MUERTE
Y TRAGEDIA EN EL MUNDO MINERO
capitalismo, explotación y sus consecuencias para la clase trabajadora
La clase proletaria ha
sufrido por siglos la explotación más cruenta por parte de la clase
capitalista. En el Perú, el proyecto económico burgués lo ha tornado
dependiente de una actividad que ha devastado la naturaleza y ha condenado a su
población a vivir en la miseria. Esto se refleja de manera diáfana en la
minería, que se ha desarrollado expulsando a campesinos de sus tierras,
contaminando fuentes de vida y, ya en las minas, a partir de la violación
reiterada de los derechos más básicos de los obreros.
El domingo 7 de mayo en
la madrugada 27 trabajadores mineros perdieron la vida tras una explosión en la
mina La Esperanza 1, en Yanaquihua – Arequipa. Este accidente nada más refleja
los niveles absurdos de explotación a las que se ve sometida la clase trabajadora.
Hasta el momento la justicia burguesa no ha determinado responsabilidades, pero
la complicidad del Estado se deja notar a todas luces cuando sus representantes
afirman que nunca realizaron tareas de fiscalización en dicha mina, incluso
siendo legal —ciertamente, poco importa la situación jurídica de las empresas
cuando de lo que se trata es de generar riqueza a costa del trabajo de los
otros—. Casos como estos demuestran los falsos discursos de la clase
explotadora, que hacen alarde del Perú como un “país minero”, cuando dicha
actividad solo ha contribuido a precarizar la vida de los trabajadores y a
reproducir un sistema productivo absolutamente dependiente.
No es casual que en la
historia peruana podamos encontrar muchos casos de tragedias y catástrofes que
han cobrado la vida de decenas de trabajadores, tampoco que hasta hoy en sus
centros de trabajo cuenten con poca protección y seguridad. Incendios,
derrumbes, mala infraestructura, falta de equipos de protección, no son nuevos
en los desastres laborales. Antes bien, el resultado de un sistema que se
reproduce a partir de la explotación sólo puede ser más explotación y la muerte
de millones de trabajadores en el mundo, el total desprecio por la vida del
proletariado y de sus familias.
De esta forma, cuanto más
grande es el capital, cuanto más se desarrolla, mayor es la explotación. En el
Perú, las grandes mineras son los mayores violadores de las normas laborales,
se sirven del Estado burgués para vulnerar aún más la situación de los
trabajadores, logrando su anhelada eficiencia a partir de empresas
tercerizadoras que son responsables por la mayoría de muertes por accidentes de
trabajo, casos que rara vez encuentran justicia.
Desde la Editorial Ande
consideramos que ninguna muerte debe pasar desapercibida, aún más cuando en
esta etapa de la acumulación capitalista el proletariado tiene todo en su
contra. Es por ello que organizamos este encuentro con una perspectiva de clase
definida, orientada a la reivindicación de los obreros que encontraron la muerte
en sus espacios trágicos de labores. Igualmente, llamamos a la solidaridad de
clase de los trabajadores del Perú y el mundo para luchar contra el capital, el
Estado capitalista y todas las formas burguesas que garantizan y viabilizan la
explotación y la miseria. Solo la lucha proletaria puede poner fin al modo de
producción capitalista.
¡HONOR
Y GLORIA A LOS OBREROS CAÍDOS!
¡TODA
NUESTRA SOLIDARIDAD DE CLASE!
¡TODO
EL PODER A LA CLASE TRABAJADORA!
Editorial
Ande
Contradictio est regula veri, non contradictio falsi