratuito contra su persona”.

El TEDH indica que los políticos deben soportar las críticas y que la sátira está destinada a “provocar y a agitar” socialmente, por lo que condenar este tipo de actos puede tener “un efecto disuasorio sobre las intervenciones satíricas que pueden contribuir al debate sobre cuestiones de interés general”.

II. ¿EXISTE UN “DERECHO A LA BLASFEMIA”?

Hemos visto que la libertad de expresión es un derecho fundamental que merece una protección especial, amparada tanto en su faceta de medio para el ejercicio de otros derechos, así como pilar del sistema democrático.  

Esta especial protección lleva a impedir todo tipo de limitación que produzca censura previa de las opiniones que se vierten en virtud de la libertad de expresión. Las limitaciones permitidas solo se podrían dar a nivel ulterior, es decir, después de promulgada la expresión. Asimismo, dichas limitaciones deben cumplir requisitos de carácter formal y sustantivo. El primero hace referencia a que la restricción debe realizarse por normas de rango de ley, mientras que el segundo está orientado a alcanzar con ellas un objetivo legítimo, como es la protección de otro derecho fundamental.

Justamente, un tipo de leyes que se encuentran en la palestra de la discusión iniciada, son las que prohíben las demostraciones de ofensa hacia una religión o creencia, denominadas “leyes contra la blasfemia”. Estas leyes tienen vigencia en varios países del orbe como por ejemplo Inglaterra, España y Pakistán, por mencionar algunos. Incluso, en este último, se castiga con pena de muerte la blasfemia contra el nombre del profeta Mahoma.

El Comité de Derechos Humanos del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su Observación Nº 34[8] ha realizado una intervención puntual sobre las limitaciones religiosas contra la expresión. De esta forma, ha señalado que “las prohibiciones de muestras de falta de respeto hacia una religión u otras sistemas de creencias, incluyendo las leyes de blasfemia, son incompatibles con el Pacto, excepto en circunstancias específicas tratadas en el artículo 20, párrafo 2, del Pacto.” El artículo 20, párrafo 2, llama a los Estados a prohibir “la defensa del odio nacional, racial o religioso que constituye una incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia”.
Como vemos, el Comité observa la existencia de leyes contra la blasfemia, en tanto conllevan una discriminación contra los secularistas y los disidentes religiosos. Son discriminatorias en tanto que los secularistas no poseen recursos legales cuando son las palabras de los creyentes las que ofenden sus sensibilidades morales. Pero sobre todo porque permite acallar la expresión (ya sea a manera de comentario, critica o burla) sobre comentarios ortodoxos que no necesariamente merecen ser aceptados tal cual dogma de fe.

Asimismo, el Comité también es claro en señalar que no debe permitirse la defensa del odio, es decir, el ya comentado estándar del hate speech. Y es que si una expresión ingresa al terreno de la incitación de la violencia, estaríamos contradiciendo los motivos mismos por los cuales se da una protección especial a la libertad de expresión: la discrepancia libre de ideas y opiniones.

La Observación Nº 34 también es puntual requiriendo que cualquier restricción no debe violar las garantías del Pacto sobre igualdad ante la ley (artículo 26) y la libertad de pensamiento, conciencia y religión (artículo 18). Por tanto, no se permitiría que ninguna de estas leyes discriminara a favor o en contra de ciertas religiones o sistemas de creencias, o a sus partidarios por encima de otros, o a los creyentes religiosos sobre los no creyentes. Tampoco se permitiría que tales prohibiciones fueran empleadas para prevenir o castigar la crítica de los líderes religiosos o el comentario sobre la doctrina religiosa y las afirmaciones de fe.

Este “derecho a la blasfemia”, entonces, no significa la obligación de blasfemar contra toda creencia u acto religioso que consideremos, sino la posibilidad de hacerlo sin tener que ser condenados por ello. ¿Cuál es el límite? Como dijimos, el discurso del odio, el cual el juez, de ser el caso, deberá analizar en cada caso concreto, y siempre a partir de las reglas de ponderación.  

CONCLUSIONES: DELIMITANDO EL LÍMITE

La sátira es una manifestación de la libertad de expresión. En vista de la importancia del derecho en mención, su ejercicio no puede ser impedido. Esto no obsta a que existen responsabilidades ulteriores, a manera de limitantes, a la publicación cuestionada (rectificación por parte del medio, condena por injuria o pago de una indemnización).  Estas responsabilidades podrán activarse cada vez que se demuestre una afectación al derecho al honor de las personas involucradas.

Dos elementos a tener en cuenta para evidenciar la vulneración del honor por el ejercicio desmesurado de la libertad de expresión son la calidad del discurso y la condición de la persona sobre la que se opina.

De esta forma, como hemos visto, existen personas que deben poseer un mayor nivel de tolerancia hacia la sátira. Es el caso de los funcionarios públicos o personas involucradas en situaciones que ameriten un verdadero interés de debate por parte de la sociedad. Asimismo, no pueden permitirse expresiones que tengan un “discurso de odio” (apología del delito, discriminación y/o toda opinión que incite a la violencia), en tanto que de aprobarse existiría una evidente contradicción con el sistema democrático.

Dicho lo anterior, dependerá analizar, caso por caso, publicación por publicación, si Charlie ha saltado la delgada línea que separa a la sátira de la ofensa. Dicho análisis no estará ajeno a criterios culturales, políticos y religiosos (la visión del católico heterodoxo, perfil promedio del habitante del mundo occidental, no debiera ser la única en tener en cuenta).

Lo que sí queda evidenciado para todos es que, luego de lo ocurrido, Charlie pasó de ser una publicación de poco tiraje, condenada a la muerte, a romper record de publicación y ventas. Algo parecido sucedió con el comic “Hitler=SS” que hemos comentado. Luego de que fuera prohibido, su precio se ha elevado considerablemente, no siendo pocos los coleccionistas que la compran. Como vemos, la censura no siempre consigue su propósito acallador, por el contrario, puede redituar una ganancia impensada.

Pedro Pablo SALAS VÁSQUEZ






[1] “Monos y Monadas” fue el primer proyecto de humor político de nuestro país. Su primer número apareció en 1905. Alcanzó alta notoriedad a fines de los setenta durante la dictadura militar.
[2] Artículo 13, inciso 2 de la Convención Americana: “El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar:  a)  el respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o b) la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.
[3] 485 U. S. 46 (1988), No. 86-1278.
[4] Campari es una bebida alcohólica mayormente consumida como aperitivo.
[5] 11 de diciembre de 1995
[6] 27 de abril de 2010.
[7] 14 de junio de 2013.
[8] 12 de septiembre de 2011.
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“El racismo peruano no es un rechazo hacia lo diferente, sino hacia lo parecido”.
Entrevista a Wilfredo Ardito



El destacado investigador, profesor universitario y activista en contra de la discriminación racial, Wilfredo Ardito Vega, nos cedió unos minutos de su recargada agenda para una entrevista, la que hacemos extensiva a los lectores de este inefable blog (7/5/14).





1. ¿Hay avances concretos en la lucha en contra de la discriminación racial?



En los últimos años ha surgido una mayor conciencia sobre el problema del racismo. La sociedad peruana ha dejado de negar el problema, para darse cuenta que está presente. Sin embargo, todavía se tiende a pensar solamente en casos aislados o a creer que el racismo es un problema de una minoría. Todavía no se aprecia que el racismo atraviesa inclusive las políticas públicas y que los penosos índices de desarrollo humano en las provincias andinas y amazónicas son también una consecuencia del racismo. 





Debemos señalar también que la legislación contra el racismo ha mejorado mucho en los últimos años, existiendo varios casos de sanciones administrativas contra empresas con prácticas racistas. Sin embargo, todavía no existe una sola condena penal y la mayoría de víctimas de racismo prefiere no denunciar los hechos. 




La Defensoría del Pueblo ha tenido un trabajo valiosísimo de denuncia de casos de discriminación racial. Tenemos también que reconocer la labor de instituciones como Indecopi, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Cultura y, entre las Municipalidades, la Municipalidad de Miraflores. Estas instituciones en varios momentos han tomado decisiones muy importantes para generar un cambio en la mentalidad de las personas. 



Sin embargo, entidades como el Ministerio Público y el Poder Judicial todavía son muy lentas a este respecto. Ni siquiera intervienen frente a delitos flagrantes como las expresiones racistas en las redes sociales. 


2. ¿Por qué un país tan diverso --cultural y étnicamente—como Perú es tan racista?

Porque la diferencia en el Perú han sido motivo de un trato desigual. En medio de nuestra diferencia asumimos jerarquías basadas en el color de la piel, considerando superiores a quienes son más blancos. 

El racismo colonial no fue superado después de la Independencia, sino que más bien se afianzó, cuando los indígenas fueron privados de sus tierras y en cambio se promovió la inmigración europea. Además, el tabú que rodea al racismo ha permitido que subsista sin que se planteen políticas públicas para erradicarlo. No se hizo durante el régimen de Velasco, no se hizo después del Informe de la Comisión de la Verdad. Aún es una tarea pendiente enfrentarlo. 



3. El racismo y la discriminación racial están muy extendidos en todas las clases y grupos sociales. Esta problemática es al final un lastre muy grande para su superación. ¿Hay razones para ser optimistas?


Como decía anteriormente, hay mayor reconocimiento del problema y posibilidad de enfrentarlo también desde el Estado. Ahora tenemos que en el Ministerio de Cultura hay varias personas cuyo trabajo es luchar contra el racismo. Es posible que sus acciones no sean tan visibles o eficaces, pero precisamente se debe promover esto. Esperemos que el paso que dio este gobierno al respecto continúe con sus sucesores.


4. El discurso de que la segregación o discriminación racial –el racismo- es innato, al final puede tener consecuencias prácticas inesperadas. Pues, si al final, ya nacemos así o venimos así “de fábrica”, ¿para qué luchar finalmente contra nuestra naturaleza? El Estado debería evitar intervenir, salvo que una turba racista quiera lincharme. ¿Opinas lo mismo? ¿Somos discriminadores por naturaleza, como afirman algunos científicos?


No estoy de acuerdo con que se trate de algo innato. El racismo es una conducta aprendida. Si hubiera un rechazo innato a lo diferente, los peruanos rechazaríamos a las personas rubias y, en cambio, las consideramos más atractivas. El racismo peruano no es un rechazo hacia lo diferente, sino hacia lo parecido. Aprendemos a despreciar nuestros propios rasgos, a ver a los más blancos como seres superiores. Frente a este panorama, el Estado por supuesto que debe intervenir, porque es un tema de autoestima como país y como personas. 



5. ¿Por qué oponernos a programas televisivos controvertidos como “La Paisana Jacinta”? No se terminará de la noche a la mañana con la discriminación, al prohibir este programa. 

Por supuesto que no terminará por eso pero sí se ayudará a que muchas prácticas racistas en los colegios se corten más fácilmente. Este programa legitima la subordinación de las personas andinas y los estereotipos negativos en su contra. Inclusive, el efecto de este programa en las propias personas andinas es pernicioso, porque terminan desarrollando racismo hacia ellos mismos o hacia quienes consideran más andinos (los que hablan con acento quechua, las mujeres que usan polleras). 


Por otro lado, si los padres y profesores saben que se prohibió un programa de televisión por racismo, tendrán más atención cuando los niños tengan expresiones o actitudes racistas. Lamentablemente, el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Educación han demostrado una notable pasividad al respecto, pues es imposible pretender solucionar un problema tan serio mediante la “autorregulacion” del propio medio de comunicación.


6. Al parecer hay un doble discurso en la gente biempensante y “progre” de este país, pues la sintonía del programa mencionado es muy alta, no obstante hay un cierto consenso de que se trata de una serie discriminadora y tendenciosa. De hecho, las manifestaciones y acciones directas en contra a veces no suelen convocar mucha gente. ¿Cómo explicas esto? 

No creo que la gente “biempensante” o “progre” vea el programa. Su mayor audiencia está en quienes se encuentran en casa a esa hora, es decir niños, adolescentes, amas de casa. De igual forma, debe señalarse que la mayor sintonía de este programa está en los propios sectores que son humillados, es decir personas de rasgos andinos o descendientes de personas andinas. Lo más perverso de esta sintonía es que va socavando la identidad y la autoestima de las personas, pero, también es importante decirlo, responde al interés de muchos peruanos de “desindigenizarse”, como forma de ascender socialmente y triunfar. 

Es verdad que las acciones directas al respecto no convocan mucha gente, pero también lo es que las convocatorias se realizan mediante las redes sociales y estas son muy limitadas, pero crean la ilusión de tener mucho impacto. 

El reto es que la lucha antirracista salga de las computadoras y pase a las calles. 

Playa al Sur de Lima donde se produce discriminación racial

Muchas gracias, Wilfredo, por tu tiempo. 

J. Nicolás GAMARRA Z.


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Racismo y cuerpo en el Perú

Intro

  Como por ahí dijera de modo poético, pero bastante directo Joaquín Sabina: “el Perú es una gran selva de diplomáticos”, es decir, que aparentamos por autodefensa o estrategia convivir, pero ahí donde los intereses son alimentados por elementos de origen étnico-racial no es fácil evitar el insoportable odio racial que nos constituye como sociedad peruana.

  Basta recordar situaciones que la farándula ha potenciado con síntomas de risa o con momentos apócrifos de reprobación pública. Como los episodios de racismo y violencia en que el desadaptado hijo de la reconocida  actriz Celine Aguirre protagonizó en contra de una familia de esposos en un conocido cine de la capital metropolitana. Los comentarios viles y racistas de Gloria Klein acerca de la autoestima y origen social de los peruanos, expresando la superioridad de las clases altas limeñas mezclados con matices de delicadeza. El escandaloso rechazo de la Universidad del Pacífico a Yaqui Quispe Lima, alumna de beca 18, solo por ser de origen andino, o de una condición social que pudiera afectar el prestigio emblemático de esta casa de estudios, alegando una equivocación en la admisión de la ingresante.

   Las simulaciones creadas por el colectivo Dignidad en algunas casas de estudio para comprobar cómo se mezclan estimaciones de racismo con clasismo para diferenciar a los peruanos, y al final negarles derechos en una sociedad presuntamente democrática. Las múltiples discriminaciones que han llegado hasta el maltrato en diversos establecimientos de diversión privada, al imponerse el bendito “se reserva el derecho de admisión” solo para la gente de color blanco. Los casos ridículos como de atropellos que se cometen todos los veranos en las playas cercanas a la capital, cercadas y privatizadaspara la diversión de las clases exclusivas, negando el derecho de ley que obliga a que las playas sean públicas y que todo ciudadano tiene derecho a ellas. O los últimos casos de desprecio e insulto racial a figuras emblemáticas del espectáculo solo por su búsqueda de ser admitidos en ello que llamamos éxito y fama, como lo fue la desaparecida Edita Guerrero, y últimamente el imitador del recordado “Chacalón”, Juan Carlos Espinoza, en el programa de canto “Yo Soy” de Frecuencia Latina.

O de modo inverso los casos de todos los días donde ciudadanos que alcanzan  cierto rango en la sociedad a pesar de origen provinciano adoptan manifestaciones de racismo, y de búsqueda esquizoide de blanqueamiento de la piel y de su cultura, maltratándose entre peruanos, y negando el derecho a opinar, a vivir tranquilo. No está de más asegurar que esta distribución totalitaria de una mentalidad racista, permite la hegemonía de un patrón de bienestar social, llámase burgués-blanco-oligárquico, que imposibilita que los esfuerzos de adaptación de los emprendedores no hallen cobijo cultural en los espacios de poder,- si no es por el dinero- y este se democratice o simplemente se apertura a más actores. Lo más perjudicial  es que estas manifestaciones culturales se encarnan en la forma como se construyen las instituciones públicas, y empresariales, cierran y dividen a la sociedad por ciertos criterios de secta y superioridad cultural-racial. Este es un proceso que viene retornando con fuerza, y que de cierto modo es la razón que explica el porqué hay bloqueos de orden cultural que no permiten la acumulación o conformación de circuitos regionales o proyectos económicos de modo horizontal en el país. La mayoría de los esfuerzos y las innovacionesde las clases populares se hallan solo en el terreno de la promoción de asociaciones de microempresarios, que se ven obstaculizadas con trabas legales y políticas tan pronto se proyectan expansiones económicas de mayor calado. Trabas que son expresiones particulares de una cultura profundamente dividida y etnocéntrica. El racismo es en cierto sentido en el país, una ontología de los cuerpos, y de sus territorios que favorecen la fragmentación, y divorcio material y político entre nuestros varios niveles de poder.

   Pero ¿por qué ha sucedido esto en nuestra cultura? ¿Cuál es la razón interna a histórica de que estamos tan incomunicados de modo humano, aunque tengamos que soportarnos? Y ¿por qué este proceso viene complicándose en todo el mundo, con el regreso del tribalismo, y los odios étnicos-raciales en toda Europa, EEUU, que fracturan el mundo cívico, y la tan condimentada democracia occidental? De la indagación que arranca en estas líneas no esperen hallar forzosamente argumentos sólidamente probados. Lo que ensayaré son nuevos caminos a partir de la observación subjetiva, y corporal de los nuevos actores sociales, y cómo los estados de ánimo nos ayudan a releer la historia. Abro estos claros en el bosque porque creo con seguridad que el modo como se interpreta este problema en la actualidad encubre, no resuelve y a la larga hecha más fuego al rencor que recorre esta actitud.  Que se diga que las recomendaciones que se derivan de estos debates y discusiones insufribles deben acabar en políticas públicas, merecibles pedagogías, y sensibilizaciones masificadas es solo un acto de mera transacción comercial, y no una solución que cambie la actitud hacia los cuerpos que provocan estos guetos de odio, y de constitución del poder.

   Además se debe posicionar un corolario que se debe mencionar como línea maestra. Si hoy en día una preocupación de los demócratas es cómo detener y denunciar esta plaga de ira, que inunda de nuevo nuestra civilización, creo que no hay como comunicarla por medio de la TV, la radio, prensa, internet, no hay que cifrarse esperanzas. Todos estos medios ya son la expresión privatizada, reducida y a la vez fantástica de un mundo que aleja a los individuos y mentalidades colectivas de la realidad, y que a la vez confeccionan las expectativas y necesidades que requiere el sistema de consumo. El deseo y la mecánica subliminal que emplean le quitan seriedad a cualquier mensaje de reflexión y de crítica, pues las personas en un mundo de la información acelerada ya no saben diferenciar entre las fantasías y la realidad. Ha llegado a ser claro que la moral cívica ha sido devorada por el mundo de las autopistas virtuales.  Que todo lo que está afuera, de manera casi instantánea, es solo un ámbito donde prevalece la violencia y la inseguridad en todos los sentidos. La segregación y el espionaje que provocan las redes sociales de cierto modo refuerzan el racismo de la actualidad.

   Empecemos por la segunda pregunta. En el plano mundial, hay ejemplos interminables de conflictos étnico-raciales que se reavivan producto del cambio acelerado que ha producido el mundo de la globalización, la crisis del capitalismo, y la desintegración superlativa de las grandes decisiones de gestión bajo el control de las sociedades. La premisa de la que parto es la razón actual de la desintegración del sistema moderno-europeo de poder hay que buscarla en el modo como se ha producido su ideal de superioridad, y de hegemonía política. En cierto sentido, tenemos que demostrar que estas escaladas de civilización y de producción de sociedades con mejores niveles de organización han sido producto de la distinción binaria entre luz y oscuridad. En algún momento del tiempo, hubo la necesidad de superar la supuesta oscuridad de violencia y barbarie en que se hallaban las sociedades, sumergidas en la naturaleza. Una de esas maneras, fue el monoteísmo y la distorsión que significó concentrar lo sagrado en una personificación autoritaria y distante, que arrebató animismo al mundo y a todas sus criaturas. De cierto modo, esta secularización del animismo en el plano psicológico fue el resultado de un odio terrible, de un sueño de poder y de venganza que despotenció al cuerpo, lo desvalorizó e hizo recaer la vida buena en ideal de abstinencia y de control rígido de los sentidos. Solo en una cultura despreciada e incomprendida, de los desiertos y resentida pudo surgir un ideal tan maligno de sueños de gobierno y dictadura de lo esencial. El mana y los mitos acabaron con la decadencia de una luz de racionalidad contra el espíritu.

   La otra manera acontece de una gran perplejidad, así como de una gran debilidad. Cuando el caos provoca miedo aparecen los grandes pensadores, los desnaturalizadores de la tierra. La verdad no ha sido el remedio a una situación de desgobierno y frustración, sino el síntoma de un exhibicionismo y arrogancia, por interpretar mal los movimientos del mundo. La verdad de la que partieron Sócrates, Platón, Aristóteles  de todos los demás impotentes del saber, es la verdad de aquellos que no se sintieron bien en un mundo de excesos y festividad. Es el ideal de los que quieren controlar la vida solo por el hecho de que el caos los sobrepasa. Grecia si bien ha sido el amanecer de las ideas que supuestamente siempre han levantado al mundo de las guerras y la violencia ya era de cierto modo una sociedad que se sentía la luz en relación a todo el oscurantismo que la rodeaba. Su proyecto que parte de la música, la memoria y de un arte trágico como festivo degeneró en el poder de aquellos que hacen del miedo a morir, y a perder su épica sagrada en una tecnología de escribir y de inventar imágenes que han detenido el ideal de vida de los pueblos. Su poesía y retórica es un escape  a la naturaleza, sobre la base de una imaginación y curiosidad teorética que acabó en la vejez y la muerte del mundo eurocéntrico: su caballo de Troya actual. De cierto modo los espartanos eran algo diferentes.

   Pero estos ideales de luz y control, solo pudieron significar en sus inicios, orden, armonía, bienestar, felicidad, democracia, libertad, educación y conocimiento. Y todo lo que era oscurantismo era barbarie, anarquía, ignorancia, superstición, locura, fetidez, y por qué no irracionalidad instintiva. En el algún momento del tiempo estas actitudes y creencias de lucidez dieron fundamentos a un mundo racionalizado, histórico, tecnificado, organizado sobre la base de estados represivos, al que llamaron luz, la cúspide de la civilización. Israel y Atenas se hallaron de tal modo, que vaciaron la savia de la vida de la que partieron los programas de desarrollo y progreso ilimitado, a la que llamaron plusvalía. Su poder actual no puede continuar si no succiona las ganas de vivir, si no sitia la vida y la desanima, si no corrompe todo aquello que promete de modo educado y salvífico. Sus refinados modales, su diplomacia, su humanismo risueño que han encarnado en cuerpos y en un canon estético del deseo que oculta su gran soledad, y su gran incapacidad para amar con pasión e intensidad, han sido sedimentados en la idea criminal que su raza blanca caucásica, y su ideal de cuerpos es la expresión de una hegemonía interminable sobre el mundo que sufre los riesgos de la corrupción y de la fealdad del terrorismo. Su gran miedo es que lo sagrado y lo mítico descubra sus desiertos. Ahora intentan rencontrarse con aquello que sus sueños de poder y revolución les quitaron. A eso lo llaman turismo, o rebelión postmoderna.

Biopoder en los Andes

   En el nivel interno la dinámica es un juego de espejos más complicado. El Perú y su pasado ha sido el producto de una gran humillación cultural, y corporal. Más que el abuso y la explotación los antiguos murieron por ver secuestrados sus deseo de creer, y porque sus dioses y huacas los abandonaron. El cataclismo interno que vivió la psicología de los andes, fue nefasto.  Alimentó el gran trauma, escepticismo y a la vez desarraigo sensorial que nos ha constituido como nación y proyecto de sociedad, y que han vivido todas las esferas sociales de la sociedad. Ya en el mundo precolombino existía mucha violencia y brutalidad. Nuestro territorio era un medio complicado que exigía mayor fiereza y sentido de la unidad que otras culturas. No éramos unidos, sino fragmentados. Lo que heredó la Colonia y el futuro ha sido una tierra donde hay sensaciones inculminables como amenazantes, donde el ser pleno es una promesa que jamás se ha visto reflejada en nuestra organización social, sino que se ha quedado encerrada en un gran misterio, terror y rencor osificado que ha devenido en anomia e incomprensión esquizoide. Nuestro ideal de organización y de reordenamiento social ha sido la banalidad del que nunca habla claro, y del que busca las alcantarillas para ser lo que es. La luz solo ha sido una mentira bien decorada que nadie ha cuidado y respetado: la devoción, la república, el socialismo, la democracia, y hoy el liberalismo a medias. Todos estos ideales y narraciones han sido refugios deshonestos para la terquedad por no vivir juntos, y proyectos donde el poder ha sido nuestra única condición de vida.
   Y el cuerpo ha sido ese locus donde ha crecido el poder. En la luz un gran racismo, que al igual que Europa ha sido el pretexto para negar lo que le aterra, y que ha servido para que las periferias del espíritu no se sientan bien con su piel y formas vitales. El racismo ha sido una forma de diferenciar, de construir servilismo, e introducir esa idea que viene de antaño de que la vida es dura, no hay amor, y que solo hay que sobrevivir con honor. Desde que hemos existido como sociedad, el racismo ha sido la marca que nos ha divorciado y que no ha permitido construir un Estado resultado de la conexión y acumulación de las emociones que casi nunca han salido. Con el tiempo un alma colectiva que no saca nada hacia afuera, y que recurre a la adicción y a la violencia para desahogarse e irse del mundo se ha manifestado en proyectos de poder, donde el presupuesto para solventar el orden social ha sido avergonzar  a los peruanos, a los andinos y a las culturas subordinadas que sus cuerpos y deseos son enfermizos y feos. La estética que ha formado esta idea, es la estética del que es capaz de negarse como singularidad por hallar una satisfacción que nunca llega en el acriollamiento del que busca la modernidad, y las formas del gusto que las élites y Europa han incrustado desde antaño.

   Pero nuestra oscuridad en una cultura pública separada por diques de desprecio y negación de la vida, ha estado acompañada en lo privado de una gran atracción anárquica producto del odio y la desolación que produce la hipocresía civilizada. Nuestro deseo es, a pesar de las grandes esperanzas de amar y ser amado, un jardín secreto de trasgresiones y traumas sexuales, donde el erotismo actual y del pasado ha merecido nuestra vergüenza, de nuestros cuerpos y de lo que ellos encarnan como personalidad y cultura. Nos deseamos todos de manera cínica, constituyéndose un placer que solo es la conquista de manipulaciones y de calumnias, donde nuestro calor y juegos requieren los silencios para colisionar con el cuerpo de lo que se desea y a la vez se rechaza. El racismo es en el Perú una forma de control de aquello que se desea controlar para abusar de él, de aquello que se etiqueta que no debe vivir su propio cuerpo ni formar su propia experiencia de sexualidad. De arriba abajo el racismo es una treta para evadir el gran deseo que nos despierta una debilidad como el poder. La decencia y la moralidad corporativa que nos acompaña el día de hoy encierra un deseo no liberado, no institucionalizado, donde el mundo privado del que se precian los géneros es una postergación constante, una ilusión que solo se contenta con instantes de descontrol y embriaguez. El racismo nos erosiona y nos esconde, y a la larga es la única forma más estable de sentido, ahí donde cunde la ignorancia, la obsolescencia y la brutalidad de la existencia peruana.

Playa al sur de Lima donde se da discriminación

   Pero el racismo no es fácil de desactivar. Ha sido y es el pretexto para sembrar el odio visceral y transfigurarlo en proyectos de poder. Ahí donde las personas y sus mundos de la vida se ven divorciados de los sistemas políticos a los que poco hacen caso, la raza es una forma de hallar seguridad, apariencia y por qué no organizar nuevas tribus. La clase ha sido una forma de encubrir este viejo debate, pues la democracia y la política quisieron llevar el antagonismo por otro lado hasta tener arruinadas a nuestras mentes al regresar al etnocentrismo, para dividir y crear simulaciones y seudorevoluciones como en el pasado.

Alternativas / salidas

   Si se desea derribar el poder hay que partir de una premisa muy sencilla. El poder ha controlado y controla nuestra percepción sobre nuestros cuerpos de tal modo que modela y usa nuestras sensaciones contra nosotros mismos. Avergonzarse de lo que llevamos ha sido un modo astuto de ingresarnos miedo y prohibición. Lo sagrado puede morir y resurgir si se replantea esa vieja idea cartesiana y muy británica de que el interior nos da equilibrio, y que la razón es un instinto que nos permite no ser destruidos por nuestros propios fluidos. Ir en contra de esa idea, es decir llevar hacia afuera todo lo que late en nuestra piel es el santo y seña de cómo derribar la fuerza del poder que es esencialmente distorsionar nuestros deseos y afectos. El racismo morirá si matamos el mundo privado, y las emociones sinceras saliendo lo reencantan, pues todo es materia muerta y saqueo indiscriminado. Y ese papel le corresponde con mayor vigor a la sexualidad. Pero no como objeto de poder, sino con entrega y dispuesta a darlo todo. Solo así se reconectará con el amor, y el racismo, como el sexualismo vacío hallarán coherencia y gratificación creativa.

   Hoy el mundo se atreve a todo pero aún en el mundo privado. En ese sentido es más la creencia de que el otro es solo un cuerpo, una raza sobre la que hay que ejercer dominio y placer. La hegemonía del poder se tambaleará entre otras cosas si lo sagrado y los cuerpos se vuelven a encontrar. Oponer el erotismo, lo pornográfico, y las distinciones más desenfrenadas en contra de un amor que se piensa escaso y gaseoso es a fin de cuentas rendir culto a las razas que más despiertan nuestro deseo, y caer en el padecimiento más democrático. Los varios cuerpos hay que vivirlos en la mayor pluralidad y creación posible, solo así no habrá rivalidad. Pero esta vivencia es un algo que cada pueblo debe sentir sin modelos y presiones. Pues de estos elementos depende la reconciliación de las personas y sus vidas afectivas con el mundo de las instituciones y la técnica más amplia.
   En nuestra cultura este desafío es complicado como discordante. Corroer el odio que existe en nuestra historia psíquica depende más que de un atrevimiento  que de una nueva fe en las cosas y en las criaturas que nos rodean. Si alguien se atreve a seducirnos nuevamente como país, será alguien que despierte mucha esperanza como miedo. Y lo hará desde aquello que moviliza nuestros apetitos e inconformidades, pero eso es un peligro, como ahí  donde reza la salvación.
                                                                   Ronald TORRES BRINGAS


Protesta frente a un canal de TV en abril 2014.



El racismo de los dominados


Aquí ya no más la vergüenza por la piel.

Subcomandante Marcos





No te disfraces, 

no te acomplejes: 

eres precioso 

porque eres diferente 

Los Prisioneros





Racismo: ¿Cuál racismo?



   El racismo no es un fenómeno unívoco y exclusivo de las clases más acomodadas y nice de este país. Aunque históricamente tenemos memoria de una República de españoles, étnica y racialmente homogénea por un lado, enfrentada desde el poder, con una República de indios, secularmente explotada y subordinada.


   Según Pierre Bourdieu, la violencia simbólica es un proceso mediante el cual un discurso dominante (en este caso el prejuicio racial) se internaliza en el imaginario de los dominados, y se cristaliza de una forma “legítima” debido a los espacios de reproducción social y cultural (familia, escuela, los mass media), de tal manera que los dominados asumen su rol –previamente establecido– de una forma tácita y casi inconscientemente. No obstante, el “racismo” se da en todos los sentidos y direcciones. Recuerdo el caso de una amiga artista, esbelta y de tez blanca. Estudió en un colegio estatal de Salamanca, su barrio, porque sus padres no podían pagarle uno privado. Ella me contó que las niñas, de rasgos andinos y de tez trigueña, la hacían objeto de burlas y discriminación por el hecho de ser la única "blanquita", esto es era una outsider en un espacio hegemónico y violento. Más o menos lo contrario me pasó una vez en un colegio privado de Monterrico, cuyo director era un emigrado rumano masón. El objeto de las puyas esta vez fui yo. Mi salida fue recurrir a la violencia nada simbólica (un buen gancho de derecha a la cara rubicunda del agresor). Obviamente, no pude eludir el círculo deletéreo de violencia y prejuicio.



   Desde la sociología de la literatura, la narrativa peruana de la segunda mitad del siglo XX, en especial la llamada narrativa urbana asume como uno de sus temas recurrentes el prejuicio racial y la discriminación a la población mestiza y de origen andino. Siguiendo en este punto a Mijail Bajtin, nos damos cuenta de que el discurso literario no es un recipiente hermético, sino que se entreteje con otros discursos y es interpelado, a su vez, por la conciencia ideológico-social, es decir por el imaginario social. De esta manera, los personajes de las obras de Vargas Llosa, Ribeyro y Bryce, entre otros autores, son interpelados, conscientemente o inconscientemente, por el imaginario de la clase media y de la oligarquía, reflejando, cuando se da el caso, un profundo racismo y un prejuicio extendido contra la población indígena o de origen andino. El cuento Alienación de Julio Ramón Ribeyro, escrito en 1975, es un ejemplo claro de este proceso. Los personajes del zambo Boby López y de la miraflorina Queca son retratos estereotipados es cierto, pero a la vez una especie de alter egos de dos clases sociales antagónicas mediadas por relaciones de poder y jerarquizaciones omnipresentes. De esta manera, el arribismo, la discriminación y el racismo se tienden puentes y son marcas de fábrica de una sociedad profundamente jerárquica y violenta. Muchas de estas obras literarias tienen más de 40 años de publicadas pero siguen siendo vigentes.



   Me viene a la memoria una investigación que hice el 2005 sobre pandillas de El Agustino (Ancieta Alta). A la hora de elaborar el estado de la cuestión, me topé con un trabajo de Martín Santos donde le hace una entrevista a un joven pandillero de un barrio urbano-marginal del Cercado. El joven cuenta que su familia lo matriculó en un colegio de Jesús María con el fin de que siguiera la secundaria. Como le gustaba "recursearse" desde niño, vendía golosinas en los carros; pero un día alguien del colegio lo vio en su actividad. El joven relata la profunda vergüenza que sintió cuando el seudoeducador quien lo tenía a su cargo lo discriminó en plena clase diciendo: “este colegio ya no es lo mismo”. El muchacho se convirtió ipso facto en el centro de las miradas de sus compañeros. Está de más decir que el joven en mención no terminó la secundaria en ese colegio. De hecho jamás volvió. ¿Qué debería hacerse en este caso? Una reeducación y lo que se conoce como un desaprendizaje, empezando por el profesor o seudoeducador, aunque una lobotomía cerebral podría también ayudarle.



Cholo soy ... y no me compadezcan


El síndrome de Michael Jackson es referido por Gidens en su libro Sociología. Este habla de un estudio realizado en EEUU con niñas blancas y negras, quienes jugaban con muñecas blancas y negras. Los investigadores averiguaron que tanto las niñas blancas como las negras tendían a preferir las muñecas blancas. En nuestro país, debido a la violencia simbólica y al prejuicio imperante, muchos niños mestizos tienden a identificarse como blancos. Asimismo aquellos asumen actitudes y conductas discriminatorias en contra de gente que no es blanca. Surge entonces el cholo con plata que cholea a todo el mundo, incluyendo a los cholos misios. Esta mistificación no es unívoca ni hace víctima favorita a la clase media. Aunque se ha señalado su tragedia. A este respecto Sebastián Salazar Bondy escribió, refiriéndose a las familias oportunistas, en Lima la horrible hace más de 4 décadas: “La voluntad de vivienda, confort o educación se torna (...) en voluntad de ascenso social. Voluntad, pues, de desclasamiento. La aspiración general consiste en aproximarse lo más que sea posible a las Grandes Familias y participar, gracias a ello, de una relativa situación de privilegio. Este espíritu (arribista señalamos nosotros) no es exclusivo de la clase media. El pueblo entero, aun su masa más desdichada e indigente, obedece al mecanismo descrito. Y por una razón clara: cuanto más inestable es el status, más vehementemente se desea alcanzar la estabilidad. Y por cualquier medio”.



   Ciertamente con el llamado fenómeno de globalización, y gracias a los mass media y las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC), se ha impuesto una cultura hegemónica, o mejor dicho un paradigma de cultura o way of life. Desde la perspectiva de los teóricos de la política de la diferencia, confrontada con la política de la dignidad igualitaria, este hegemonismo político-cultural constriñe e invisibiliza las identidades culturales particulares y el potencial de moldear y definir nuestra propia identidad, como sujetos autónomos. Sin embargo, nosotros pensamos, desde una posición libertaria, que históricamente esto se ha venido dando entre nosotros, teniendo como marco jurídico y político un estado unitario abiertamente etnocéntrico y jerárquico. Solo pensemos en ese dato terrible del Informe Final de la CVR de que el 75 % de los muertos y desaparecidos de la violencia política 1980-2000, son quechuahablantes y localizados en los departamentos más pobres de la Sierra Sur. Es decir, los que más sufrieron la violencia criminal, ya sea de SL y sobre todo de las fuerzas del Estado peruano, fueron campesinos pobres, serranos y quechuahablantes y sin ninguna representatividad política.



   No somos ingenuos. Este orden de cosas no cambiará de la noche a la mañana. Tampoco se extinguirá la discriminación racial y/o el prejuicio racial en este país, si desaparecen los programas de televisión supuestamente racistas. Ciertamente, hay una relación directa entre los medios de comunicación de masas y los centros de reproducción social. El Estado democrático de Derecho es una entelequia. Una normativa en contra de la discriminación racial y de toda índole no puede hacer mucho si el prejuicio está tan extendido, si es pluriclasista y, sobre todo, si llevamos el racismo (sistema ideológico) tan internalizado. Nosotros, como se comprenderá, no esperamos nada del poder político ni de élites representativas. Pero sí pensamos que una autovaloración y aceptación positivas, desde la afirmación creativa de una individualidad completamente en pugna con el poder (recordemos aquí la frase de Foucault “No os enamoréis del poder”), ciertamente son necesarias. 



J. Nicolás GAMARRA Z.



El racismo: Una grave enfermedad universal[i]

   Perú no es el único país del mundo con la existencia histórica del racismo. Se puede decir, con toda franqueza, que desgraciadamente es un fenómeno internacional. Hasta puedo confirmarles que la teorización de esta ideología repugnante (darwinismo social),  viene de los sociólogos racistas de una de las más famosas y “prestigiosas” universidades de gringolandia (U.S.A): Universidad de Harvard (*).

   En el Perú, sabemos muy bien, que desde la llegada de los conquistadores españoles, el racismo ha estado con nosotros. Imposición ideológica del cristianismo por parte del poder imperial (considerando a los nativos “inferiores”), no hubiera podido ser exitoso sin la fuerza y la matanza de los indígenas originarios. Y desde entonces no solamente se da por parte del estrato blanco/criollo, sino que existe por parte del mismo estrato de los indígenas y “cholo/as“, hacia los costeños. Pero obviamente, es mucho más fuerte y repudiable por parte de la minoría de  clase alta criolla hacia el resto de la sociedad mestiza.

  Justo luego de la primera ronda del circo electoral del 10 de abril de 2011, hemos sido testigos de estos rasgos prejuiciosos y hostiles contra Ollanta Humala por parte de los ignorantes usuarios dentro la red social llamada facebook o Twitter.  Aquí no considero necesario repetir ninguna de estas frases repugnantes, como fue mostrado en forma didáctica por César Lévano, el director de “La Primera” (analizando este fenómeno correctamente, dice que tiene “un trasfondo fascista”);  o por el psicoanalista Jorge Bruce (cuando  dice sutilmente  “el retorno de lo reprimido con el retorno del oprimido”) en La República.

   ¿Cómo solucionar esta lacra social que ensucia el espíritu de los jóvenes? Solo con educación progresista/humanista, por supuesto. Pero como  anarquistas tenemos que reiterar aquí y siempre  que no podemos esperar nada ni del Estado ni de los medios de comunicación masiva (sea radio, televisión o prensa escrita) porque casi todos están en manos de la clase dominante que es, de algún modo, sumamente racista. Ni modo. Nos quedan poquísimos recursos alternativos para educar a las próximas generaciones. Nuestra lucha obviamente no es solo contra los explotadores capitalistas (“local/nacional“ o “extranjero“), sino contra todo tipo de imbecilidad sociocultural, sea en forma racista, machista (sexista) o sentimientos homofóbicos. La lucha es larga y dura. No podemos dar ninguna tregua a las fuerzas reaccionarias existentes.  

¡Abajo al racismo y los racistas (fascistas disfrazados)!

¡Viva la dignidad humana!

PaYmaN PieDaR    

(*) No debemos olvidar que en el mismo Estados Unidos aunque por ley el racismo “desapareció” hace décadas; o mejor dicho que no es políticamente correcto hablar sobre la existencia de discriminación racial, o hablar sobre el color de piel de las personas en público (con todo la lucha que llevaron adelante los dos personajes famosos de Martin Luther King y Malcolm X, en la década del 60 del siglo pasado y por la misma razón, ambos asesinados por el F.B.I) ,pero en la realidad el racismo está institucionalizado y se manifiesta en toda esfera socioeconómica y cultural de la sociedad estadounidense. ¡Está asquerosamente muy vivo!         





[i] Artículo originalmente publicado en el número 2 del periódico ácrata Acción Directa, de la región peruana.





Acomplejados y resentidos


   En los últimos meses, frente a las diversas denuncias sobre racismo en el fútbol, las redes sociales o los medios de comunicación (especialmente por el retorno del nefasto programa La Paisana Jacinta), diversas personas han tildado a los denunciantes como “acomplejados”, negando que exista racismo en el Perú o declarando que protestan frente a bromas intrascendentes. Hilaria Supa, Mónica Carrillo, Tulio Loza, Reynaldo Arenas, varios futbolistas y este amable cronista han recibido el epíteto de “acomplejados”. 





   Una de las características más marcadas del racismo peruano es la negación del problema. En este caso, los que llaman “acomplejados” a quienes denuncian el racismo pretenden negar un problema social y convertirlo en un problema individual y psicológico. La supuesta víctima es en realidad un paranoico, que encuentra racismo en todas partes o alguien exageradamente sensible, que considera que muchas situaciones inofensivas tienen una intención racista. A las agresiones racistas se añade entonces la acusación de tener un desequilibrio mental, que, curiosamente, sería responsabilidad de quien lo padece, pues se estaría autoimponiendo sentimientos negativos. 





   En el fondo, "acomplejado" se ha convertido en el término que usan los racistas para referirse a la víctima que rechaza el maltrato. Lo que esperan los racistas es resignación y sumisión... y ante el desconcierto que sienten ahora que encuentran cada vez menos estas actitudes, pretenden descalificarlos. 





Ahora bien, hace décadas yo escuchaba más bien otro término, "resentido", para referirse a quien se encuentra disgustado por las diferencias sociales. Quienes califican a otro como “resentido” consideran que no existen realmente problemas como la explotación o la injusticia social y que el verdadero problema está en la mente del “resentido”, un amargado, alguien que no ama a su país. Inclusive se le acusa de tener tendencias autodestructivas, porque no sabe aprovechar las oportunidades que el Perú le brinda. Para quienes piensan así, el Presidente Velasco fue el ejemplo más evidente de “resentido”





   Reducir el racismo a un problema psicológico permite negar situaciones evidentes, como las sogas que colocaban los veraneantes de Naplo y Ancón hasta hace unas semanas. Se señalaba que no era por racismo, sino para evitar que otras personas llevaran alimentos. Solamente cuando mostramos en fotos que inclusive se colocaban sogas en el mar, donde nadie lleva alimentos, se pudo desmentir esta afirmación.




   De igual manera se acusa de acomplejados a quienes critican los programas del Canal Plus o los anuncios comerciales donde aparecen solamente personas de rasgos europeos. Se dice que no es por racismo, sino porque se dirigen a un público de estos rasgos. Sin embargo, esto no es cierto, como tampoco en lo que se refiere a los programas Combate o Esto es Guerra que tienen los mismos parámetros estéticos. Es interesante cómo aún personas que se pronuncian contra el racismo, pueden acudir a la negación o inclusive la agresión cuando se enfrenta a actos racistas vinculados a su entorno cercano, como la publicación de un aviso racista por la entidad a la cual pertenecen. 


El “acomplejado” puede tener una buena posición económica o buena educación, pero continua incubando sentimientos paranoicos, sintiéndose agredido por palabras o imágenes que siempre han existido en el Perú. Julio Álvarez analiza lo que está detrás de este término: “Cuando el discriminador me tilda de ´acomplejado´, pretende además arrebatarme mi dignidad. Cuando el discriminador me dice que ´solo es una broma´, pretende decirme que carezco de sentido del humor. Cuando el discriminador me dice que ´no tienes correa´, pretende acusarme de carecer de habilidades sociales, que soy insuficiente, anti-social, que soy intolerante. En suma, es un juego diabólico donde el discriminador pretende ser jugador, juez y ser el único que cuenta con fichas.”


Geraldo Flores precisa además que el discriminador se refugia en decir que es una broma o en ridiculizar a la víctima cuando se ofende porque él “no es capaz de enfrentar en serio la agresión que comete” y por eso “tiene que recurrir a vericuetos verbales escapatorios”. Él añade que “eso no es otra cosa que cobardía mezclada con miedo a lo que no sea como uno”.


   Cecilia Wong además indica el contexto en que se actúa con racismo “Lo podemos plantear también similar a la dinámica del mobbing (o acoso laboral) donde la persona acosada es un chivo expiatorio y quienes le acosan son del tipo narcisista, del tipo paranoide o bien del tipo psicopático. El tema de fondo es que acosan porque se ven amenazadas”. Este análisis sobre por qué se discrimina es fundamental: en sí la diferencia (étnica, de orientación sexual, de lugar de origen) es vista por muchos peruanos como una amenaza. Inclusive, en ámbitos académicos, le ocurre a quien tiene un origen diferente (en términos más sencillos, quien no es de la argolla).


   En el Perú, todavía nos queda un largo camino para aceptar las diferencias… y para aceptar que todavía somos intolerantes a las mismas.


Wilfredo ARDITO VEGA



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CONVOCATORIA - JOIN US
ARTÍCULOS O ENSAYOS SOBRE
EL ESTADO Y DEMOCRACIA PERUANA EN EL CAPITALISMO ACTUAL

1. Convocantes: La Comuna es expresión de la incesante necesidad de entender y explicarse las realidades desde una perspectiva crítica y desde el lado de la no hegemonía. Es una trinchera del pensamiento libre y la posibilidad del sueño humano, siempre humano.

2. Objetivo: Examinar las transformaciones del  Estado y la democracia peruana en el capitalismo actual.

3. Participantes: Para el segundo número de La Comuna la participación es abierta a las diferentes disciplinas y/oficios de las ciencias sociales. Los artículos o ensayos enviados (solo podrán enviar uno) serán revisados y seleccionados por el comité conformado por dos profesionales de las ciencias sociales.

4. Características de los artículos/ensayos: Deben tener una extensión máxima de 3 hojas a espacio y medio. El lenguaje tiene que ser sencillo, directo y estar vinculado a la temática objeto de la convocatoria. La letra será arial 11.

5. Fecha de envío: Los interesados enviar sus artículos hasta el 15 de mayo del 2014 al correo de:

researcher_social@yahoo.es

6. Forma y fecha de publicación: los artículos/ensayos seleccionados serán incluidos en el segundo número del periódico, en su versión impresa que será publicada la última semana de mayo del presente, e incorporados al blog del periódico. Además se hará una presentación del periódico en espacios públicos.

6. Consultas y/o dudas: 

antonioromero99@yahoo.com

researcher_social@yahoo.es