La
delgada línea entre la sátira y ofensa:
¿Ser o no ser Charlie?
INTRODUCCIÓN
A
partir del atentado terrorista sufrido contra las instalaciones y trabajadores
del semanario francés, se popularizó en las redes sociales el hashtag “#JeSuisCharlie”
(“Yo soy Charlie”). No obstante, con el pasar de las horas, y la noticia del
atentado perdiendo su calor de inicio, varias han sido las personas que se han
animado a decir todo lo contrario: “Yo no soy Charlie”. ¿Qué ha motivado este
repentino cambio?
Empecemos
afirmando que lo acaecido el pasado 7 de enero en las inmediaciones del
magazine merece nuestro total repudio. Los actos terroristas, ya sea que
respondan a una idea fundamentalista o simplemente delictiva, son actos
despreciables que no solo producen la pérdida de vidas sino también una
alteración en la armonía que toda sociedad necesita para su desarrollo.
El
nombre de Charlie Hebdo (o simplemente Charlie), a partir del atentado, bien
puede significar un estandarte contra la lucha antiterrorista. No obstante, ¿es
Charlie el ejemplo perfecto de libertad de expresión irrestricta que todos
debamos defender? Veamos.
Charlie,
como decíamos, es un semanario satírico galo de tendencia izquierdista que ha
tenido entre sus más comentadas publicaciones caricaturas que se mofan principalmente
de políticos de la derecha francesa y de líderes religiosos de todo el orbe.
Pero
no hablamos de simples caricaturas al estilo del antiguo “Monos y Monadas”[1]
o de las viñetas humorísticas que aparecen en la sección amenidades de nuestros
diarios, sino de la más cruda y punzante sátira. Por ejemplo, a raíz de la
publicación de libros infantiles que muestran a menores con dos papás del mismo
sexo, y que propició la queja de la curia francesa, Charlie publicó como tapa
su versión de la Santa Trinidad: el Espíritu Santo en forma de triangulo
incrustándose en el ano de un Jesucristo ridiculizado, quien a su vez penetra a
un viejo encorvado que representa al Dios padre.
En
los últimos años su dardo humorístico ha estado perfilado a la religión
musulmana, especialmente al profeta Mahoma. (Siendo esto el detonante para los
atentados de inicio de año). Incluso en el 2013, siempre a su estilo, la
revista publicó un comic en la que detallaban la vida completa del profeta del
Islam, lo cual, en cierta medida era una ridiculización de las revelaciones dadas
por Alá a Mahoma y que se encuentran detalladas en el Corán.
¿Puede
un medio como Charlie, en aras de la libertad de expresión, satirizar a
cualquier nivel? ¿Es acaso la sátira parte de la libertad de expresión? Como
vemos, la línea osada e irreverente de Charlie ingresa a campos difusos en
donde no se distingue con certeza cuándo una publicación satírica desborda el
ejercicio de la libertad de expresión para convertirse en ofensa.
I. LIBERTAD DE EXPRESIÓN:
¿DERECHO ABSOLUTO O RELATIVO?
La
libertad de expresión es un derecho fundamental con características
particulares que ameritan una especial protección. Gracias a este derecho es
posible la exposición de todas las ideas y opiniones, las cuales a su vez
propician el debate público sobre asuntos de interés general. Asimismo,
constituye un medio para el ejercicio de los demás derechos fundamentales. De
esta forma, la libertad de expresión se erige como autentico pilar del sistema
democrático.
Si
bien la libertad de expresión goza de una alta protección (una prueba de ello
es la imposibilidad de censura previa que ordena la Convención Americana sobre
Derechos Humanos[2]),
esto no significa que no posea limitantes. Recordemos que ningún derecho
fundamental es absoluto, y en ese sentido, pueden darse casos de conflictos entre
la libertad de expresión y otros derechos fundamentales.
En
dicho casos, como prima en la teoría y practica constitucional, deberá
realizarse una ponderación de los derechos en conflicto, siempre a la luz del
caso en concreto. Para ello, se debe llevar a cabo el denominado test de
proporcionalidad (idoneidad, necesidad y proporcionalidad en sentido estricto),
para determinar si la intervención a un derecho se encuentra justificada por la
satisfacción de otro.
No
obstante lo anterior, las Cortes de los diversos sistema de protección de los
derechos humanos, mediante su jurisprudencia, han establecido una serie de
estándares o criterios que permiten concluir cuando debe preferirse el derecho
a la libertad de expresión sobre otros derechos, como puede ser el derecho al
honor. Es el caso, por ejemplo, del denominado estándar “mayor umbral de
tolerancia de los funcionarios públicos”, el cual hace referencia a que “los
funcionarios tienen un umbral distinto de protección, que les expone en mayor
grado al escrutinio y a la crítica del público” (Corte IDH, caso Kimel vs.
Argentina y otros).
En
lo que respecta a la libertad de expresión y sátira, no existe jurisprudencia a
nivel de la Corte IDH, y tampoco del Tribunal Constitucional peruano, donde
pueda encontrarse criterios al respecto. En tal sentido, para dar luz a la
penumbra planteada, revisaremos los casos más emblemáticos sobre este tema en la
jurisprudencia de la Corte Suprema de Estados Unidos, el Tribunal Constitucional
español y la Corte Europea de Derechos Humanos.
1. Caso Hustler Inc. vs.
Falwell[3]:
la libertad de expresión ampara la sátira
Jerry
Falwell fue un pastor evangélico muy conocido en Estados Unidos, así como un
activo comentarista en asuntos públicos y políticos. Él demandó a Hustler, una
revista de contenido pornográfico, por la publicación de una caricatura donde
aparecía el evangelista con el título “Jerry Falwell habla sobre su primera
vez”. La caricatura era una parodia a un comercial de la marca Campari[4],
que anunciaba su producto con entrevistas a celebridades que hablaban sobre “su
primera vez”.
La
publicación de Hustler mostraba al demandante señalando que “su primera vez”
ocurrió cuando estaba ebrio en un encuentro incestuoso con su madre en un baño.
La parodia retrataba a Falwell y su madre como ebrios e inmorales. En letra
pequeña en la parte inferior de la página se leía: “es una parodia – no lo
tomen en serio”. Además, la publicación fue parte de una sección titulada
“Ficción; anuncios y parodias de personalidades.”
La
sentencia de la Corte Suprema norteamericana sobre el caso empieza indicando de
manera categórica que la Primera Enmienda constitucional, aquella que proclama
la libertad de expresión, también protege el derecho a parodiar figuras
públicas. Señala también que el alcance de protección incluye, incluso, a las parodias
“ultrajantes” y que causan graves efectos emocionales en quienes son objeto de
las mismas.
La
Corte Suprema, en sentencia unánime, señaló además que, de acuerdo con la
Primera Enmienda, no era aceptable el argumento de Falwell de que debía
responsabilizarse a la revista por una sátira “ultrajante” a una figura
pública, y destacó que en la historia de los Estados Unidos la descripción
grafica y la caricatura satírica habían tenido un papel predominante en el
debate público y políticos.
Asimismo,
la Corte enfatizó la necesidad de dar a la prensa suficiente “espacio” para
ejercer la libertad de expresión y añadió que “si la causa de la ofensa es la
opinión de quien la expresa, esa consecuencia es una razón para acordarle
protección constitucional; ya que es un postulado central de la Primera
Enmienda que el gobierno debe permanecer neutral en el mundo de las ideas”.
2. Caso Makoki: “discurso
del odio” como limitante
La
editorial española Makoki S.A. presentó una demanda de amparo en defensa de su
libertad de expresión, luego de haber sido condenada por el delito de injuria
por la publicación del comic “Hitler = SS” del guionista Gourio y del dibujante
Vuillemin, ambos de nacionalidad francesa.
A
decir de la editorial, el comic replanteaba los acontecimientos históricos
acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial, con la intención de satirizar la
ideología nazi. Sin embargo, la ilustración también se mofaba del cautiverio de
los judíos en los campos de concentración (razón por la cual se le halló
culpable de injuria).
El
TC español (sentencia 176/1995[5])
señaló que las obras satíricas, como el comic en cuestión, no han de satisfacer
el principio de veracidad que es exigible a la libertad de información, en
tanto son una manifestación de la libertad de expresión. De esta forma, negar o
alterar hechos históricos como el holocausto se encuentra amparado por dicha
libertad.
No
obstante, el Tribunal señala que existe un límite infranqueable también para la
libertad de expresión de las opiniones o juicios de valor. Este límite es el
que la Corte Suprema norteamericana ha bautizado con el nombre de hate speech o “discurso del odio”.
Atendiendo a este criterio, no podrá ser considerado un ejercicio
constitucionalmente legítimo de la libertad de expresión todo discurso que incite
al odio o a la violencia contra ningún grupo social.
El
Tribunal constata que “a lo largo de las casi cien paginas del comic se habla
el lenguaje del odio, con una descarga de hostilidad que incita a veces directa
y otras subliminalmente a la violencia por la vía de la vejación”. Sostiene que
“la finalidad global de la obra es la de
humillar a quienes fueron prisioneros en los campos de concentración”. A decir
del Colegiado español, del análisis del comic “late un concepto peyorativo de
todo un pueblo, el judío, por sus rasgos étnicos y sus creencias. Una actitud
racista contraria al conjunto de valores protegidos constitucionalmente”.
Con dichos
argumentos, el TC español declaró infundado el amparo que buscaba la nulidad de
la resolución de condena a Makoki S.A., permitiendo la censura a la obra.
3. Caso Chabeli: ausencia de interés
público
La
revista humorística española “Noticias del Mundo” en un reportaje caricaturesco
bajo el titular “La doble de Chabeli se desnuda”, presentó una composición fotográfica
formada por una foto del rostro de la verdadera Isabel “Chabeli” Iglesias (hija
del reconocido cantante Julio Iglesias) y otra del cuerpo desnudo de otra
persona. La imagen iba acompañada de una invitación a los lectores a opinar
acerca de si los pechos de la auténtica Chabeli eran tan bonitos como los de su
doble. Incluso, podías marcar la respuesta, recortarla y enviarla a la revista.
Luego
de perder en los procesos civiles y pagar una indemnización por haber realizado
una intromisión ilegítima en la imagen de Isabel Iglesias, la revista española
interpuso una demanda de amparo aduciendo que la condena otorgada por el Poder
Judicial vulneraba su derecho a la libertad de expresión.
Entre
los argumentos de la revista se encontraba el que la publicación solo “buscaba
el entretenimiento del lector a través de noticias disparatadas, insólitas,
irreales e imaginarias unidas a humor gráfico”.
Aducía también que la fotografía cuestionada era un evidente montaje fotográfico,
sin posibilidad alguna de engaño. Además la persona reproducida era un
personaje de gran fama y popularidad.
El
Tribunal Constitucional español (sentencia 23/2010[6])
se pronuncia al respecto reconociendo
que las personas que “alcanzan cierta publicidad por la actividad profesional que
desarrollan o por difundir habitualmente hechos y acontecimientos de su vida
privada o que adquieran un protagonismo circunstancial al verse implicados en
hechos que gozan de relevancia pública pueden ver limitados sus derechos con
mayor intensidad que los restantes individuos”.
Sin
embargo, subraya que en este caso “difícilmente puede apreciarse interés
público alguno” en el uso de la imagen, desvinculando además “de cualquier
finalidad legítima de critica política o social”, de manera que la publicidad
del fotomontaje “en nada contribuye a la formación de una opinión pública”.
En
opinión del alto tribunal, la intención de la revista al utilizar la imagen de
la hija de Julio Iglesias era “la de provocar, con un mercado sesgo sexista, la
burla sobre su persona, a partir exclusivamente de su aspecto físico y
obteniendo con ello un beneficio económico para la empresa periodística en
cuestión”.
En
definitiva, para el Colegiado Constitucional, la empresa recurrente en amparo
“lejos de realizar un ejercicio legítimo de su libertad de expresión, vulneró
el derecho a la propia imagen de doña Isabel Iglesias al publicar sin su
consentimiento el montaje caricaturesco que había elaborado mediante la
manipulación de su fotografía”.
3. Caso Eon contra Francia[7]:
políticos como objeto de sátira
En
un acto público donde se encontraba el entonces presidente francés Nicolás
Sarkozy, Hervé Eon, conocida figura del socialismo galo, portaba una pancarta dirigida al primer mandatario que decía “Lárgate,
pobre imbécil”. El aviso hacía alusión directa a la frase que dirigió días
antes el propio Sarkozy a un agricultor que le negó el saludo.
Sarkozy
llevó a Eon ante los tribunales, que le condenaron y le impusieron una multa. El
Tribunal Supremo francés rechazó la apelación de Eon, razón por la cual acudió
al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Los
jueces de la Corte de Estrasburgo indicaron que el insulto contra el
expresidente francés entra dentro de la sátira política, puesto que el
condenado había utilizado una frase del propio presidente, ampliamente
reproducida por los medios de comunicación. Se señala que dicha frase “no
atentaba contra la vida privada o el honor del presidente y no constituía un
ataque personal gratuito contra su persona”.
El
TEDH indica que los políticos deben soportar las críticas y que la sátira está
destinada a “provocar y a agitar” socialmente, por lo que condenar este tipo de
actos puede tener “un efecto disuasorio sobre las intervenciones satíricas que
pueden contribuir al debate sobre cuestiones de interés general”.
II. ¿EXISTE UN “DERECHO A
LA BLASFEMIA”?
Hemos
visto que la libertad de expresión es un derecho fundamental que merece una
protección especial, amparada tanto en su faceta de medio para el ejercicio de
otros derechos, así como pilar del sistema democrático.
Esta
especial protección lleva a impedir todo tipo de limitación que produzca
censura previa de las opiniones que se vierten en virtud de la libertad de
expresión. Las limitaciones permitidas solo se podrían dar a nivel ulterior, es
decir, después de promulgada la expresión. Asimismo, dichas limitaciones deben
cumplir requisitos de carácter formal y sustantivo. El primero hace referencia
a que la restricción debe realizarse por normas de rango de ley, mientras que
el segundo está orientado a alcanzar con ellas un objetivo legítimo, como es la
protección de otro derecho fundamental.
Justamente,
un tipo de leyes que se encuentran en la palestra de la discusión iniciada, son
las que prohíben las demostraciones de ofensa hacia una religión o creencia,
denominadas “leyes contra la blasfemia”. Estas leyes tienen vigencia en varios
países del orbe como por ejemplo Inglaterra, España y Pakistán, por mencionar
algunos. Incluso, en este último, se castiga con pena de muerte la blasfemia contra
el nombre del profeta Mahoma.
El
Comité de Derechos Humanos del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos en su Observación Nº 34[8]
ha realizado una intervención puntual sobre las limitaciones religiosas contra
la expresión. De esta forma, ha señalado que “las prohibiciones de muestras de
falta de respeto hacia una religión u otras sistemas de creencias, incluyendo
las leyes de blasfemia, son incompatibles con el Pacto, excepto en circunstancias
específicas tratadas en el artículo 20, párrafo 2, del Pacto.” El artículo 20,
párrafo 2, llama a los Estados a prohibir “la defensa del odio nacional, racial
o religioso que constituye una incitación a la discriminación, la hostilidad o
la violencia”.
Como
vemos, el Comité observa la existencia de leyes contra la blasfemia, en tanto
conllevan una discriminación contra los secularistas y los disidentes
religiosos. Son discriminatorias en tanto que los secularistas no poseen
recursos legales cuando son las palabras de los creyentes las que ofenden sus sensibilidades
morales. Pero sobre todo porque permite acallar la expresión (ya sea a manera
de comentario, critica o burla) sobre comentarios ortodoxos que no
necesariamente merecen ser aceptados tal cual dogma de fe.
Asimismo,
el Comité también es claro en señalar que no debe permitirse la defensa del
odio, es decir, el ya comentado estándar del hate speech. Y es que si una expresión ingresa al terreno de la
incitación de la violencia, estaríamos contradiciendo los motivos mismos por
los cuales se da una protección especial a la libertad de expresión: la
discrepancia libre de ideas y opiniones.
La
Observación Nº 34 también es puntual requiriendo que cualquier restricción no
debe violar las garantías del Pacto sobre igualdad ante la ley (artículo 26) y
la libertad de pensamiento, conciencia y religión (artículo 18). Por tanto, no
se permitiría que ninguna de estas leyes discriminara a favor o en contra de
ciertas religiones o sistemas de creencias, o a sus partidarios por encima de
otros, o a los creyentes religiosos sobre los no creyentes. Tampoco se
permitiría que tales prohibiciones fueran empleadas para prevenir o castigar la
crítica de los líderes religiosos o el comentario sobre la doctrina religiosa y
las afirmaciones de fe.
Este
“derecho a la blasfemia”, entonces, no significa la obligación de blasfemar
contra toda creencia u acto religioso que consideremos, sino la posibilidad de
hacerlo sin tener que ser condenados por ello. ¿Cuál es el límite? Como
dijimos, el discurso del odio, el cual el juez, de ser el caso, deberá analizar
en cada caso concreto, y siempre a partir de las reglas de ponderación.
CONCLUSIONES: DELIMITANDO
EL LÍMITE
La
sátira es una manifestación de la libertad de expresión. En vista de la importancia
del derecho en mención, su ejercicio no puede ser impedido. Esto no obsta a que
existen responsabilidades ulteriores, a manera de limitantes, a la publicación
cuestionada (rectificación por parte del medio, condena por injuria o pago de
una indemnización). Estas
responsabilidades podrán activarse cada vez que se demuestre una afectación al
derecho al honor de las personas involucradas.
Dos
elementos a tener en cuenta para evidenciar la vulneración del honor por el
ejercicio desmesurado de la libertad de expresión son la calidad del discurso y
la condición de la persona sobre la que se opina.
De
esta forma, como hemos visto, existen personas que deben poseer un mayor nivel
de tolerancia hacia la sátira. Es el caso de los funcionarios públicos o
personas involucradas en situaciones que ameriten un verdadero interés de
debate por parte de la sociedad. Asimismo, no pueden permitirse expresiones que
tengan un “discurso de odio” (apología del delito, discriminación y/o toda
opinión que incite a la violencia), en tanto que de aprobarse existiría una
evidente contradicción con el sistema democrático.
Dicho
lo anterior, dependerá analizar, caso por caso, publicación por publicación, si
Charlie ha saltado la delgada línea que separa a la sátira de la ofensa. Dicho
análisis no estará ajeno a criterios culturales, políticos y religiosos (la
visión del católico heterodoxo, perfil promedio del habitante del mundo
occidental, no debiera ser la única en tener en cuenta).
Lo
que sí queda evidenciado para todos es que, luego de lo ocurrido, Charlie pasó de ser una publicación de
poco tiraje, condenada a la muerte, a romper record de publicación y ventas. Algo
parecido sucedió con el comic “Hitler=SS” que hemos comentado. Luego de que fuera
prohibido, su precio se ha elevado considerablemente, no siendo pocos los
coleccionistas que la compran. Como vemos, la censura no siempre consigue su
propósito acallador, por el contrario, puede redituar una ganancia impensada.
Pedro Pablo SALAS VÁSQUEZ
[1] “Monos y Monadas” fue el primer proyecto de humor político de
nuestro país. Su primer número apareció en 1905. Alcanzó alta notoriedad a
fines de los setenta durante la dictadura militar.
[2] Artículo
13, inciso 2 de la Convención Americana: “El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente
no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las
que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar:
a) el respeto a los derechos o a la reputación de los demás,
o b) la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o
la moral públicas.
[4] Campari es una bebida alcohólica mayormente consumida como
aperitivo.
[5] 11 de diciembre de 1995
[6] 27 de abril de 2010.
[7] 14 de junio de 2013.
[8] 12 de septiembre de 2011.
“El racismo peruano no es un rechazo hacia lo diferente, sino hacia lo parecido”.
Entrevista a Wilfredo Ardito
El destacado investigador, profesor universitario y activista en contra de la discriminación racial, Wilfredo Ardito Vega, nos cedió unos minutos de su recargada agenda para una entrevista, la que hacemos extensiva a los lectores de este inefable blog (7/5/14).
1. ¿Hay avances concretos en la lucha en contra de la discriminación racial?
En los últimos años ha surgido una mayor conciencia sobre el problema del racismo. La sociedad peruana ha dejado de negar el problema, para darse cuenta que está presente. Sin embargo, todavía se tiende a pensar solamente en casos aislados o a creer que el racismo es un problema de una minoría. Todavía no se aprecia que el racismo atraviesa inclusive las políticas públicas y que los penosos índices de desarrollo humano en las provincias andinas y amazónicas son también una consecuencia del racismo.
Debemos señalar también que la legislación contra el racismo ha mejorado mucho en los últimos años, existiendo varios casos de sanciones administrativas contra empresas con prácticas racistas. Sin embargo, todavía no existe una sola condena penal y la mayoría de víctimas de racismo prefiere no denunciar los hechos.
La Defensoría del Pueblo ha tenido un trabajo valiosísimo de denuncia de casos de discriminación racial. Tenemos también que reconocer la labor de instituciones como Indecopi, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Cultura y, entre las Municipalidades, la Municipalidad de Miraflores. Estas instituciones en varios momentos han tomado decisiones muy importantes para generar un cambio en la mentalidad de las personas.
Sin embargo, entidades como el Ministerio Público y el Poder Judicial todavía son muy lentas a este respecto. Ni siquiera intervienen frente a delitos flagrantes como las expresiones racistas en las redes sociales.
2. ¿Por qué un país tan diverso --cultural y étnicamente—como Perú es tan racista?
Porque la diferencia en el Perú han sido motivo de un trato desigual. En medio de nuestra diferencia asumimos jerarquías basadas en el color de la piel, considerando superiores a quienes son más blancos.
El racismo colonial no fue superado después de la Independencia, sino que más bien se afianzó, cuando los indígenas fueron privados de sus tierras y en cambio se promovió la inmigración europea. Además, el tabú que rodea al racismo ha permitido que subsista sin que se planteen políticas públicas para erradicarlo. No se hizo durante el régimen de Velasco, no se hizo después del Informe de la Comisión de la Verdad. Aún es una tarea pendiente enfrentarlo.
3. El racismo y la discriminación racial están muy extendidos en todas las clases y grupos sociales. Esta problemática es al final un lastre muy grande para su superación. ¿Hay razones para ser optimistas?
Como decía anteriormente, hay mayor reconocimiento del problema y posibilidad de enfrentarlo también desde el Estado. Ahora tenemos que en el Ministerio de Cultura hay varias personas cuyo trabajo es luchar contra el racismo. Es posible que sus acciones no sean tan visibles o eficaces, pero precisamente se debe promover esto. Esperemos que el paso que dio este gobierno al respecto continúe con sus sucesores.
4. El discurso de que la segregación o discriminación racial –el racismo- es innato, al final puede tener consecuencias prácticas inesperadas. Pues, si al final, ya nacemos así o venimos así “de fábrica”, ¿para qué luchar finalmente contra nuestra naturaleza? El Estado debería evitar intervenir, salvo que una turba racista quiera lincharme. ¿Opinas lo mismo? ¿Somos discriminadores por naturaleza, como afirman algunos científicos?
No estoy de acuerdo con que se trate de algo innato. El racismo es una conducta aprendida. Si hubiera un rechazo innato a lo diferente, los peruanos rechazaríamos a las personas rubias y, en cambio, las consideramos más atractivas. El racismo peruano no es un rechazo hacia lo diferente, sino hacia lo parecido. Aprendemos a despreciar nuestros propios rasgos, a ver a los más blancos como seres superiores. Frente a este panorama, el Estado por supuesto que debe intervenir, porque es un tema de autoestima como país y como personas.
5. ¿Por qué oponernos a programas televisivos controvertidos como “La Paisana Jacinta”? No se terminará de la noche a la mañana con la discriminación, al prohibir este programa.
Por supuesto que no terminará por eso pero sí se ayudará a que muchas prácticas racistas en los colegios se corten más fácilmente. Este programa legitima la subordinación de las personas andinas y los estereotipos negativos en su contra. Inclusive, el efecto de este programa en las propias personas andinas es pernicioso, porque terminan desarrollando racismo hacia ellos mismos o hacia quienes consideran más andinos (los que hablan con acento quechua, las mujeres que usan polleras).
Por otro lado, si los padres y profesores saben que se prohibió un programa de televisión por racismo, tendrán más atención cuando los niños tengan expresiones o actitudes racistas. Lamentablemente, el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Educación han demostrado una notable pasividad al respecto, pues es imposible pretender solucionar un problema tan serio mediante la “autorregulacion” del propio medio de comunicación.
6. Al parecer hay un doble discurso en la gente biempensante y “progre” de este país, pues la sintonía del programa mencionado es muy alta, no obstante hay un cierto consenso de que se trata de una serie discriminadora y tendenciosa. De hecho, las manifestaciones y acciones directas en contra a veces no suelen convocar mucha gente. ¿Cómo explicas esto?
No creo que la gente “biempensante” o “progre” vea el programa. Su mayor audiencia está en quienes se encuentran en casa a esa hora, es decir niños, adolescentes, amas de casa. De igual forma, debe señalarse que la mayor sintonía de este programa está en los propios sectores que son humillados, es decir personas de rasgos andinos o descendientes de personas andinas. Lo más perverso de esta sintonía es que va socavando la identidad y la autoestima de las personas, pero, también es importante decirlo, responde al interés de muchos peruanos de “desindigenizarse”, como forma de ascender socialmente y triunfar.
Es verdad que las acciones directas al respecto no convocan mucha gente, pero también lo es que las convocatorias se realizan mediante las redes sociales y estas son muy limitadas, pero crean la ilusión de tener mucho impacto.
El reto es que la lucha antirracista salga de las computadoras y pase a las calles.
Playa al Sur de Lima donde se produce discriminación racial |
Muchas gracias, Wilfredo, por tu tiempo.
J. Nicolás GAMARRA Z.
***
Intro
Como por ahí dijera de modo poético, pero bastante directo Joaquín
Sabina: “el Perú es una gran selva de diplomáticos”, es decir, que aparentamos
por autodefensa o estrategia convivir, pero ahí donde los intereses son alimentados
por elementos de origen étnico-racial no es fácil evitar el insoportable odio
racial que nos constituye como sociedad peruana.
Basta recordar situaciones que la farándula ha potenciado con síntomas
de risa o con momentos apócrifos de reprobación pública. Como los episodios de
racismo y violencia en que el desadaptado hijo de la reconocida actriz Celine Aguirre protagonizó en contra
de una familia de esposos en un conocido cine de la capital metropolitana. Los
comentarios viles y racistas de Gloria Klein acerca de la autoestima y origen
social de los peruanos, expresando la superioridad de las clases altas limeñas
mezclados con matices de delicadeza. El escandaloso rechazo de la Universidad
del Pacífico a Yaqui Quispe Lima, alumna de beca 18, solo por ser de origen
andino, o de una condición social que pudiera afectar el prestigio emblemático
de esta casa de estudios, alegando una equivocación en la admisión de la
ingresante.
Las simulaciones creadas por el colectivo Dignidad en algunas casas de
estudio para comprobar cómo se mezclan estimaciones de racismo con clasismo
para diferenciar a los peruanos, y al final negarles derechos en una sociedad
presuntamente democrática. Las múltiples discriminaciones que han llegado hasta
el maltrato en diversos establecimientos de diversión privada, al imponerse el
bendito “se reserva el derecho de admisión” solo para la gente de color blanco.
Los casos ridículos como de atropellos que se cometen todos los veranos en las
playas cercanas a la capital, cercadas y privatizadaspara la diversión de las
clases exclusivas, negando el derecho de ley que obliga a que las playas sean
públicas y que todo ciudadano tiene derecho a ellas. O los últimos casos de
desprecio e insulto racial a figuras emblemáticas del espectáculo solo por su
búsqueda de ser admitidos en ello que llamamos éxito y fama, como lo fue la
desaparecida Edita Guerrero, y últimamente el imitador del recordado “Chacalón”,
Juan Carlos Espinoza, en el programa de canto “Yo Soy” de Frecuencia Latina.
O de modo inverso los casos de todos
los días donde ciudadanos que alcanzan
cierto rango en la sociedad a pesar de origen provinciano adoptan
manifestaciones de racismo, y de búsqueda esquizoide de blanqueamiento de la
piel y de su cultura, maltratándose entre peruanos, y negando el derecho a
opinar, a vivir tranquilo. No está de más asegurar que esta distribución
totalitaria de una mentalidad racista, permite la hegemonía de un patrón de
bienestar social, llámase burgués-blanco-oligárquico, que imposibilita que los
esfuerzos de adaptación de los emprendedores no hallen cobijo cultural en los
espacios de poder,- si no es por el dinero- y este se democratice o simplemente
se apertura a más actores. Lo más perjudicial
es que estas manifestaciones culturales se encarnan en la forma como se
construyen las instituciones públicas, y empresariales, cierran y dividen a la
sociedad por ciertos criterios de secta y superioridad cultural-racial. Este es
un proceso que viene retornando con fuerza, y que de cierto modo es la razón
que explica el porqué hay bloqueos de orden cultural que no permiten la
acumulación o conformación de circuitos regionales o proyectos económicos de
modo horizontal en el país. La mayoría de los esfuerzos y las innovacionesde
las clases populares se hallan solo en el terreno de la promoción de
asociaciones de microempresarios, que se ven obstaculizadas con trabas legales
y políticas tan pronto se proyectan expansiones económicas de mayor calado.
Trabas que son expresiones particulares de una cultura profundamente dividida y
etnocéntrica. El racismo es en cierto sentido en el país, una ontología de los
cuerpos, y de sus territorios que favorecen la fragmentación, y divorcio
material y político entre nuestros varios niveles de poder.
Pero ¿por qué ha sucedido esto en nuestra cultura? ¿Cuál es la razón interna
a histórica de que estamos tan incomunicados de modo humano, aunque tengamos
que soportarnos? Y ¿por qué este proceso viene complicándose en todo el mundo,
con el regreso del tribalismo, y los odios étnicos-raciales en toda Europa,
EEUU, que fracturan el mundo cívico, y la tan condimentada democracia
occidental? De la indagación que arranca en estas líneas no esperen hallar
forzosamente argumentos sólidamente probados. Lo que ensayaré son nuevos caminos
a partir de la observación subjetiva, y corporal de los nuevos actores
sociales, y cómo los estados de ánimo nos ayudan a releer la historia. Abro
estos claros en el bosque porque creo con seguridad que el modo como se
interpreta este problema en la actualidad encubre, no resuelve y a la larga
hecha más fuego al rencor que recorre esta actitud. Que se diga que las recomendaciones que se
derivan de estos debates y discusiones insufribles deben acabar en políticas
públicas, merecibles pedagogías, y sensibilizaciones masificadas es solo un
acto de mera transacción comercial, y no una solución que cambie la actitud
hacia los cuerpos que provocan estos guetos de odio, y de constitución del
poder.
Además se debe posicionar un corolario que se debe mencionar como línea
maestra. Si hoy en día una preocupación de los demócratas es cómo detener y
denunciar esta plaga de ira, que inunda de nuevo nuestra civilización, creo que
no hay como comunicarla por medio de la TV, la radio, prensa, internet, no hay
que cifrarse esperanzas. Todos estos medios ya son la expresión privatizada,
reducida y a la vez fantástica de un mundo que aleja a los individuos y
mentalidades colectivas de la realidad, y que a la vez confeccionan las
expectativas y necesidades que requiere el sistema de consumo. El deseo y la
mecánica subliminal que emplean le quitan seriedad a cualquier mensaje de
reflexión y de crítica, pues las personas en un mundo de la información
acelerada ya no saben diferenciar entre las fantasías y la realidad. Ha llegado
a ser claro que la moral cívica ha sido devorada por el mundo de las autopistas
virtuales. Que todo lo que está afuera,
de manera casi instantánea, es solo un ámbito donde prevalece la violencia y la
inseguridad en todos los sentidos. La
segregación y el espionaje que provocan las redes sociales de cierto modo refuerzan
el racismo de la actualidad.
Empecemos por la segunda pregunta. En el plano mundial, hay ejemplos
interminables de conflictos étnico-raciales que se reavivan producto del cambio
acelerado que ha producido el mundo de la globalización, la crisis del
capitalismo, y la desintegración superlativa de las grandes decisiones de
gestión bajo el control de las sociedades. La premisa de la que parto es la
razón actual de la desintegración del sistema moderno-europeo de poder hay que
buscarla en el modo como se ha producido su ideal de superioridad, y de
hegemonía política. En cierto sentido, tenemos que demostrar que estas
escaladas de civilización y de producción de sociedades con mejores niveles de
organización han sido producto de la distinción binaria entre luz y oscuridad.
En algún momento del tiempo, hubo la necesidad de superar la supuesta oscuridad
de violencia y barbarie en que se hallaban las sociedades, sumergidas en la
naturaleza. Una de esas maneras, fue el monoteísmo y la distorsión que
significó concentrar lo sagrado en una personificación autoritaria y distante,
que arrebató animismo al mundo y a todas sus criaturas. De cierto modo, esta
secularización del animismo en el plano psicológico fue el resultado de un odio
terrible, de un sueño de poder y de venganza que despotenció al cuerpo, lo
desvalorizó e hizo recaer la vida buena en ideal de abstinencia y de control
rígido de los sentidos. Solo en una cultura despreciada e incomprendida, de los
desiertos y resentida pudo surgir un ideal tan maligno de sueños de gobierno y
dictadura de lo esencial. El mana y los mitos acabaron con la decadencia de una
luz de racionalidad contra el espíritu.
La otra manera acontece de una gran perplejidad, así como de una gran
debilidad. Cuando el caos provoca miedo aparecen los grandes pensadores, los
desnaturalizadores de la tierra. La verdad no ha sido el remedio a una
situación de desgobierno y frustración, sino el síntoma de un exhibicionismo y
arrogancia, por interpretar mal los movimientos del mundo. La verdad de la que
partieron Sócrates, Platón, Aristóteles
de todos los demás impotentes del saber, es la verdad de aquellos que no
se sintieron bien en un mundo de excesos y festividad. Es el ideal de los que
quieren controlar la vida solo por el hecho de que el caos los sobrepasa.
Grecia si bien ha sido el amanecer de las ideas que supuestamente siempre han
levantado al mundo de las guerras y la violencia ya era de cierto modo una
sociedad que se sentía la luz en relación a todo el oscurantismo que la rodeaba.
Su proyecto que parte de la música, la memoria y de un arte trágico como
festivo degeneró en el poder de aquellos que hacen del miedo a morir, y a
perder su épica sagrada en una tecnología de escribir y de inventar imágenes
que han detenido el ideal de vida de los pueblos. Su poesía y retórica es un
escape a la naturaleza, sobre la base de
una imaginación y curiosidad teorética que acabó en la vejez y la muerte del
mundo eurocéntrico: su caballo de Troya actual. De cierto modo los espartanos
eran algo diferentes.
Pero estos ideales de luz y control, solo pudieron significar en sus
inicios, orden, armonía, bienestar, felicidad, democracia, libertad, educación
y conocimiento. Y todo lo que era oscurantismo era barbarie, anarquía,
ignorancia, superstición, locura, fetidez, y por qué no irracionalidad
instintiva. En el algún momento del tiempo estas actitudes y creencias de
lucidez dieron fundamentos a un mundo racionalizado, histórico, tecnificado, organizado
sobre la base de estados represivos, al que llamaron luz, la cúspide de la
civilización. Israel y Atenas se hallaron de tal modo, que vaciaron la savia de
la vida de la que partieron los programas de desarrollo y progreso ilimitado, a
la que llamaron plusvalía. Su poder actual no puede continuar si no succiona
las ganas de vivir, si no sitia la vida y la desanima, si no corrompe todo
aquello que promete de modo educado y salvífico. Sus refinados modales, su
diplomacia, su humanismo risueño que han encarnado en cuerpos y en un canon
estético del deseo que oculta su gran soledad, y su gran incapacidad para amar
con pasión e intensidad, han sido sedimentados en la idea criminal que su raza
blanca caucásica, y su ideal de cuerpos es la expresión de una hegemonía
interminable sobre el mundo que sufre los riesgos de la corrupción y de la
fealdad del terrorismo. Su gran miedo es que lo sagrado y lo mítico descubra
sus desiertos. Ahora intentan rencontrarse con aquello que sus sueños de poder
y revolución les quitaron. A eso lo llaman turismo, o rebelión postmoderna.
Biopoder en
los Andes
Y el cuerpo ha sido ese locus donde ha
crecido el poder.
En la luz un gran racismo, que al igual que Europa ha sido el pretexto para
negar lo que le aterra, y que ha servido para que las periferias del espíritu
no se sientan bien con su piel y formas vitales. El racismo ha sido una forma
de diferenciar, de construir servilismo, e introducir esa idea que viene de
antaño de que la vida es dura, no hay amor, y que solo hay que sobrevivir con
honor. Desde que hemos existido como
sociedad, el racismo ha sido la marca que nos ha divorciado y que no ha
permitido construir un Estado resultado de la conexión y acumulación de las
emociones que casi nunca han salido. Con el tiempo un alma colectiva que no
saca nada hacia afuera, y que recurre a la adicción y a la violencia para
desahogarse e irse del mundo se ha manifestado en proyectos de poder, donde el
presupuesto para solventar el orden social ha sido avergonzar a los peruanos, a los andinos y a las
culturas subordinadas que sus cuerpos y deseos son enfermizos y feos. La
estética que ha formado esta idea, es la estética del que es capaz de negarse
como singularidad por hallar una satisfacción que nunca llega en el
acriollamiento del que busca la modernidad, y las formas del gusto que las élites
y Europa han incrustado desde antaño.
Pero nuestra oscuridad en una cultura pública separada por diques de
desprecio y negación de la vida, ha estado acompañada en lo privado de una gran
atracción anárquica producto del odio y la desolación que produce la hipocresía
civilizada. Nuestro deseo es, a pesar de las grandes esperanzas de amar y ser
amado, un jardín secreto de trasgresiones y traumas sexuales, donde el erotismo
actual y del pasado ha merecido nuestra vergüenza, de nuestros cuerpos y de lo
que ellos encarnan como personalidad y cultura. Nos deseamos todos de manera
cínica, constituyéndose un placer que solo es la conquista de manipulaciones y
de calumnias, donde nuestro calor y juegos requieren los silencios para
colisionar con el cuerpo de lo que se desea y a la vez se rechaza. El racismo es en el Perú una forma de
control de aquello que se desea controlar para abusar de él, de aquello que se
etiqueta que no debe vivir su propio cuerpo ni formar su propia experiencia de
sexualidad. De arriba abajo el racismo es una treta para evadir el gran
deseo que nos despierta una debilidad como el poder. La decencia y la moralidad
corporativa que nos acompaña el día de hoy encierra un deseo no liberado, no
institucionalizado, donde el mundo privado del que se precian los géneros es
una postergación constante, una ilusión que solo se contenta con instantes de
descontrol y embriaguez. El racismo nos erosiona y nos esconde, y a la larga es
la única forma más estable de sentido, ahí donde cunde la ignorancia, la obsolescencia
y la brutalidad de la existencia peruana.
Playa al sur de Lima donde se da discriminación |
Pero el racismo no es fácil de desactivar. Ha sido y es el pretexto para
sembrar el odio visceral y transfigurarlo en proyectos de poder. Ahí donde las personas y sus mundos de la
vida se ven divorciados de los sistemas políticos a los que poco hacen caso, la
raza es una forma de hallar seguridad, apariencia y por qué no organizar nuevas
tribus. La clase ha sido una forma de encubrir este viejo debate, pues la
democracia y la política quisieron llevar el antagonismo por otro lado hasta
tener arruinadas a nuestras mentes al regresar al etnocentrismo, para dividir y
crear simulaciones y seudorevoluciones como en el pasado.
Alternativas
/ salidas
Si se desea derribar el poder hay que partir de una premisa muy
sencilla. El poder ha controlado y controla nuestra percepción sobre nuestros
cuerpos de tal modo que modela y usa nuestras sensaciones contra nosotros
mismos. Avergonzarse de lo que llevamos ha sido un modo astuto de ingresarnos
miedo y prohibición. Lo sagrado puede morir y resurgir si se replantea esa
vieja idea cartesiana y muy británica de que el interior nos da equilibrio, y
que la razón es un instinto que nos permite no ser destruidos por nuestros
propios fluidos. Ir en contra de esa idea, es decir llevar hacia afuera todo lo
que late en nuestra piel es el santo y seña de cómo derribar la fuerza del
poder que es esencialmente distorsionar nuestros deseos y afectos. El racismo
morirá si matamos el mundo privado, y las emociones sinceras saliendo lo
reencantan, pues todo es materia muerta y saqueo indiscriminado. Y ese papel le
corresponde con mayor vigor a la sexualidad. Pero no como objeto de poder, sino
con entrega y dispuesta a darlo todo. Solo así se reconectará con el amor, y el
racismo, como el sexualismo vacío hallarán coherencia y gratificación creativa.
Hoy el mundo se atreve a todo pero aún en el
mundo privado. En ese sentido es más la creencia de que el otro es solo un
cuerpo, una raza sobre la que hay que ejercer dominio y placer. La hegemonía del poder se
tambaleará entre otras cosas si lo sagrado y los cuerpos se vuelven a encontrar.
Oponer el erotismo, lo pornográfico, y las distinciones más desenfrenadas en
contra de un amor que se piensa escaso y gaseoso es a fin de cuentas rendir
culto a las razas que más despiertan nuestro deseo, y caer en el padecimiento
más democrático. Los varios cuerpos hay que vivirlos en la mayor pluralidad y
creación posible, solo así no habrá rivalidad. Pero esta vivencia es un algo
que cada pueblo debe sentir sin modelos y presiones. Pues de estos elementos
depende la reconciliación de las personas y sus vidas afectivas con el mundo de
las instituciones y la técnica más amplia.
En nuestra cultura este desafío es complicado como discordante. Corroer
el odio que existe en nuestra historia psíquica depende más que de un
atrevimiento que de una nueva fe en las
cosas y en las criaturas que nos rodean. Si alguien se atreve a seducirnos
nuevamente como país, será alguien que despierte mucha esperanza como miedo. Y
lo hará desde aquello que moviliza nuestros apetitos e inconformidades, pero
eso es un peligro, como ahí donde reza
la salvación.
Ronald TORRES BRINGAS
Protesta frente a un canal de TV en abril 2014. |
El racismo de los dominados
Aquí ya no más la vergüenza por la piel.
Subcomandante Marcos
No te disfraces,
no te acomplejes:
eres precioso
porque eres diferente
Los Prisioneros
Racismo: ¿Cuál racismo?
El racismo no es un fenómeno unívoco y exclusivo de las clases más acomodadas y nice de este país. Aunque históricamente tenemos memoria de una República de españoles, étnica y racialmente homogénea por un lado, enfrentada desde el poder, con una República de indios, secularmente explotada y subordinada.
Según Pierre Bourdieu, la violencia simbólica es un proceso mediante el cual un discurso dominante (en este caso el prejuicio racial) se internaliza en el imaginario de los dominados, y se cristaliza de una forma “legítima” debido a los espacios de reproducción social y cultural (familia, escuela, los mass media), de tal manera que los dominados asumen su rol –previamente establecido– de una forma tácita y casi inconscientemente. No obstante, el “racismo” se da en todos los sentidos y direcciones. Recuerdo el caso de una amiga artista, esbelta y de tez blanca. Estudió en un colegio estatal de Salamanca, su barrio, porque sus padres no podían pagarle uno privado. Ella me contó que las niñas, de rasgos andinos y de tez trigueña, la hacían objeto de burlas y discriminación por el hecho de ser la única "blanquita", esto es era una outsider en un espacio hegemónico y violento. Más o menos lo contrario me pasó una vez en un colegio privado de Monterrico, cuyo director era un emigrado rumano masón. El objeto de las puyas esta vez fui yo. Mi salida fue recurrir a la violencia nada simbólica (un buen gancho de derecha a la cara rubicunda del agresor). Obviamente, no pude eludir el círculo deletéreo de violencia y prejuicio.
Desde la sociología de la literatura, la narrativa peruana de la segunda mitad del siglo XX, en especial la llamada narrativa urbana asume como uno de sus temas recurrentes el prejuicio racial y la discriminación a la población mestiza y de origen andino. Siguiendo en este punto a Mijail Bajtin, nos damos cuenta de que el discurso literario no es un recipiente hermético, sino que se entreteje con otros discursos y es interpelado, a su vez, por la conciencia ideológico-social, es decir por el imaginario social. De esta manera, los personajes de las obras de Vargas Llosa, Ribeyro y Bryce, entre otros autores, son interpelados, conscientemente o inconscientemente, por el imaginario de la clase media y de la oligarquía, reflejando, cuando se da el caso, un profundo racismo y un prejuicio extendido contra la población indígena o de origen andino. El cuento Alienación de Julio Ramón Ribeyro, escrito en 1975, es un ejemplo claro de este proceso. Los personajes del zambo Boby López y de la miraflorina Queca son retratos estereotipados es cierto, pero a la vez una especie de alter egos de dos clases sociales antagónicas mediadas por relaciones de poder y jerarquizaciones omnipresentes. De esta manera, el arribismo, la discriminación y el racismo se tienden puentes y son marcas de fábrica de una sociedad profundamente jerárquica y violenta. Muchas de estas obras literarias tienen más de 40 años de publicadas pero siguen siendo vigentes.
Me viene a la memoria una investigación que hice el 2005 sobre pandillas de El Agustino (Ancieta Alta). A la hora de elaborar el estado de la cuestión, me topé con un trabajo de Martín Santos donde le hace una entrevista a un joven pandillero de un barrio urbano-marginal del Cercado. El joven cuenta que su familia lo matriculó en un colegio de Jesús María con el fin de que siguiera la secundaria. Como le gustaba "recursearse" desde niño, vendía golosinas en los carros; pero un día alguien del colegio lo vio en su actividad. El joven relata la profunda vergüenza que sintió cuando el seudoeducador quien lo tenía a su cargo lo discriminó en plena clase diciendo: “este colegio ya no es lo mismo”. El muchacho se convirtió ipso facto en el centro de las miradas de sus compañeros. Está de más decir que el joven en mención no terminó la secundaria en ese colegio. De hecho jamás volvió. ¿Qué debería hacerse en este caso? Una reeducación y lo que se conoce como un desaprendizaje, empezando por el profesor o seudoeducador, aunque una lobotomía cerebral podría también ayudarle.
Cholo soy ... y no me compadezcan
El síndrome de Michael Jackson es referido por Gidens en su libro Sociología. Este habla de un estudio realizado en EEUU con niñas blancas y negras, quienes jugaban con muñecas blancas y negras. Los investigadores averiguaron que tanto las niñas blancas como las negras tendían a preferir las muñecas blancas. En nuestro país, debido a la violencia simbólica y al prejuicio imperante, muchos niños mestizos tienden a identificarse como blancos. Asimismo aquellos asumen actitudes y conductas discriminatorias en contra de gente que no es blanca. Surge entonces el cholo con plata que cholea a todo el mundo, incluyendo a los cholos misios. Esta mistificación no es unívoca ni hace víctima favorita a la clase media. Aunque se ha señalado su tragedia. A este respecto Sebastián Salazar Bondy escribió, refiriéndose a las familias oportunistas, en Lima la horrible hace más de 4 décadas: “La voluntad de vivienda, confort o educación se torna (...) en voluntad de ascenso social. Voluntad, pues, de desclasamiento. La aspiración general consiste en aproximarse lo más que sea posible a las Grandes Familias y participar, gracias a ello, de una relativa situación de privilegio. Este espíritu (arribista señalamos nosotros) no es exclusivo de la clase media. El pueblo entero, aun su masa más desdichada e indigente, obedece al mecanismo descrito. Y por una razón clara: cuanto más inestable es el status, más vehementemente se desea alcanzar la estabilidad. Y por cualquier medio”.
Ciertamente con el llamado fenómeno de globalización, y gracias a los mass media y las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC), se ha impuesto una cultura hegemónica, o mejor dicho un paradigma de cultura o way of life. Desde la perspectiva de los teóricos de la política de la diferencia, confrontada con la política de la dignidad igualitaria, este hegemonismo político-cultural constriñe e invisibiliza las identidades culturales particulares y el potencial de moldear y definir nuestra propia identidad, como sujetos autónomos. Sin embargo, nosotros pensamos, desde una posición libertaria, que históricamente esto se ha venido dando entre nosotros, teniendo como marco jurídico y político un estado unitario abiertamente etnocéntrico y jerárquico. Solo pensemos en ese dato terrible del Informe Final de la CVR de que el 75 % de los muertos y desaparecidos de la violencia política 1980-2000, son quechuahablantes y localizados en los departamentos más pobres de la Sierra Sur. Es decir, los que más sufrieron la violencia criminal, ya sea de SL y sobre todo de las fuerzas del Estado peruano, fueron campesinos pobres, serranos y quechuahablantes y sin ninguna representatividad política.
No somos ingenuos. Este orden de cosas no cambiará de la noche a la mañana. Tampoco se extinguirá la discriminación racial y/o el prejuicio racial en este país, si desaparecen los programas de televisión supuestamente racistas. Ciertamente, hay una relación directa entre los medios de comunicación de masas y los centros de reproducción social. El Estado democrático de Derecho es una entelequia. Una normativa en contra de la discriminación racial y de toda índole no puede hacer mucho si el prejuicio está tan extendido, si es pluriclasista y, sobre todo, si llevamos el racismo (sistema ideológico) tan internalizado. Nosotros, como se comprenderá, no esperamos nada del poder político ni de élites representativas. Pero sí pensamos que una autovaloración y aceptación positivas, desde la afirmación creativa de una individualidad completamente en pugna con el poder (recordemos aquí la frase de Foucault “No os enamoréis del poder”), ciertamente son necesarias.
J. Nicolás GAMARRA Z.
El racismo: Una grave enfermedad universal[i]
Perú no es el único país del mundo con la
existencia histórica del racismo. Se puede decir, con toda franqueza, que
desgraciadamente es un fenómeno internacional. Hasta puedo confirmarles que la
teorización de esta ideología repugnante (darwinismo social), viene de los sociólogos racistas de una de las
más famosas y “prestigiosas” universidades de gringolandia (U.S.A): Universidad
de Harvard (*).
En el Perú, sabemos muy bien, que desde la llegada
de los conquistadores españoles, el racismo ha estado con nosotros. Imposición
ideológica del cristianismo por parte del poder imperial (considerando a los
nativos “inferiores”), no hubiera podido ser exitoso sin la fuerza y la matanza
de los indígenas originarios. Y desde entonces no solamente se da por parte del
estrato blanco/criollo, sino que existe por parte del mismo estrato de los
indígenas y “cholo/as“, hacia los costeños. Pero obviamente, es mucho más
fuerte y repudiable por parte de la minoría de clase alta criolla hacia el resto de la sociedad
mestiza.
Justo luego de la primera ronda del circo
electoral del 10 de abril de 2011, hemos sido testigos de estos rasgos prejuiciosos
y hostiles contra Ollanta Humala por parte de los ignorantes usuarios dentro la
red social llamada facebook o Twitter. Aquí no considero necesario repetir ninguna de
estas frases repugnantes, como fue mostrado en forma didáctica por César
Lévano, el director de “La Primera” (analizando este fenómeno correctamente, dice
que tiene “un trasfondo fascista”); o
por el psicoanalista Jorge Bruce (cuando dice sutilmente “el retorno de lo reprimido con el retorno
del oprimido”) en La República.
¿Cómo solucionar esta lacra social que ensucia
el espíritu de los jóvenes? Solo con educación progresista/humanista, por
supuesto. Pero como anarquistas tenemos
que reiterar aquí y siempre que no podemos
esperar nada ni del Estado ni de los medios de comunicación masiva (sea radio,
televisión o prensa escrita) porque casi todos están en manos de la clase
dominante que es, de algún modo, sumamente racista. Ni modo. Nos quedan
poquísimos recursos alternativos para educar a las próximas generaciones.
Nuestra lucha obviamente no es solo contra los explotadores capitalistas (“local/nacional“
o “extranjero“), sino contra todo tipo de imbecilidad sociocultural, sea en
forma racista, machista (sexista) o sentimientos homofóbicos. La lucha es larga
y dura. No podemos dar ninguna tregua a las fuerzas reaccionarias existentes.
¡Abajo al
racismo y los racistas (fascistas disfrazados)!
¡Viva la
dignidad humana!
PaYmaN PieDaR
(*) No debemos olvidar que en el mismo
Estados Unidos aunque por ley el racismo “desapareció” hace décadas; o mejor
dicho que no es políticamente correcto hablar sobre la existencia de discriminación
racial, o hablar sobre el color de piel de las personas en público (con todo la
lucha que llevaron adelante los dos personajes famosos de Martin Luther King y Malcolm
X, en la década del 60 del siglo pasado y por la misma razón, ambos asesinados
por el F.B.I) ,pero en la realidad el racismo está institucionalizado y se
manifiesta en toda esfera socioeconómica y cultural de la sociedad estadounidense.
¡Está asquerosamente muy vivo!
[i] Artículo
originalmente publicado en el número 2 del periódico ácrata Acción Directa, de la región peruana.
Acomplejados y resentidos
En los últimos meses, frente a las diversas denuncias sobre racismo en el fútbol, las redes sociales o los medios de comunicación (especialmente por el retorno del nefasto programa La Paisana Jacinta), diversas personas han tildado a los denunciantes como “acomplejados”, negando que exista racismo en el Perú o declarando que protestan frente a bromas intrascendentes. Hilaria Supa, Mónica Carrillo, Tulio Loza, Reynaldo Arenas, varios futbolistas y este amable cronista han recibido el epíteto de “acomplejados”.
Una de las características más marcadas del racismo peruano es la negación del problema. En este caso, los que llaman “acomplejados” a quienes denuncian el racismo pretenden negar un problema social y convertirlo en un problema individual y psicológico. La supuesta víctima es en realidad un paranoico, que encuentra racismo en todas partes o alguien exageradamente sensible, que considera que muchas situaciones inofensivas tienen una intención racista. A las agresiones racistas se añade entonces la acusación de tener un desequilibrio mental, que, curiosamente, sería responsabilidad de quien lo padece, pues se estaría autoimponiendo sentimientos negativos.
En el fondo, "acomplejado" se ha convertido en el término que usan los racistas para referirse a la víctima que rechaza el maltrato. Lo que esperan los racistas es resignación y sumisión... y ante el desconcierto que sienten ahora que encuentran cada vez menos estas actitudes, pretenden descalificarlos.
Ahora bien, hace décadas yo escuchaba más bien otro término, "resentido", para referirse a quien se encuentra disgustado por las diferencias sociales. Quienes califican a otro como “resentido” consideran que no existen realmente problemas como la explotación o la injusticia social y que el verdadero problema está en la mente del “resentido”, un amargado, alguien que no ama a su país. Inclusive se le acusa de tener tendencias autodestructivas, porque no sabe aprovechar las oportunidades que el Perú le brinda. Para quienes piensan así, el Presidente Velasco fue el ejemplo más evidente de “resentido”
Reducir el racismo a un problema psicológico permite negar situaciones evidentes, como las sogas que colocaban los veraneantes de Naplo y Ancón hasta hace unas semanas. Se señalaba que no era por racismo, sino para evitar que otras personas llevaran alimentos. Solamente cuando mostramos en fotos que inclusive se colocaban sogas en el mar, donde nadie lleva alimentos, se pudo desmentir esta afirmación.
De igual manera se acusa de acomplejados a quienes critican los programas del Canal Plus o los anuncios comerciales donde aparecen solamente personas de rasgos europeos. Se dice que no es por racismo, sino porque se dirigen a un público de estos rasgos. Sin embargo, esto no es cierto, como tampoco en lo que se refiere a los programas Combate o Esto es Guerra que tienen los mismos parámetros estéticos. Es interesante cómo aún personas que se pronuncian contra el racismo, pueden acudir a la negación o inclusive la agresión cuando se enfrenta a actos racistas vinculados a su entorno cercano, como la publicación de un aviso racista por la entidad a la cual pertenecen.
El “acomplejado” puede tener una buena posición económica o buena educación, pero continua incubando sentimientos paranoicos, sintiéndose agredido por palabras o imágenes que siempre han existido en el Perú. Julio Álvarez analiza lo que está detrás de este término: “Cuando el discriminador me tilda de ´acomplejado´, pretende además arrebatarme mi dignidad. Cuando el discriminador me dice que ´solo es una broma´, pretende decirme que carezco de sentido del humor. Cuando el discriminador me dice que ´no tienes correa´, pretende acusarme de carecer de habilidades sociales, que soy insuficiente, anti-social, que soy intolerante. En suma, es un juego diabólico donde el discriminador pretende ser jugador, juez y ser el único que cuenta con fichas.”
Geraldo Flores precisa además que el discriminador se refugia en decir que es una broma o en ridiculizar a la víctima cuando se ofende porque él “no es capaz de enfrentar en serio la agresión que comete” y por eso “tiene que recurrir a vericuetos verbales escapatorios”. Él añade que “eso no es otra cosa que cobardía mezclada con miedo a lo que no sea como uno”.
Cecilia Wong además indica el contexto en que se actúa con racismo “Lo podemos plantear también similar a la dinámica del mobbing (o acoso laboral) donde la persona acosada es un chivo expiatorio y quienes le acosan son del tipo narcisista, del tipo paranoide o bien del tipo psicopático. El tema de fondo es que acosan porque se ven amenazadas”. Este análisis sobre por qué se discrimina es fundamental: en sí la diferencia (étnica, de orientación sexual, de lugar de origen) es vista por muchos peruanos como una amenaza. Inclusive, en ámbitos académicos, le ocurre a quien tiene un origen diferente (en términos más sencillos, quien no es de la argolla).
En el Perú, todavía nos queda un largo camino para aceptar las diferencias… y para aceptar que todavía somos intolerantes a las mismas.
Wilfredo ARDITO VEGA
***
CONVOCATORIA - JOIN US
ARTÍCULOS O ENSAYOS SOBRE
EL
ESTADO Y DEMOCRACIA PERUANA EN EL CAPITALISMO ACTUAL
1. Convocantes: La Comuna es expresión de
la incesante necesidad de entender y explicarse las realidades desde una
perspectiva crítica y desde el lado de la no hegemonía. Es una trinchera del
pensamiento libre y la posibilidad del sueño humano, siempre humano.
2. Objetivo: Examinar las
transformaciones del Estado y la
democracia peruana en el capitalismo actual.
3.
Participantes:
Para el segundo número de La Comuna la participación es abierta a las
diferentes disciplinas y/oficios de las ciencias sociales. Los artículos o
ensayos enviados (solo podrán enviar uno) serán revisados y seleccionados por
el comité conformado por dos profesionales de las ciencias sociales.
4.
Características de los artículos/ensayos: Deben tener una extensión máxima de 3
hojas a espacio y medio. El lenguaje tiene que ser sencillo, directo y estar
vinculado a la temática objeto de la convocatoria. La letra será arial 11.
5. Fecha de
envío: Los
interesados enviar sus artículos hasta el 15 de mayo del 2014 al correo de:
researcher_social@yahoo.es
6. Forma y
fecha de publicación:
los artículos/ensayos seleccionados serán incluidos en el segundo número del
periódico, en su versión impresa que será publicada la última semana de mayo
del presente, e incorporados al blog del periódico. Además se hará una
presentación del periódico en espacios públicos.
6. Consultas
y/o dudas:
antonioromero99@yahoo.com
researcher_social@yahoo.es
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