LA CRISIS SANITARIA POR EL COVID-19 LA PAGAN LOS POBRES Y LOS TRABAJADORES. ¿Y
LOS
RICOS Y LOS GRUPOS ECONÓMICOS?
En el Perú tenemos, por
un lado, un 0.5 % de ricos que alcanza a “más de 17 mil millonarios en nuestro
país. Unos 880 peruanos con más de 10 millones de dólares. Otros 300 con más de
30 millones de dólares. Alrededor de 37 peruanos con más de 100 millones de
dólares. Y al menos 5 con más de mil millones”[1],
llegando según Forbes
a 6 con más de mil millones (Carlos Rodríiguez
Pastor, Vito Rodríguez, Ana María Brescia Cafferata, Eduardo Belmont Anderson,
Eduardo Hochschild, y Jorge Rodríguez Rodríiguez);
y por otro lado, “40% de la población (alrededor de 12 millones de personas)
vive con un ingreso personal de entre US$ 4 y US$ 10
diarios”[2], 6 millones 593 mil
peruanos siguen viviendo en pobreza (20.5 % de la población[3]), 73 % trabaja en
empleos informales; 7 millones[4] (22.3 %) no tienen
servicio de agua potable en el Perú, y un aproximado de 1 800,000 familias
no
cuentan con una vivienda o habitan una precaria[5]. Esto muestra no solo la profunda y extendida desigualdad social que en el
2017 habría llegado a 0.81, comparado al
0.43
que reporta oficialmente INEI (1 en el índice GINI expresa la perfecta
desigualdad de un país), sino la inmensa exclusión social estructural sobre la
que se ha erigido el inventado neoliberalismo peruano que hace que sus
“avanzados” grupos económicos tengan licencia estatal para acumular demasiado y
distribuir casi nada, y sí socializar sus
pérdidas de sus juegos en las ruletas financieras (con nuestro dinero) como nos
muestran
las AFP.
Así, los millones del
pobretariado y del independetariado, vivientes y sobrevivientes que
viven en la precariedad de derechos garantizados, recortados y negados por el
Estado y los grupos económicos, y la exclusión social y económica del exitosísimo
modelo exportable peruano y aspirante a la OCDE, se develan claramente, gracias
a un microscópico virus, los conocidos límites del inexistente neoliberalismo peruano.
No obstante, por un lado, esta crisis no la están pagando los que más tienen
sino los pobres, muchos de los
cuales tienen que quedarse en una casa de esteras, madera o triplay, sin agua,
y con hambre. Si
bien los 380 soles en este primer tramo están llegando a casi
4 millones de personas a quienes de seguro aliviará en algo las necesidades y los
estómagos, la crisis muestra
la exclusión estructural y los márgenes en la que viven millones de los cuasi
ciudadanos del Perú; mientras que, por otro lado, la liberación de la CTS, la
suspensión del pago al sistema de pensiones y la liberación de 2000 soles de la
AFP afectan directamente a la clase trabajadora que viene costeando la crisis
con sus ahorros y su jubilación en un acto patriótico que lleva a uno a entonar
repetidamente el “Contigo Perú”
del Zambo Cavero. En tanto, las AFP pierden miles de millones de los
asegurados; y el Estado costea la crisis con el dinero de los pocos impuestos cobrados
sin mirar los miles de millones no cobrados por los privilegios tributarios (y
evasión) de los sectores económicos minero, financiero, aseguradoras,
agroexportador, pesquero y aéreo. Es decir, esta crisis la pagan la clase
trabajadora, el pobretariado y el independetariado.
No obstante la emergencia
sanitaria, la desigualdad social, la exclusión
estructural y la concentración de riqueza, este gobierno y Estado que ha
ampliado la ley de promoción agraria hasta el 2031 y los beneficios tributarios
al sector minero y de hidrocarburos, que hace uso de la ley de activos críticos
y los estados de emergencia para garantizar los intereses de la clase
empresarial minera, que evita discutir la ley general de minería; apela a la
solidaridad de los bancos para que no cobren intereses en tiempos de COV-19 por
lo que es entendible que cuando le preguntan los medios internacionales sobre
la propuesta de un impuesto a las fortunas en el Perú Vizcarra, al igual que la
ministra del MEF, vuelven a hacer un llamamiento a la solidaridad de los
millonarios: “sobre grandes fortunas que puedan haber en algunos grupos
económicos en el país y que puedan también colaborar como todos estamos
haciendo para poder salir de esta crisis (…) hemos dicho desde un principio que
el principal valor que necesitamos ahora de la sociedad es la solidaridad”[6].
Pos-COVID-19
se abre el momento político oportuno para poner en cuestión el modelo
neoliberal dominante con una serie de
perversiones y fallas, que terminan generando alta
concentración de riqueza, alta desigualdad y alta exclusión y que requiere
urgentemente ser cambiado.
Soc. José
Antonio Lapa Romero
5 de abril de 2020
[1]
Riqueza y desigualdad en el Perú: vision panorámica. 8 de febrero de 2019.
Consulta: 5 de abril de 2020
<https://peru.oxfam.org/latest/policy-paper/riqueza-y-desigualdad-en-el-per%C3%BA-visi%C3%B3n-panor%C3%A1mica>
[2]
OXFAM. Para no retroceder. Realidad y riesgo de la desigualdad en el Perú.
Documento de Trabajo Perú N° 1 2015. Consulta: 5 de abril de 2020
<https://peru.oxfam.org/sites/peru.oxfam.org/files/file_attachments/Documento%20Peru%20%281%29.pdf>
[3]
Según INEI los pobres en el país son los hogares cuyo gasto per cápita no llegó
a cubrir una canasta basicabásica calculadao
en 344 soles. Consulta: 5 de abril de 2020 <https://rpp.pe/economia/economia/pobreza-pobres-dinero-donde-pido-prestamos-quienes-y-cuantas-personas-son-consideradas-pobres-en-el-peru-noticia-1191046>
[4]
LA REPÚBLICA. Más de 7 millones de peruanos sin agua potable. 13 de marzo de
2020. Consulta: 5 de abril de 2020
<https://larepublica.pe/sociedad/2020/03/13/coronavirus-peru-mas-de-siete-millones-de-peruanos-sin-agua-potable/>
[5] RPP. Perú es el tercer
país de Latinoamérica con mayor déficit de viviendas. 2 de diciembre del 2016.
Consulta: 5 de abril de 2020 <https://rpp.pe/economia/inmobiliaria/peru-es-el-tercer-pais-de-latinoamerica-con-mayor-deficit-de-viviendas-noticia-1014065>
[6] Vizcarra da balance del coronavirus en el
Perú. 3 de abril de 2020. https://www.youtube.com/watch?v=z7yPl05vh0Y
Extraído de https://www.jw.org/es/biblioteca/revistas/atalaya-2017-numero3-mayo/quienes-son-cuatro-jinetes-apocalipsis/ |
Apocalypse
Now?
En el
imaginario colectivo no son muy lejanas las imágenes de las largas colas y el
desabastecimiento general de los productos básicos, durante el último periodo
del nefasto primer gobierno de García Pérez. Solo unos cuantos elegidos se
mantuvieron en sus burbujas de confort y normalidad. La anomia social y la
desestructuración fueron los signos distintivos de esa época (fines de los 80 y
primera mitad de los 90) y hoy, ad portas del Bicentenario, una pandemia nos
lleva a reflexionar sobre la precariedad de la existencia y la insana ilusión
de pretender vivir en una burbuja de confort, estabilidad e hiperconsumo,
mientras millones de personas son excluidas de los beneficios del sacrosanto
“progreso” y se convierten en seres humanos residuales (en una sociedad líquida
de desechos, como diría Bauman).
Los
altos funcionarios del gobierno peruano nos advierten que el sistema de salud
estaría a punto de colapsar si no respetamos el estado de emergencia y las
recomendaciones. Los tecnoburócratas nos quieren hacer olvidar que el sistema
de salud pública en el Perú está colapsado desde hace mucho. La OMS recomienda que el promedio de
inversión en salud sea el 6 % del PBI. En el Perú, la inversión
gubernamental representa el 3.5 % del PBI y se trata de una de las más bajas de
la región[1]. Nuestro país tiene 13
médicos por cada 10 000 habitantes[2], muy a la zaga de otros
países latinoamericanos. No somos apocalípticos si damos cuenta de la gravedad
de la situación en medio de la paranoia (muy real) y el pavor generalizados.
Como
en la película Blue Velvet, de David
Lynch, las grietas y las disrupciones que trastocan nuestra confortable y
apacible realidad cotidiana son inevitables y contundentes a veces, y nos
pueden servir para tomar conciencia de que necesitamos ser empáticos y tener
una mirada holística, menos unilateral y cómoda. No debemos soslayarlas para
develar la “dichosa interconexión para todos”[3] de la que habla el poeta
budista norteamericano Gary Snyder.
Tal
vez esta crisis nos sirva para desarrollar oportunidades y fortalezas en medio
del pánico y la incertidumbre: “Pero
quizás otro virus ideológico, y mucho más beneficioso, se propagará y con
suerte nos infectará: el virus de pensar en una sociedad alternativa, una
sociedad más allá del estado-nación, una sociedad que se actualiza a sí misma
en las formas de solidaridad y cooperación global”[4].
Los
políticos y los tecnócratas iluminados –por más apocalípticos y dramáticos que sean– nunca
tienen la última palabra.
Jaime Gamarra Z.
Escritor y gestor cultural
[1] RUIZ, Mariana. “PBI en salud más bajo de la región es de Perú”. En: Perú21. 21/10/2018. Recuperado el 6 de
abril de 2020 de: https://peru21.pe/economia/pbi-salud-region-peru-435718-noticia/?ref=p21r
[2]
https://gestion.pe/peru/peru-12-8-medicos-10-000-habitantes-abajo-paises-ocde-236346-noticia/
[3] https://www.poetry-chaikhana.com/blog/2013/09/25/gary-snyder-for-all/
[4] ŽIŽEK, Slavoj. “Coronavirus
es un golpe al capitalismo al estilo de ‘Kill Bill’ y podría conducir a la
reinvención del comunismo”. En: Sopa de
Wuhan. Pensamiento contemporáneo en
tiempos de pandemias. ASPO, 2020,
p. 22.
Fotograma de El séptimo sello, de I. Bergman, película de 1957 |