La Unión Europea contra la pared
El referéndum inglés sobre la permanencia o
no de la Gran Bretaña en la Unión Europea, realizado el jueves 23 de junio, ha
resultado un terremoto político en Europa, pues los ingleses han votado por el
Brexit (ruptura con la Unión Europea), por solo 2 % de diferencia, pero, para
escenificar mejor ese sismo, las Bolsas de Valores en casi todo el mundo han
caído en un promedio de 6 o 7 % (en París es de 8.04 %).
Según los medios franceses, son los de mayor
edad quienes han inclinado la balanza en favor del Brexit, mientras los jóvenes
han votado por mantener la adhesión a la UE. Igualmente, contra el Brexit se
han pronunciado los pueblos de Escocia, País de Gales e Irlanda del Norte; así
que Inglaterra está en peligro de partirse en cuatro pedazos, ya que estas tres
naciones quieren ahora su Independencia de la Corona británica.
Para empeorar este cuadro de crisis,
inestabilidad y tensión, la extrema derecha y la extrema izquierda europeas, al
unísono, piden que los pueblos voten y se pronuncien contra la Unión Europea, a
la que han convertido en el chivo emisario de todos los errores y aberraciones
económicas, sociales y políticas de sus gobiernos, o sea, la política ultraliberal,
que se implementa desde hace más de 30 años, alegando que tenemos que recuperar
nuestra independencia, nuestra soberanía nacional y nuestra libertad que
habrían sido confiscadas por la Unión Europea, bajo el liderazgo de Alemania y
su canciller, Angela Merkel.
Como si Francia, o Italia y cualquier otro
país miembro de la Unión, fuesen colonias y semicolonias, saqueadas por algún
“imperialismo”, igualito a lo que sucede con los países del Tercer Mundo. Esta
visión es falsa porque pretende ocultar a los
tiburones que navegan en cada uno de estos países de Europa: las grandes
empresas transnacionales destructoras de empleos en este y todos los continentes.
Estos tiburones son los que manejan a la Comisión europea y a todos los gobiernos
que ejecutan las políticas antisociales dictadas por ella.
Es decir, que la “independencia”, la “soberanía”
y la “libertad” de cada nación es una gran estafa, una mentira para manipular a
los electores, puesto que con o sin Unión Europea, nuestra suerte será trágica ya que los tiburones del capitalismo
“nacional” seguirán tragándose a las sardinas, que somos los consumidores, los
trabajadores, los pobres, los jubilados no afortunados, los jóvenes, los
desocupados y los excluidos de todo beneficio, que expresan su rabia en las
violencias urbanas, casi incontenibles por las autoridades.
La extrema derecha y la extrema izquierda
electoreras solo tratan de pescar votantes en río revuelto y en forma
irresponsable, porque las consecuencias de un repliegue de cada uno dentro de
sus fronteras nacionales son incalculables, y pueden ir desde el
empobrecimiento general, pasando por la agresión contra todos los extranjeros,
hasta la mismísima guerra, cuya contención durante 70 años ha sido la ventaja
mayor de la Unión.
He aquí la raíz de nuestra preocupación e
inocultable ansiedad, agravada por el hecho de que algunos “compañeros” del
Perú y otros países del llamado Tercer Mundo ven la “revolución social” detrás
de todo este seudorradicalismo, que es la destrucción por la destrucción. Si
vieran el verdadero monstruo que se esconde detrás de la caldera que ha
devenido el planeta, la guerra generalizada, pues otra sería su actitud, al
menos más sana, pues los anarquistas siempre estuvimos contra la guerra, contra
todas las guerras, las armas y el militarismo, sobre todo ahora en que el autoritarismo
más criminal se esconde detrás de palabras atractivas como libertad e independencia
y “muerte al sistema”.
En resumen: no estamos por la destrucción de
la Unión Europea, sino por su refundación en una unión de pueblos que buscamos
la paz y el bienestar, superando el capitalismo que todo lo prostituye.
La
Francia, digo en sus clases bajas, de las que formamos parte, se ha empobrecido
tanto que el racismo creciente se alimenta de la idea que “no se puede compartir
la ayuda social con nadie”, que, si siguen llegando inmigrantes y refugiados,
la caja del Estado va a vaciarse y nos moriremos de hambre, entonces hay que
“expulsar” a la mayor parte y, cuando eso no fuera posible porque ni en sus
países aceptarían a tanta gente, ¿qué haríamos? ¿Encarcelarlos, imponiéndoles
trabajos forzados, o creando nuevas máquinas de exterminio, más modernas que
las cámaras de gas nazis?
Ya hay una experiencia histórica por la cual
Alemania ha debido pedir perdón. ¿Cómo es posible que ahora no se den cuenta de
este peligro mortal, y que algunos desalmados consideren “normales” el antisemitismo,
la islamofobia y la xenofobia, so pretexto que los inmigrantes seríamos
“intrusos”?
Tengo que aclarar que no todos los franceses
son nacional racistas, hay millones que siguen creyendo en que la Francia es
“una Tierra de Asilo”, abierta a todos los “Condenados de la Tierra”. Sin
embargo, el gobierno es más probable que caiga en manos de la derecha y extrema
derecha liberticidas.
Miguel Tauro
Saint
Nazaire, 24 de junio del 2016.
Extraído de: http://www.taringa.net/post/apuntes-y-monografias/15157756/Patriotas-de-mentira-y-patriotas-de-verdad.html |
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