El fascismo nunca se fue de Chile
El modelo de desarrollo impuesto a partir de
Bretton Woods está liquidado. No da para más. El FMI, la OMC, la OEA, etc. son
instancias que han impuesto a los países llamados del Tercer Mundo políticas
económicas y "recomendaciones" que solo han servido para acrecentar los enormes antagonismos
sociales y las inequidades, favoreciendo
a las élites locales a expensas de la clase trabajadora y las masas campesinas
en proceso de proletarización desde hace varias décadas.
Chile es uno de los países donde fue
aplicado "ejemplarmente" el modelo económico neoliberal y el Estado mínimo (los Chicago Boys
fueron los paradigmas de la política económica chilena), luego de la
implantación de un régimen fascista (setiembre de 1973) que persiguió con
terror y extrema crueldad a los opositores políticos y a todo aquel que
consideró “enemigo”. El resultado fue la eliminación física y la “desaparición”
de miles de estudiantes, obreros, campesinos e intelectuales que se opusieron
(incluso algunos con las armas) a un régimen criminal, auspiciado por los
Estados Unidos y otras potencias imperialistas.
Ese fascismo nunca se fue, a pesar de los
sucesivos gobiernos de la Concertación y de la “izquierda oficial” (PS). Es que
los libertarios lo hemos denunciado siempre: el Estado y sus Fuerzas Armadas y
Policiales (cancerberos) son los enemigos de la libertad y de los trabajadores.
En todas partes es así (Chile, Perú, Ecuador, China, EE.UU.), etc. El gobierno ultraderechista de Piñera ha decretado el toque de queda y los
milicos han salido a las calles y, tal como lo denuncian los compañeros de la
región chilena, el terror ha sido diseminado en un contexto de “democracia” y
supuesto respeto de los derechos humanos (¿de quiénes?). Las detenciones
arbitrarias no cesan, los muertos ya excedieron los 20, hay agresiones sexuales
a compañeras por parte de milicos y carabineros, etc. El terrorismo de Estado
como en épocas nefastas. La represión salvaje en consonancia con el predominio
del principio de autoridad.
Como lo denuncia la Federación Anarquista
Santiago, el gobierno derechista viene desarrollando una estrategia
comunicacional que quiere internalizar la idea de que se trata únicamente de un
“conflicto de seguridad”, en donde la prioridad es restablecer el orden y la
legalidad (a toda costa, es decir a sangre y fuego). Ya son más de 5400 detenidos hasta el 22 de octubre
(según la Fiscalía chilena), más de 250 personas heridas de gravedad y el
gobierno “pretende ocultar su responsabilidad”. Como lo señalan los compañeros de El Sol Ácrata en el número especial de octubre: "Ha quedado al descubierto el verdadero rostro de esta democracia putrefacta al servicio del capital, dispuesta a asesinar para garantizar sus propiedades e intereses...".
Este terrorismo de Estado debe ser detenido
y la represión indiscriminada debe cesar. Una verdadera huelga general es el
camino para hacerle sentir al gobierno que los trabajadores ya perdieron el
miedo y están hartos. Ni los politiqueros oportunistas de siempre (del PC y del
PS) ni los recientes tienen cabida en esta eclosión social del elemento más
combativo del pueblo. La solidaridad de todos los internacionalistas es
necesaria más que nunca. Para que el fascismo de ayer no alce el vuelo y sea
liquidado para siempre en las sombras infaustas de la historia.