LABOR DE LA PRENSA OBRERA Y DE AGITACIÓN EN LA LIBERTAD
(1898-1930)[1]
Hay destrucciones creadoras; hay derrumbamientos q’
enaltecen, porque son necesarios á la vida de las naciones.
La hora es suprema. El caciquismo mercantilista marcha al
abismo. La sangre regenera y purifica (…)
José Pimentel Ortega. “Paso al
Federalismo!”. En La Unión, Chepén,
21 de junio 1917.
Introducción
Durante
el periodo de 1898-1930, la prensa anarquista y sindicalista fue fundamental
para que las nuevas ideas se difundieran entre los trabajadores azucareros y
los artesanos de La Libertad. Esta prensa también denunció los abusos y la
prepotencia de los hacendados en contra de los trabajadores, así como de las
comunidades campesinas.
Prensa radical y de propaganda
Durante
el periodo estudiado, las ideas socialistas y anarquistas se propagaron por
toda la región La Libertad, gracias a la prensa obrera y de propaganda. Esta prensa
fue subvencionada por las mismas asociaciones obreras, así como por grupos progresistas
vinculados a la masonería (v. gr. el periódico La Razón).
El
periódico La Razón (publicación interdiaria
de propaganda liberal), dirigido a partir de 1893 por Benjamín Pérez Treviño,
se volvió foco de ideas anticlericales y de avanzada, gracias al mismo Pérez
Treviño y a escritores que colaboraron en dicha publicación, como Mercedes
Cabello de Carbonera.
Debemos
poner de relieve el rol asumido por los periódicos vinculados a la Liga de
Artesanos y Obreros del Perú, que se volvieron difusores del ideario anarquista
y sindicalista desde los primeros años del siglo XX hasta la década del 20 (La Antorcha, El Jornalero, El Derecho
Obrero). Los dos primeros fueron
dirigidos por Julio Reynaga.
El 14 de julio de 1917, apareció el
primer número del periódico El Derecho
Obrero, órgano defensor de las clases trabajadoras, que nació bajo el
patrocinio directo de la Liga de Artesanos y Obreros del Perú. Esta publicación
se convirtió en una tribuna para denunciar los abusos y los desmanes cometidos
en La Libertad por los hacendados, así como para la difusión de las ideas
socialistas y a favor del sindicalismo.
Las ideas
socialistas y radicales también se difundieron en La Unión (bisemanario independiente), publicado en Chepén desde
1914, aproximadamente. En este periódico escribió el conocido escritor e
historiador Luis Ulloa, quien fue nombrado director de la Biblioteca Nacional
del Perú, en 1914, en reemplazo del renunciante Manuel González Prada.
Precisamente,
desde las páginas de La Unión, Ulloa
(1917) lanza una exhortación a “todos los obreros peruanos para constituir al
fin el Partido Socialista Obrero del Perú, y combatir sin piedad á (sic) los
que profanan y mancillan la dignidad de los trabajadores” (p. 3).
Desde La Unión también se difundieron las
ideas federalistas y socialistas libertarias, con una notoria influencia del
autor de Horas de Lucha y Pájinas Libres. Con un verbo incendiario
y concluyente, sin dejar de lado el vuelo poético, Pimentel (1917) proclama
que:
Pueblos que no defienden su libertad,
son pueblos perdidos. Colectividades que no luchan por su engrandecimiento, aún
á (sic) costa de grandes conmociones sangrientas, marchan fatalmente á la
disolución inevitable.
La aurora federalista anunciará el
nuevo día de libertad, de progreso, de paz, de armonía, espantando á los
pájaros nocturnos, mensajeros de la explotación, del crimen y de la rapiña
fiscal. (p. 2)
En el
primer número del periódico La Libertad
(diario independiente de la mañana), correspondiente al lunes 5 de agosto de
1918, se puede leer la siguiente declaración de principios: “Independencia,
respecto a los derechos públicos, verdad, justicia, amor a las iniciativas
progresistas y combate rudo a todo lo que signifique rémora y atraso para el
país (…)”.
Por otra parte, podemos mencionar la existencia de una cultura obrera alternativa e independiente de la cultura oficial, pues se encargaba de impulsar la autoformación constante y la ilustración entre los mismos obreros y artesanos. En El Derecho Obrero, órgano de la Liga de Artesanos y Obreros del Perú, influyente prensa sindicalista, se ponía de relieve esta formación autodidacta:
Precisa formar asociaciones á (sic) las
que afluyan los trabajadores de un mismo oficio, como se constituyen en otras
partes. Asociaciones que sean á la vez instituciones de auxilios mutuos (…)
Instituciones que procuren además la cultura de los obreros y de sus hijos. Que
fomenten en todas ellas pequeñas bibliotecas á donde se haga concurrir al
obrero despertándose el amor á la lectura para que adquiera ahí la noción de
sus derechos. (Lollitsac, 1919, p. 2).
Debemos también mencionar al periódico El Norte, fundado en 1923 por Antenor Orrego y Alcides Spelucín, desde el que se difundían ideas progresistas y en cuyas páginas colaboraba César Vallejo.
Hemos visto cómo
la prensa radical y de agitación propagó las nuevas ideas progresistas y de
redención social durante las tres primeras décadas del siglo XX, entre los
grupos subalternos de La Libertad. Estos grupos fueron concientizados por el
anarquismo y las ideas radicales, con el propósito de llevar adelante
reivindicaciones laborales y la lucha por una sociedad más democrática.
REFERENCIAS
Lollitsac (1919, 23 de noviembre). La asociación
base del progreso obrero. El Derecho
Obrero (segunda época). Año II, (14), pp. 2-3.
Pimentel, J.
(1917, 21 de junio). Paso al Federalismo! La
Unión. Año IV, (321).
Ulloa, L. (1917,
1 de abril). A los obreros del Perú. Un llamamiento. La Unión. Año IV, (299).
Jaime Gamarra Z.
[1]
El presente artículo es parte de un capítulo del libro que estoy culminando sobre
el anarquismo y los grupos subalternos de la Libertad 1898-1932.