UN POEMA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS
INTRODUCCIÓN
Las recientes elecciones presidenciales
sacaron a relucir el enorme racismo y el clasismo de las clases altas y medias
del Perú. Los poderosos gremios empresariales y prácticamente toda la prensa
cerraron filas alrededor de la heredera política del sátrapa corrupto de los
90. Un macartismo feroz y una mixtificación evidente fueron esgrimidos por los
medios y los líderes de opinión.
Al parecer, el otro país, el Perú “profundo”
y soterrado, ha elegido a uno de los suyos. La prensa y la derecha siguen
sangrando por la herida y no asimilan del todo la derrota. Siguen conspirando y
generando zozobra.
LITERATURA Y SOCIEDAD PERUANA
Uno de los poemas más emblemáticos de la
década del 60 en el Perú es "Crónica de Chapi", de Antonio Cisneros.
Lo que muchos ignoran es que el poema narra hechos que ocurrieron realmente en
un contexto de violencia revolucionaria y que tuvo como actor principal al
denominado Ejército de Liberación Nacional (ELN), organización político-militar
de la llamada Nueva Izquierda. El ELN estuvo formado por estudiantes y
exmilitantes del Partido Comunista peruano (antes de su división a mediados de
los 60). Héctor Béjar (actual canciller del gobierno izquierdista), Luis
Zapata, Javier Heraud, Edgardo Tello, Milciades Ruiz, Juan Pablo Chang, entre
otros, fueron sus cuadros principales. El poema de marras poetiza la toma de la
hacienda Chapi, llevada a cabo por la guerrilla el 25 de setiembre de 1965.
Antes de la Reforma Agraria, de 1969, el gamonal era el amo y señor de la vida
de los campesinos bajo su dominio. Esto no lo inventaron los escritores
indigenistas. La enorme asimetría existente y las relaciones jerárquicas de
servidumbre en las haciendas eran una ignominia y correspondían a una fase
feudal. Las tomas de tierras, por parte de los campesinos, organizados en
sindicatos, se venían produciendo en la Sierra desde comienzos de los 60. Un
libro clave para entender esta situación de semiesclavitud es Huillca: habla un campesino peruano, de
Hugo Neira, publicado en 1975.
Volviendo al poema (incluido en el célebre Canto ceremonial contra un oso hormiguero), Cisneros pretende
guardar cierta objetividad y distancia frente a los hechos, debido al uso de la
tercera persona y por la utilización alternada de un lenguaje periodístico y
distintos niveles lingüísticos:
Los
guerrilleros entierran sus latas de pescado,
recogen
su fusil, callan, caminan.
Sin
más bienes
que
sus huesos y las armas, y a veces la duda como grieta
en un
campo de arcilla. También el miedo.
Muchos estudiantes peruanos de esa
época fueron seducidos por la revolución cubana y por la gesta del Movimiento
26 de Julio. El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) fue otra
organización político-militar que enarboló la lucha armada en 1965. En sus
filas hubo universitarios, profesionales jóvenes, sindicalistas, campesinos,
etc. Luis De la Puente Uceda, Guillermo Lobatón, Fernández Gasco, Walter
Palacios, Máximo Velando, etc. eran sus principales dirigentes. El MIR y el ELN
fueron combatidos y derrotados por el Ejército, que reprimió sin miramientos a
los insurgentes y a sus colaboradores (muchos civiles sufrieron también la
represión estatal en las zonas de combate). El 3 de octubre de 1968, el general
Velasco Alvarado dio un golpe militar y el 9 las FF. AA. expropiaron las
instalaciones de la International Petroleum Company (IPC), en Talara (norte
peruano). Había nacido el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas.
Muchos no imaginaron que las banderas de lucha del MIR y del ELN serían
reivindicadas por los militares. Algunos de sus cuadros sobrevivientes, luego
de ser amnistiados en 1970, pasaron a trabajar con los generales. La oligarquía
terrateniente y el gamonalismo fueron liquidados. No tenían razón de ser en una
sociedad cuya meta era ser moderna. ¿El sacrificio de tantos jóvenes y luchadores
anónimos valió la pena? ¿Se alcanzaba finalmente la justicia para millones de
campesinos invisibilizados secularmente por un Estado hegemónico y racista? No
obstante, lacras sociales como el patrimonialismo, el clientelismo, el racismo,
el autoritarismo, etc. persistieron. Fujimori, Guzmán Reynoso, García Pérez,
etc. serían la prueba viviente de su subsistencia. Antes del balotaje de junio,
un candidato ultraderechista, empresario y millonario, amenazó de muerte al
actual presidente peruano. Ninguna institución (incluyendo la Defensoría del
Pueblo) se pronunció.
¿SOCIEDAD DEMOCRÁTICA?
La sociedad peruana
es profundamente antidemocrática. En sus orígenes la república peruana tiene
graves antagonismos y una fuerte herencia de lacras coloniales, algunas de las
cuales persisten hasta hoy (como parte de la estructura básica de la sociedad
peruana). Para el historiador Alberto Flores Galindo, en La tradición autoritaria. Violencia y democracia en el Perú (1999):
“La sociedad colonial, cuando llega la Independencia, no había producido
ciudadanos como en América del Norte, sino hombres
diferenciados por el color de la piel, el título nobiliario, el ingreso
económico, los antepasados, el lugar de nacimiento” (resaltado nuestro).
Es decir, hoy en día, en Perú todavía existen ciudadanos de primera y de segunda clase (incluso de tercera). En la cima de la estructura jerárquica están los peruanos de rasgos caucásicos, capitalinos, potentados y de apellido rimbombante. Son una minoría y apuestan por conservar todos sus privilegios y capital simbólico. Pueden amenazar de muerte a cualquier ciudadano humilde con total impunidad. Salvo mejor parecer.
Jaime Gamarra Zapata
Escritor peruano. Editor
y gestor cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Asociado de
Amnistía Internacional (sección peruana). Ha publicado 5 poemarios y colabora
con revistas de literatura de Perú y del extranjero. Editor de Amarukan, revista de estudios andinos. Coeditor
de la revista literaria Ergo. Administra
el blog Cero fútbol: http://cerosoccer.blogspot.com/