viernes, 17 de diciembre de 2021

Historia del fútbol peruano

 


Apuntes históricos sobre la definición del campeonato limeño de fútbol de 1934

 

José Carlos Rojas Medrano[1]

 

En los últimos tiempos, el título de 1934 (el Tetracampeonato para la gente de Alianza Lima) ha sido objeto de una ardua disputa, sobre todo mediática, entre los equipos más populares del país. Los argumentos principales en contienda señalan que, en el caso de Alianza Lima, el partido jugado el 7 de julio de 1935 solo definía el campeonato de primeros equipos de 1934, pues ya habían ganado el título de campeón de clubes (o absoluto), mientras que para los merengues dicho encuentro sí representó el máximo trofeo de ese año.

El tratamiento, para esclarecer este hecho deportivo, se ha dado a partir del análisis de los boletines oficiales de la FPF, que los diarios de la época reproducían fidedignamente. No hay ninguna contradicción sobre los contenidos de dichos documentos entre los distintos periódicos. En este sentido, tienen el valor probatorio correspondiente. De esta manera, respecto del aspecto formal y legal son bastante contundentes las pruebas que señalan al conjunto blanquiazul como el campeón absoluto y a Universitario como el campeón de primeros equipos (un título menor según las bases que regían en aquella época). No obstante, ha habido poco interés en otros ámbitos (distinto al de los boletines) que pueden darnos algunas luces complementarias a este engorroso episodio del fútbol peruano.

En este espacio quisiera analizar, brevemente, las reacciones, las intenciones y los discursos que construyeron personas ligadas a Universitario ante la derrota del 18 de noviembre de 1934 y el posterior partido definitorio del 7 de julio de 1935, así como el desarrollo de la información que sobre estos eventos realizó parte de la prensa.


¿Aceptó Universitario la legitimidad del título absoluto obtenido por Alianza Lima?

A la última fecha del campeonato, la U llegó como favorito, pues solo le bastaba empatar su partido de reserva contra el conjunto victoriano para calificarse como el campeón de clubes. Mientras tanto, Alianza Lima necesitaba imperiosamente ganar los dos clásicos (de primeros equipos y reserva) para coronarse por cuarta vez consecutiva campeón de primera división. Previamente a este encuentro no existen comentarios de los actores de los clubes ni de la prensa, respecto de que no era tan “justo” que alguno de ellos sea campeón con una fracción de puntos dada por su equipo de reserva. Los medios de comunicación, más bien, estaban interesados en resaltar que era muy probable que la juventud del equipo crema jubile a los viejos cracks blanquiazules, aunque también existía la posibilidad de una hazaña de los aliancistas. La prensa jugaba con estas alternativas para generar una gran atención en el aficionado futbolero.

Como sabemos, Alianza logra clasificarse campeón absoluto de 1934 al vencer a Universitario por 2-0 en sus reservas y 2-1 en los primeros equipos. Para Universitario esas derrotas causaron una tristeza y desazón en sus dirigentes, jugadores e hinchas. Fue un golpe anímico muy duro. Las críticas al interior del club no se dejaron esperar. A partir de esta tragedia deportiva se fue deslizando un doble discurso en un sector de la dirigencia. En un primer momento, el exjugador y dirigente en funciones, Plácido Galindo, tiene palabras de consuelo y resignación para con sus aficionados, haciendo un llamado a la tranquilidad y a que vendrán tiempos mejores. “Sé muy bien el profundo efecto que ha causado en el círculo de nuestros parciales las derrotas que experimentamos frente a nuestros clásicos rivales, pero es necesario resignarse. Hay que saber perder y tener siempre presente que las lamentaciones a nada conducen. Ya vendrán otras oportunidades” (La Crónica, 22/11/1934).

Sin embargo, paralelamente a estas ecuánimes declaraciones, se comienza a construir otro discurso menos conciliador y, además, contrario a las bases y reglamentos vigentes en el campeonato. El centro de su argumento pasa por deslegitimar el título absoluto de Alianza, en la medida en que consideraba que el campeonato de primeros equipos debería ser el más importante y no la tabla general donde se le agregaban puntos de la reserva. No le parecía justo. “Siempre he comentado risiblemente las reglamentaciones de nuestros dirigentes que tienen mucho de irreal e impráctico. El caso del llamado ‘Campeón de Clubs’ es uno de los más típicos … Hemos sostenido que el Campeón debe ser el que obtenga mayor puntaje, exclusivamente con su cuadro de Primera División, que es el equipo que da nombre y prestigio al club” (Ibíd), afirmaba Plácido Galindo.


¿Cuál fue la intención principal de la U en su reclamo ante la FPF?; y ¿por qué se alarga la definición de primeros equipos?

El malestar de la gente de Universitario por cómo se había perdido el campeonato, entonces, lleva a que Plácido Galindo formule un reclamo en las instancias de la Liga. Lamentablemente, las actas de esa solicitud no se publicaron, pero, a partir de las declaraciones de los actores involucrados, podemos conocer el tenor de ese reclamo.

Galindo afirma que, al estar empatados en el campeonato de primeros equipos, el desempate debería significar al campeón (absoluto). En su razonamiento, los equipos principales deben tener el mayor peso, y es eso lo que busca en su pedido. “Ante esta emergencia, lo lógico sería que, para designar al campeón, se tome en cuenta el resultado del obligatorio match que deben jugar Alianza y la U por el desempate del torneo principal, que es de los primeros equipos” (Ibíd). Queda claro que a Galindo no le interesaba disputar este desempate solo para dilucidar el campeonato de primero equipos, lo que equivalía a aceptar que Alianza ya era el campeón de clubes, sino fundamentalmente su motivación y deseo apuntaban a obtener el galardón máximo, el trofeo absoluto, en la medida en que se aceptara la totalidad de su reclamo.

Esta posición maximalista y contraria a las bases por parte de la U es corroborada por el delegado de Alianza Lima, Jorge Sarmiento. Las declaraciones del dirigente íntimo son muy reveladoras respecto de lo que buscaba la institución merengue. Manifiesta un profundo rechazo a sus opiniones que cuestionan las bases actuales (en la medida en que no le conviene), pero no lo hizo, por ejemplo, cuando en el torneo de 1933 la U salió beneficiada con ese sistema de puntos, pues le dio la posibilidad de llegar con opciones del título al partido final con Alianza. “Debe recordar (Galindo) que el Universitario el año pasado debido a su reserva, consiguió llegar a disputar la final del campeonato con nosotros y sin embargo nosotros no reclamamos”, afirma Sarmiento (La Prensa, 27/11/1934).

En otro punto de la entrevista, se confirma que la U quiere que el partido de desempate (que, además, no era obligatorio, ya que no estaba reglamentado) se juegue por los puntos, con lo cual si ganara se convertiría en el campeón absoluto en la tabla general. Esta posición de la institución crema, fuera de las normas que regían el campeonato, fue rechazada de manera rotunda por el dirigente e ídolo aliancista, Sarmiento. A lo más podrían ceder en jugar el título de Primera (primeros equipos).

“A pesar de que los reglamentos no especifican, ni obligan a jugar esta revancha, parece que los universitarios, están convencidos de que se debe jugar, pero nuestro cuadro de ninguna manera jugará los puntos del campeonato. Y pueden adelantarle, sin que esto sea oficial, que haré gestiones para que mi club ceda al Universitario el título de campeón de Primera división … el orgullo de los aliancistas está en que han ganado el campeonato en la cancha” (Ibíd).

Debemos precisar que cuando se hace alusión al título de primera división se está refiriendo al de los primeros equipos. Esto queda perfectamente clarificado cuando, en su última intervención de dicha entrevista, Sarmiento critica a Galindo por poner en duda que Alianza es el verdadero campeón, recalcando, para que no queden dudas, que el empate en puntos en los primeros equipos no invalida el título absoluto.

“Me parece algo extraño que se quiera dudar de que el Alianza Lima es el verdadero campeón del fútbol de Lima, y se pretenda desvirtuar por un dirigente el legítimo triunfo de nuestro cuadro. El que los dos clubs tengan igual número de puntos en la primera no es óbice para que se nos reconozca como campeones absolutos” (Ibíd)

La oposición de Alianza, entonces, frustra la pretensión extremista de la U de jugar por los puntos. El Comité de la Liga busca una solución intermedia y establece que se juegue un desempate, de los primeros equipos que estaban igualados, pero que no modificaba la tabla general, pues Alianza ya lo había ganado reglamentariamente. No había forma de variar esa realidad. Por eso, en ningún boletín, declaración periodística de los actores involucrados o comentarios de cronistas deportivos existe evidencia alguna de que hayan cambiado las bases para jugar nuevamente por el título absoluto.

Cerrado el camino legal, la U prácticamente pierde todo interés en jugar ese encuentro, ya que solo podía aspirar al título de primeros equipos. En ese sentido, priorizó giras a provincia (para recaudar), descanso a sus jugadores o el reclamo pendiente, junto al Alianza, respecto a un dinero que les debía la FPF por la participación de sus jugadores en el campeonato sudamericano (1400 soles), y por el 50 % de las utilidades de la recaudación de la taquilla. Esas pasan a ser sus preocupaciones principales y no el desempate con Alianza para un título secundario.

El 20 de febrero de 1935, la Liga de Lima, a partir de su boletín 164, zanjó cualquier posibilidad de cambios de reglamentos a último momento, ratificando que el desempate entre Alianza y la U sería por el campeonato de primeros equipos. Todos los hechos que siguen en los subsiguientes días, semanas y meses, hasta la concreción de dicho encuentro (7 de julio de 1935), se dan bajo ese manto de legalidad, aunque no necesariamente pasa lo mismo en otro plano de la realidad.

Así, por ejemplo, las opiniones de un dirigente universitario son muy reveladoras respecto del poco interés que existía en la dirigencia crema para jugar dicho partido que pertenecía a los primeros equipos, según sus propias palabras. “La Liga Provincial de Lima no puede obligarnos a nada. Y si pactara el match de desempate que falta en el Campeonato de Primeros Equipos, entonces nuestro club preferiría abandonar su opción” (La Crónica, 06/05/1935). La U suspendía una y otra vez las fechas que la Liga estaba coordinando, lo cual hacía notar que a la institución organizadora le era difícil imponer un poder mínimo a los clubes. “La Liga se dispone a sentar el peso de su autoridad. Fijará la fecha para el match Alianza – U, y si los ‘cremas’ no la aceptan, se les declarará perdedores” (La Crónica, 07/05/1935).

Por otro lado, un medio de comunicación conversa brevemente con un representante de la Liga, y este manifiesta las varias posibilidades de resolver la definición del torneo de primeros equipos, dejando una afirmación absolutamente contundente: aun cuando se dispute o no este partido, Alianza ya era el Campeón de Club. “Tienen la firme decisión (los dirigentes de la Liga) de respetar su anterior acuerdo. En caso de que el Alianza acepte jugar el domingo, y la U no lo quiera, se declarará campeón de primeros equipos al Alianza, que ya lo es Campeón de Club. Y si ambos clubs no responden nada a la Liga, entonces una vez pasadas las 7 de la noche, se declarará desierto el título, lo que significaría un fracaso rotundo de autoridad de la Liga de Lima” (La Crónica, 14/05/1935). No cabe duda de que el título absoluto estaba en manos de Alianza, pasara lo que pasara en esa definición. Un detalle que se puede observar es que el interés permanente de la Liga de Lima, de que se lleve a cabo este desempate, pasa por mostrar su capacidad y autoridad de hacer prevalecer sus mandatos. Eso es lo que estaba en juego para esta institución.

Si le hubiesen concedido a la U la posibilidad de pelear el trofeo principal de clubes y no solo el de primeros equipos, dudo mucho que los directivos merengues hayan tenido la actitud de postergar el desempate indefinidamente (rechazándolo en muchos casos), cuando era eso lo que buscaban denodadamente: quebrar el predominio futbolístico de Alianza sobre ellos. El interés de Alianza Lima, por su parte, era bastante reducido deportivamente, pues ya habían ganado el título absoluto, tal como muestran las evidencias tanto legales (boletines) como periodísticas. El atractivo de ese partido, para los íntimos, pasaba básicamente por lo económico. Recordemos que existían premios para el campeón de clubes (100 soles), primeros equipos (80 soles) y reserva (40 soles). Ya habían ganado 140 soles y no les venía nada mal 80 soles extra, más un porcentaje importante de la recaudación de la taquilla.


La teoría de los dos campeones de 1934: la pugna entre el “ser” y “deber ser” deportivo

Después del pitazo final del clásico del 18 de noviembre de 1934 y a partir de su reclamo a la Liga de Fútbol de Lima, Universitario fue construyendo un argumento donde deslizaba la idea de que, al estar empatado con Alianza, en los primeros equipos, en la práctica habría dos campeones de primera división. Asimismo, si no se aceptaba su reclamo de jugar por los puntos nuevamente, señalaban que podríamos tener una figura, si ganaba la U, también de dos campeones: uno de clubes (Alianza) y otro de primeros equipos (Universitario). Hay dos elementos que utiliza la U para cuestionar la legitimidad de la definición de los campeonatos de esa época: por un lado, la participación de los equipos de reserva en la suma de puntos de la tabla general, y, por otro, la idea misma del campeón de clubes.

“Tenemos el caso actual, que, mientras Alianza exhibe el título de ‘Campeón de Club’ por un cuarto de punto conquistado al vencer su reserva a la nuestra, en realidad, lo único que consiguió el domingo con su primer cuadro fue empatarnos en 21 puntos. Tácitamente existen pues dos campeones de Primera División. Cuando juguemos el obligatorio desempate podrían presentarse muchas situaciones curiosas. Si nuestro equipo vence al Alianza tendríamos en casa un campeón de Primera División real y efectiva que sería la U y un campeón falso de clubs el Alianza Lima, y todo esto a mérito de una absurda disposición reglamentaria. En mi concepto no puede haber nada más paradójico, y que en fin de cuentas se ha dado en llamar jubilosamente ‘Campeón Absoluto’”, declara Plácido Galindo para un diario limeño (La Crónica, 22/11/1934).

Para Galindo, lo “idóneo” y “justo” es que solo sean válidos los puntos que logren los equipos principales. Es por eso, según el razonamiento del dirigente, que, ante la disyuntiva de tener dos campeones, el verdadero sería el de los primeros equipos y no el absoluto –como señalan las reglas–. Como podemos observar, todo el desarrollo que hace Galindo está en el plano del “deber ser”, esto es, lo que debería ser lo más justo para un campeonato. Lamentablemente, para sus intereses, esta interpretación no pudo establecerse reglamentariamente ni al comienzo del torneo ni en la definición. En otras palabras, los directivos de Alianza y la Comisión de la Liga hicieron prevalecer el plano del “ser” (las bases aceptadas y vigentes).

Conforme fue acercándose el partido definitorio de los primeros equipos, esta teoría recobra nuevamente fuerza. A pocos días de la final, un sector de la prensa vuelve a desarrollar este enfoque de los dos campeones. Es casi un calco de los argumentos de Galindo, aunque a diferencia de este, el periodista no es tan categórico en señalar que el título de los primeros equipos es más importante que el de los clubes. Deja abierta la discusión al juicio de los aficionados al fútbol. No obstante, colabora en sembrar la duda de quién es el verdadero campeón, así como se hace eco al cuestionamiento de las reglas de juego que imperaban en esos momentos.

“Y sobreviene un caso raro, que puede ser un contrasentido. Supongamos que la U gane el domingo. ¿Qué sucedería? Nada menos que dos campeones en Primera División: el Alianza campeón de clubs; y la U, campeón de primeros equipos de Primera División. ¿Cuál laurel sería el más preciado? ¿Cuál de los dos clubs podría vanagloriarse de su primacía en la División?” (La Crónica, 02/07/1935).

Por otro lado, el jugador de Universitario, Mario Pacheco, a un día de la final, manifiesta su disconformidad con la reglamentación a la cual llama absurda. Para graficar estas malas reglas, según su sentir, pone el ejemplo de una final del campeonato de Intermedia donde Melgar fue el campeón de primeros equipos, pero el Club Sport Progreso lo fue en la tabla absoluta gracias a su reserva y, por lo tanto, ascendió de categoría. Esta es una prueba palpable de que eso podía ocurrir, pues era lo que mandaban las bases, nos guste o no. Vuelve a insistir con la tesis de que, si ganan ese partido, ellos serían los campeones “verdaderos”, aun cuando las normas digan lo contrario. Asimismo, recomienda que en el futuro solo los puntos de los primeros equipos valgan para definir al campeón.

“No pueden ser más absurdas (las reglamentaciones). Si gana la U, como lo espero, ¿quién será el campeón de primera división? Indudablemente, la U. Para lo futuro hay que variar la reglamentación del campeonato, para que no se dé el caso del Melgar que, en Intermedia, ha obtenido su primer equipo el máximo puntaje, pero como su reserva no ha hecho otro tanto, resulta el Progreso campeonando. Lo que debe valer, para juzgar el poderío de un club, es la clasificación del primer equipo”, manifestó el jugador universitario (La Crónica, 06/07/1935).

Lo más importante de esta nota periodística, y la declaración de Pacheco, es que nos muestra que, en la última semana antes del encuentro definitorio, no existe un mínimo indicio de que se haya aceptado algún reclamo de la U, que lleve a modificar la tabla de los clubes, a partir de la definición de los primeros equipos. Corrobora, una vez más, que Alianza había obtenido definitivamente la corona principal. El tenor de las opiniones de los miembros de la U, o la prensa, sigue siendo de crítica a lo establecido, una negación de las reglas.


¿Cuál fue el tratamiento de la prensa poco después de la definición de 1935?

En el mes de agosto, Lima recibe la visita del Club Magallanes de Chile, vigente bicampeón del fútbol mapochino. Venía a medir sus fuerzas con los clubes peruanos: Alianza Lima, Universitario y Atlético Chalaco. La disputa entre los equipos peruanos y chilenos nos da un ejemplo de cómo siguió utilizándose el término campeón de manera indistinta, para referirse tanto al Alianza como a la U, por parte de los medios de comunicación de la época. Ambos son presentados como campeones de Lima en sus encuentros con el conjunto sureño, tal como se muestra en las fotos. Es importante señalar que, en muchos casos, se siguió puntualizando a la U como el campeón de primeros equipos, pero en otros se va simplificando como campeón a secas. Parte de la prensa hace suyo este juego de nombrar dos ganadores, sea por una preferencia hacia la U o por un tema de publicitar mejor los encuentros cremas con rivales internacionales. Todo esto fue abonando a la distorsión histórica a lo largo de las décadas siguientes.






Reflexiones finales

El consenso general aliancista, a partir de los diversos escritos que se han publicado sobre el tema, sostiene que, prácticamente, no hubo mayores inconvenientes en la época de las definiciones (el tema estuvo claro desde el inicio) y, más bien, en años posteriores (hacia las décadas del 70 y 80) es donde aparece el debate histórico de quién poseía el máximo galardón, así como las referencias periodísticas que señalan al club merengue como ganador de esa contienda.          

Sin embargo, en este texto, lo que intento mostrar es que desde el comienzo hubo un intenso debate, cuestionamiento y pugna dirigencial, por parte de los actores involucrados, fundamentalmente del lado de la U; en el cual la prensa ayudó a establecer un sentido común de dos campeones paralelos, aun cuando las reglas de juego vigentes reafirmaban la jerarquía de los títulos obtenidos (el absoluto como el principal, mientras que el de los primeros equipos como secundario).

La estrategia que utilizó la U pasó por deslegitimar la forma como se obtenía el campeonato absoluto, donde los equipos de reserva jugaban un papel importante, ya que colaboraban con una fracción de sus puntos a la tabla general. En un primer momento, este club buscó una salida legal a partir de su reclamo maximalista de jugar por los puntos, lo que le permitía, si ganaba, ser el campeón no solo de los primeros equipos, sino también del absoluto. En la medida en que esto no prosperó, los dirigentes apuntaron a relativizar y socavar la jerarquía de los títulos, esto es, el trofeo absoluto no era superior al de primeros equipos, sino al revés. El plano ideal y del “deber ser” deportivo (el campeón real debería ser el que gane el torneo de los conjuntos principales) fue tomando fuerza y protagonismo respecto a la estructura normativa que regía el campeonato limeño (el plano del “ser”).  

Esta interpretación, distinta a las bases vigentes, tuvo una acogida muy importante en los medios de la época, que coadyuvó a potenciar la idea de que habría dos campeones e, incluso, la imagen de un mayor valor en el título de los primeros equipos. En otras palabras, parte de la prensa no se alineó a lo que señalaban las normas, pues no puso énfasis en sus redacciones designando a un solo campeón (el absoluto). Más bien, mantuvo esta dualidad permanentemente. Al principio, para el caso de la U, podía encontrarse tenuemente alguna referencia, en el interior del texto informativo, al término primeros equipos (para indicar a qué categoría de campeón le correspondía); pero también en paralelo podía utilizarse el vocablo de campeón (a solas) en algunos titulares de las notas periodísticas o en la publicidad de los encuentros de fútbol.

Conforme pasaron los años, el nombre de campeón de primeros equipos (ya de por sí la utilización era escasa) se dejó de lado definitivamente, en la medida en que el formato del campeonato cambió ostensiblemente desde 1935. Fue perdiendo gradualmente su utilidad periodística, pues ya no era entendido por las nuevas generaciones de lectores. Por ello, se consolidó la denominación de campeón de primera división (similar al uso genérico para designar al campeón en cualquier época posterior a estos hechos), cuando en algunas ocasiones se hacía alusión a lo que había ganado la U en 1934. Entonces, si bien en un comienzo (1934 y 1935) cierta prensa se sumó a una campaña poco precisa respecto de quien ostentaba esta máxima corona, el tiempo y la propia evolución de la noticia jugaron a favor de acrecentar esta duda histórica.

No obstante, en el ámbito institucional, podemos encontrar huellas de que el club Universitario no contabilizaba el título de 1934, pues legalmente no le correspondía (Revista Universitario de Deportes, N° 11, Año I, 24/12/1949). Y así como este ejemplo hay muchos más en periodos posteriores. Las esferas institucional y mediática, entonces, no mostraban la misma información sobre este episodio. Marchaban todavía por cuerdas separadas. Más adelante en el tiempo se van a unir. Al Alianza Lima, por su parte, nunca se le dejó de llamar campeón de 1934, pero en muchas ocasiones tuvo que compartirlo con la U en el ámbito periodístico.

Para las décadas del 70 y 80 las condiciones estaban maduras para dar el paso final a favor de los intereses de Universitario. En esa época se va afianzando una mayor exposición pública en los medios indicando a la U como el campeón de 1934, aun cuando podemos encontrar casos contrarios donde no siempre aparece citado ese palmarés en alguna nota de diarios o revistas. Pero la tendencia es bastante clara: se fue revirtiendo y dejando de lado, poco a poco, la mención mayoritaria al Alianza Lima como el campeón de 1934, que había ostentado durante varias décadas posdefinición de 1935. La U se fue haciendo dueña de ese título, en solitario, en el sentido común de los aficionados, producto de una mayor presencia mediática y no por una resolución que pruebe que efectivamente había obtenido el trofeo absoluto.

Las clásicas enciclopedias de fútbol que aparecen a finales de los 80 y principios de los 90, escritas por los periodistas Teodoro Salazar, Lorenzo Villanueva y Enrique Roel, son muy sintomáticas de la nueva realidad sobre este título en cuestión. En el caso de los libros que corresponden a la historia de Universitario (Lolo, ídolo eterno; U, enciclopedia de los campeones e ¡…Y dale U!) muestran claramente a la institución crema como los campeones de 1934. En cambio, la enciclopedia sobre los íntimos (¡Arriba Alianza!), así como el texto 200 clásicos de historia. La tragedia colocan al Alianza Lima solo como tricampeones (1931, 1932 y 1933). El título de 1934 se fue perdiendo de los anales aliancistas. Este círculo se cierra aún más con la publicación del libro, Federación peruana de fútbol. 75 aniversario (1997), del periodista Roberto Salinas, en el cual indica que dicho galardón es de Universitario.

Uno de los factores que explican cómo se llegó a esta situación final tiene que ver con la constitución de una dirigencia crema más combativa y fuerte que el de los victorianos y que, además, tuvo mejores nexos y relaciones con el poder deportivo nacional, así como una importante predominancia en el periodismo deportivo. Los dirigentes de Alianza, por su parte, no prestaron mucho interés, en estas décadas de confusión, por tratar de zanjar el tema, dejando que la desinformación vaya creciendo. La memoria histórica, por parte de los blanquiazules, recién se viene recuperando a partir de la alerta del exdirigente e historiador del club, Armando Leveau, a fines de los 90, y con la publicación del Libro de oro de Alianza Lima (El Comercio), a propósito de la celebración del centenario del club (2001), donde se presentan pruebas importantes que reivindican dicho título.

En suma, la etapa de las décadas del 70 y 80 no es el punto de inicio del desconcierto histórico, tal como se ha venido señalando, sino el momento final, la culminación de todo un proceso que comenzó con el pitazo final del clásico del 18 de noviembre de 1934.

 



[1] Politólogo por la PUCP y con estudios en Programa de Entrenador Juvenil (Licencia B-FPF). Ha escrito varios libros sobre política, música popular y fútbol.





lunes, 18 de octubre de 2021

Metales y sustancias tóxicos afectan a miles de peruanos

    Los profundos impactos (externalidades negativas de mercado para los neoliberales) que provocan las industrias extractivas, en especial la gran minería, en nuestro país son cada vez más patentes. Como ocurren muy lejos de Lima, son invisibilizados por los grandes medios de comunicación, más preocupados en desinformar y promover el macartismo rabioso. Es lamentable que muchos compatriotas de la Sierra Sur estén padeciendo actualmente de problemas de salud, provocados por la presencia de los metales y las sustancias tóxicos que son originados por la gran minería. ¿Y el Estado? Actúa usualmente como “socio estratégico” y aliado incondicional de las grandes mineras sin interés en las grandes mayorías, sobre todo los humildes. Más de 10 millones de personas están expuestas a metales y sustancias tóxicas en Perú. Esto es un verdadero atentado criminal a la salud de las personas. Debe terminar y los afectados deben ser resarcidos completamente. 

 

Márlet Ríos

Escritor, asociado de Amnistía Internacional (sección peruana)


NOTA DE PRENSA

 

Metales Tóxicos: Organizaciones afectadas se reunirán en Lima para exigir al gobierno de Castillo atención de salud integral

 

En Perú, 10 millones de personas están expuestas a metales y sustancias tóxicas

 



Este 18 y 19 de octubre, integrantes de la Plataforma Nacional de Afectados y Afectadas por Metales, Metaloides y otras Sustancias Químicas Tóxicas, articulados en organizaciones de diferentes partes del país, llegarán a la capital para unificar una estrategia de exigencia de atención integral al actual gobierno del presidente Castillo.



Teniendo en cuenta el escenario político actual, en el que un nuevo gabinete buscará el voto de confianza, las organizaciones consideran que es el momento propicio para dialogar con los titulares de las carteras ministeriales correspondientes para que aprueben el Plan Especial Multisectorial de Atención a afectados por metales tóxicos.



Los representantes, que viajarán desde Amazonas, Áncash, Cajamarca, Espinar, Junín, La Libertad, Lambayeque, Callao, San Mateo, Loreto, Moquegua, Pasco, Puno y Huancavelica, esperan reunirse con la nueva presidenta de la PCM, Mirtha Vásquez, y los representantes del Ministerio de Salud, Ministerio del Ambiente, y Ministerio de Economía, para lograr la inmediata aprobación del Plan de Atención y consensuar la publicación e implementación con ejecución presupuestal de la Comisión Multisectorial Temporal para el Abordaje Integral e Integrado a favor de la Población Expuesta a Metales Pesados, creada con Resolución Suprema N° 034-2020-PCM.



‘’Somos más de 18 regiones afectadas que convivimos con metales tóxicos. Esperamos que la PCM nos reciba y se comprometa a garantizar nuestro derecho a la salud. También exigimos que el MEF incluya presupuesto para el año fiscal 2021 para que la Comisión pueda cumplir su trabajo. No es posible que niñas y niños sigan muriendo debido a la contaminación. No queremos iniciar medidas de lucha, así que esperamos que el Estado cumpla’’, sentenció Félix Suasaca, presidente del frente de defensa del río Coata en Puno.



Cabe señalar que estos días, las y los afectados, se reunirán para evaluar y reforzar su trabajo a nivel organizacional. Con esto buscan fortalecer su presencia a nivel nacional y garantizar la promoción de políticas en aquellas zonas donde las actividades extractivas, petroleras e industriales están afectando la salud de la población.



Finalmente, las y los voceros, que se reunirán por primera vez en modalidad presencial desde el inicio de la pandemia, aprovecharán su estadía en Lima para organizarse rumbo a su III Encuentro Nacional de Afectados/as por metales, metaloides y otras sustancias químicas tóxicas.




Mesa Técnica de Salud Ambiental y Humana

Contacto: Karem Luque - 951412661



16 de octubre de 2021






viernes, 13 de agosto de 2021

UN POEMA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

 

UN POEMA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

INTRODUCCIÓN

   Las recientes elecciones presidenciales sacaron a relucir el enorme racismo y el clasismo de las clases altas y medias del Perú. Los poderosos gremios empresariales y prácticamente toda la prensa cerraron filas alrededor de la heredera política del sátrapa corrupto de los 90. Un macartismo feroz y una mixtificación evidente fueron esgrimidos por los medios y los líderes de opinión.

   Al parecer, el otro país, el Perú “profundo” y soterrado, ha elegido a uno de los suyos. La prensa y la derecha siguen sangrando por la herida y no asimilan del todo la derrota. Siguen conspirando y generando zozobra.


LITERATURA Y SOCIEDAD PERUANA

   Uno de los poemas más emblemáticos de la década del 60 en el Perú es "Crónica de Chapi", de Antonio Cisneros. Lo que muchos ignoran es que el poema narra hechos que ocurrieron realmente en un contexto de violencia revolucionaria y que tuvo como actor principal al denominado Ejército de Liberación Nacional (ELN), organización político-militar de la llamada Nueva Izquierda. El ELN estuvo formado por estudiantes y exmilitantes del Partido Comunista peruano (antes de su división a mediados de los 60). Héctor Béjar (actual canciller del gobierno izquierdista), Luis Zapata, Javier Heraud, Edgardo Tello, Milciades Ruiz, Juan Pablo Chang, entre otros, fueron sus cuadros principales. El poema de marras poetiza la toma de la hacienda Chapi, llevada a cabo por la guerrilla el 25 de setiembre de 1965. Antes de la Reforma Agraria, de 1969, el gamonal era el amo y señor de la vida de los campesinos bajo su dominio. Esto no lo inventaron los escritores indigenistas. La enorme asimetría existente y las relaciones jerárquicas de servidumbre en las haciendas eran una ignominia y correspondían a una fase feudal. Las tomas de tierras, por parte de los campesinos, organizados en sindicatos, se venían produciendo en la Sierra desde comienzos de los 60. Un libro clave para entender esta situación de semiesclavitud es Huillca: habla un campesino peruano, de Hugo Neira, publicado en 1975.



    Volviendo al poema (incluido en el célebre Canto ceremonial contra un oso hormiguero), Cisneros pretende guardar cierta objetividad y distancia frente a los hechos, debido al uso de la tercera persona y por la utilización alternada de un lenguaje periodístico y distintos niveles lingüísticos:

Los guerrilleros entierran sus latas de pescado,

recogen su fusil, callan, caminan.

Sin más bienes

que sus huesos y las armas, y a veces la duda como grieta

en un campo de arcilla. También el miedo.


   Muchos estudiantes peruanos de esa época fueron seducidos por la revolución cubana y por la gesta del Movimiento 26 de Julio. El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) fue otra organización político-militar que enarboló la lucha armada en 1965. En sus filas hubo universitarios, profesionales jóvenes, sindicalistas, campesinos, etc. Luis De la Puente Uceda, Guillermo Lobatón, Fernández Gasco, Walter Palacios, Máximo Velando, etc. eran sus principales dirigentes. El MIR y el ELN fueron combatidos y derrotados por el Ejército, que reprimió sin miramientos a los insurgentes y a sus colaboradores (muchos civiles sufrieron también la represión estatal en las zonas de combate). El 3 de octubre de 1968, el general Velasco Alvarado dio un golpe militar y el 9 las FF. AA. expropiaron las instalaciones de la International Petroleum Company (IPC), en Talara (norte peruano). Había nacido el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas. Muchos no imaginaron que las banderas de lucha del MIR y del ELN serían reivindicadas por los militares. Algunos de sus cuadros sobrevivientes, luego de ser amnistiados en 1970, pasaron a trabajar con los generales. La oligarquía terrateniente y el gamonalismo fueron liquidados. No tenían razón de ser en una sociedad cuya meta era ser moderna. ¿El sacrificio de tantos jóvenes y luchadores anónimos valió la pena? ¿Se alcanzaba finalmente la justicia para millones de campesinos invisibilizados secularmente por un Estado hegemónico y racista? No obstante, lacras sociales como el patrimonialismo, el clientelismo, el racismo, el autoritarismo, etc. persistieron. Fujimori, Guzmán Reynoso, García Pérez, etc. serían la prueba viviente de su subsistencia. Antes del balotaje de junio, un candidato ultraderechista, empresario y millonario, amenazó de muerte al actual presidente peruano. Ninguna institución (incluyendo la Defensoría del Pueblo) se pronunció.

¿SOCIEDAD DEMOCRÁTICA?

   La sociedad peruana es profundamente antidemocrática.  En sus orígenes la república peruana tiene graves antagonismos y una fuerte herencia de lacras coloniales, algunas de las cuales persisten hasta hoy (como parte de la estructura básica de la sociedad peruana). Para el historiador Alberto Flores Galindo, en La tradición autoritaria. Violencia y democracia en el Perú (1999): “La sociedad colonial, cuando llega la Independencia, no había producido ciudadanos como en América del Norte, sino hombres diferenciados por el color de la piel, el título nobiliario, el ingreso económico, los antepasados, el lugar de nacimiento” (resaltado nuestro).

   Es decir, hoy en día, en Perú todavía existen ciudadanos de primera y de segunda clase (incluso de tercera). En la cima de la estructura jerárquica están los peruanos de rasgos caucásicos, capitalinos, potentados y de apellido rimbombante. Son una minoría y apuestan por conservar todos sus privilegios y capital simbólico. Pueden amenazar de muerte a cualquier ciudadano humilde con total impunidad. Salvo mejor parecer.

 




Jaime Gamarra Zapata

Escritor peruano. Editor y gestor cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Asociado de Amnistía Internacional (sección peruana). Ha publicado 5 poemarios y colabora con revistas de literatura de Perú y del extranjero. Editor de Amarukan, revista de estudios andinos. Coeditor de la revista literaria Ergo. Administra el blog Cero fútbol: http://cerosoccer.blogspot.com/

                                                   Foto tomada el 26/05 por el autor

lunes, 17 de mayo de 2021

ENTRE EL MIEDO Y LA PARANOIA DE LAS CLASES ALTAS EN PERÚ. SOBREVOLANDO SOBRE EL NIDO ROJO DEL CUCO

 

ENTRE EL MIEDO Y LA PARANOIA DE LAS CLASES ALTAS EN PERÚ. SOBREVOLANDO SOBRE EL NIDO ROJO DEL CUCO

 

America I feel sentimental about the Wobblies.

America I used to be a communist when I was a kid I’m not sorry.   

Allen Ginsberg

 

Las clases dominantes, los poderes económicos, las organizaciones y los líderes de derecha y supuestos liberales, los medios de comunicación y las mafias en la política (dominantes durante casi 30 años de neoliberalismo y antipolítica) han intensificado campañas mediáticas que tienen como objetivo generar terror y miedo ante el supuesto riesgo de la democracia, la economía de mercado, y la inventada prosperidad económica en la que viviríamos cuya preservación representaría Fuerza Popular. Esto hace creer a muchos ingenuos y desinformados sobre una pronta instalación de una dictadura, el modelo chavista, el comunismo y el socialismo en el Perú si es que Perú Libre gana. En realidad, esta campaña destructiva, que entiende la política como relación amigo-enemigo, muestra, por el contrario, la socialización de los miedos de las clases dominantes ante la posibilidad de “perder” los privilegios de sus negocios, privilegios tributarios, el poder y su papel de clases dominantes.

1. LOS MIEDOS DE LAS CLASES PRIVILEGIADAS

El Perú ha vuelto a la normalidad. Así, possegunda vuelta el país vive no solo una polarización política sino una polarización social donde las tendencias de votación dividen la sociedad entre las clases altas y medias (A, B y C) a favor de Keiko Fujimori de Fuerza Popular, y una parte de las clases medias (C) y una mayoría de las clases populares (D y E) fuera de Lima a favor de Pedro Castillo de Perú Libre.

Los resultados de la primera vuelta y las encuestas serias de las últimas semanas han llevado a que se haya intensificado una campaña de destrucción masiva, desinformación y terruqueo desde medios de comunicación, redes sociales, paneles publicitarios, cuentas falsas, troll asalariados y otros, con el objetivo de generar miedo buscando influenciar y manipular las decisiones de los ciudadanos. Este despliegue de creatividad destructiva e inversión de millones de soles de muy antidemocráticos ciudadanos que buscan torcer las decisiones muestran tres miedos de las clases privilegiadas y los grupos de poder económico en el Perú. ¿Cuáles son los miedos que los aterra para desatar toda su furia destructiva?

El primer miedo es el miedo de las clases dominantes a perder sus privilegios. En efecto, en las últimas tres décadas el supuesto exitoso modelo económico para los grupos económicos de agroexportadores, mineros, banqueros y constructoras les ha permitido hacer negocios en medio de derechos laborales recortados, cuasi monopolios y privilegios tributarios en gran medida instaladas durante el fujimorismo (exoneraciones tributarias, convenios de estabilidad tributaria, convenios de promoción de inversiones, recuperación anticipada de impuestos, pagos menores de CTS y Essalud, y otros) y negocios millonarios con el Estado que les ha permitido hacer e incrementar sus fortunas y mantener sus privilegios. Los grupos económicos y las clases dominantes han vivido y viven despreocupados si en el país vivimos regímenes autoritarios o democráticos con tal de que garanticen sus negocios, siendo en el escenario electoral actual el fujimorismo quien garantizaría sus privilegios y Perú Libre quien los pondría en riesgo. Así, socializan masivamente sus miedos disfrazándolos de defensa de democracia y una inventada prosperidad económica para garantizar sus negocios.

El segundo miedo es el miedo a perder el poder que ha estado concentrado por décadas en las clases dominantes en el Perú. En el Perú vamos a cumplir 200 años de República donde el poder ha estado concentrado en aristócratas, oligarcas, dueños del Perú, apóstoles y ahora en las últimas décadas por “empresarios” quienes han cogobernado con el Fujimorismo, y alineado a los gobiernos “democráticos” a favor de sus intereses para mantener sus privilegios constituyéndose en la clase mandante en Perú por encima de presidentes y congresos de la República. Dentro de esa configuración de poder los indios, indígenas, negros, afrodescendientes, los mestizos, cholos y migrantes han estado excluidos o disputando como sujetos políticos el poder dominante.

El tercer miedo es ser gobernados por un "provinciano rojo”, representante en gran medida de los sectores populares históricamente excluidos. La historia en el Perú ha estado caracterizado por elementos extendidamente raciales que se han constituido en elemento de discriminación dentro de la sociedad y dentro del Estado donde las elites de las clases dominantes han hegemonizado, por lo que la posibilidad de que un “provinciano rojo” mande ha generado un odio casi natural que ha llevado a cholear, terruquear y masificar sus miedos; no obstante que en el Perú el 60.2 % se autoidentifica como mestizo, 22.32 % quechua, 5.89 % blanco, 3.57 % afrodescendientes y otros. En el fondo los miedos de las clases privilegiadas son los miedos de que un provinciano que no tiene el “encanto” y “glamour” los gobierne.

Entonces las elecciones muestran a las clases dominantes socializando sus miedos de clase a ver afectados sus negocios, sus privilegios económicos, de clase, poder y dominio “racial” disfrazándolo de una supuesta defensa de la democracia y una prosperidad económica inexistente para las mayorías a quienes históricamente han excluido, discriminado y menospreciado.

2. RIESGOS REALES Y RIESGOS INVENTADOS

Fuerza Popular representaría la defensa de la democracia y Perú Libre, la dictadura y el chavismo; Keiko, la continuidad del modelo y Castillo, el comunismo; Keiko, el libre mercado y Castillo, el estatismo desfasado. Este escenario polarizado esconde, más allá del miedo y terror dominante, escenarios reales y posibles a partir de las dos candidaturas.

Por un lado, por su pasado y actuación reciente Fuerza Popular y el fujimorismo representan: 1) la garantía de la continuidad de un modelo excluyente y la profundización de sus privilegios tributarios; 2) el autoritarismo y la mano dura para imponer y profundizar el modelo económico, por ejemplo, en el sector minero y agroexportador en proyectos como Conga, Tía María, Río Blanco y otros; 3) la captura de las instituciones como el Tribunal Constitucional, Ministerio Público y el Poder Judicial que se convierte en un imperativo dado que les permitirá gobernar sin mayor control, garantice impunidad y el desmantelamiento de las investigaciones donde los fujimoristas de ayer y hoy están envueltos; 4) el negacionismo de años de violaciones de derechos humanos en los noventa (esterilizaciones forzadas, La Cantuta, Barrios Altos y otros); 5) dominio de la práctica de la relación enemigo-amigo en la política y el terruqueo.

Entonces, los intereses del fujimorismo no son por la defensa de la democracia, por más que se pongan sus polos de la selección peruana y hayan recibido el apoyo de supuestos liberales y de la derecha, sino algo más esencial relacionado a sus intereses en un modelo económico donde la familia Fujimori ha sido privilegiada, por garantizar impunidad a los investigados por las violaciones a derechos humanos y corrupción del gobierno de su padre, y garantizar el desmantelamiento de las investigaciones que amenazan llevar a la cárcel a las mafias fujimoristas que en la formalidad hacen “política”. La defensa de la democracia es una farsa del fujimorismo, las clases privilegiadas y los grupos de poder económico.


Extraído de https://super.abril.com.br/mundo-estranho/o-que-foi-o-macarthismo/


Mientras por otro lado, la llegada al poder de Perú Libre, no obstante el riesgo presente con la presencia de Cerrón, no implicaría la llegada del comunismo ni el socialismo; por el contrario, implicaría: 1) gobernar en un escenario de intensificación de la disputa política que podría tener una salida de golpismo institucional dadas la mayorías de las derechas en el Congreso y las potenciales alianzas, y la oposición y resistencia permanente de los poderes económicos, o el giro de Perú Libre a la moderación siguiendo los pasos del gobierno de Ollanta Humala; 2) gobernar en un espacio reducido para las reformas dado que Perú Libre ni cuenta con mayoría en el Congreso (aún la suma de las alianzas de izquierda), ni tiene un partido orgánico que soporte y movilice para sostener un gobierno de cinco años, y por lo tanto de una débil capacidad para la renegociación de los convenios o contratos con empresas transnacionales mineras o gasíferas dado que requiere fuerza de negociación que Perú Libre no tiene; 3) emplear el referéndum como herramienta política para legitimar y ampliar el respaldo popular, y avanzar en reformas constitucionales que el Perú requiere y explica en gran medida su respaldo popular. Es decir, un gobierno de Perú Libre tiene un escenario riesgoso para la sobrevivencia en el poder y una anticipada oposición permanente para las reformas por lo que es más probable la moderación.

Entonces, los riesgos contra la democracia, la libertad y la justicia social están representados por el fujimorismo y las clases privilegiadas que están detrás; en cambio el riesgo a una dictadura es imposible con Perú Libre, dado que representaría un gobierno débil y con una correlación política desfavorable entrando en disputa permanente con los poderes económicos, los medios de comunicación y la representación en el Congreso.

 

17 de mayo del 2021

 

Soc. José Antonio Lapa Romero


Extraído de https://www.cannabisn24.com/scooby-doo-shaggy-marihuana/


 

martes, 6 de abril de 2021

POR QUÉ SER ANARQUISTA EN PERUZUELAKISTÁN / CANTO DE SIRENA Y ENGAÑIFA PROGRE

 

CANTO DE SIRENA Y ENGAÑIFA PROGRE

 

     Vaya, parece que los consecuentes comunistas libertarios, anarquistas conscientes y curtidos por las luchas sociales concretas y las jornadas combativas de años en este país se dejaron seducir por el canto de sirena de la izquierda seudoprogresista y “clasista” local. Como si el patético bufón de López Aliaga representara un extraordinario peligro y la deslucida señora K fuera ad infinitum la ahijada consentida de la Confiep, Sociedad Nacional de Industrias y demás cavernarios mercantilistas y emprendedores de libre mercado (cuento chino para hípsters y seudoliberales), se la juegan como buenos muchachones clasemedieros y apuestan por un frente electoral izquierdoso más falso que juez fujimorista. Con una izquierda así, tan desubicada y alejada años luz de las necesidades concretas de los trabajadores que ganan (ganamos) poco más del salario mínimo y llegamos con las justas a fin de mes, para qué quiero un “cambio” de modelo, como pregonan hasta el hartazgo.

Por una cuestión práctica, dicen.  Para impedirle el paso al fascismo y el oscurantismo representados por el talibán del Opus Dei. Si en su momento representó un real peligro inminente, ahora sabemos que ya pasaron los tiempos de outsiders “radicales” y exitosos (que prometen honradez y blablablá). Olvidan deliberadamente, para quedar bien con los amiguitos y revolucionari@s de ONG, algo que parece haber sido escrito el año pasado: “(…) ¿de qué nos sirven los Congresos? Sirven de prueba irrefragable para manifestar la incurable tontería de la muchedumbre, al dejarse dominar por una fracción de gentes maleables, a medio civilizar y hasta analfabetas, sin la más leve inclinación a lo bello ni a lo justo, con el solo instinto de husmear por qué lado vienen los honores y el dinero, o hablando sin mucha delicadeza, la ración de paja y grano”[1].

¿Acaso alguno de estos seudoprogresistas ha exigido la derogación del Decreto Legislativo 728, la famosa y alabada por la Confiep Ley de Productividad y Competitividad laboral? ¿Sabrán estos ahora edulcorados anarquistas que se trata de una verdadera espada de Damocles sobre la cabeza de los trabajadores peruanos desde los 90? Antes de la crisis sanitaria los trabajadores formales alcanzaban los 3.7 millones y actualmente llegan a 3.2 millones. El desempleo absoluto se extiende peor que barra brava desatada. ¿Un progre privilegiado, viviendo de la mamadera estatal o con buen estatus social, sabrá lo que es una suspensión perfecta de labores? ¿Sabrá lo que es estar pateando latas y con hijos? ¿Conocerá la situación de un obrero de Molitalia o de Topi Top con sueldo mínimo y con hijos?

A esto se prestan los curtidos y siempre combativos libertarios locales –no todos, por cierto– que apoyan a la izquierda autoritaria (¿olvidaron la pugna histórica entre socialismo libertario y socialismo autoritario?). Allá ellos y sus amiguitos progres y caviares. Nosotros no esperamos nada de los que prometen cambiar todo para que nada cambie en este patético reino de la criollada.

 

Gary Rojas

 


 

POR QUÉ SER ANARQUISTA EN PERUZUELAKISTÁN

 

      ¿Sabes por qué hay que ser anarquista en esta cagada de país? Para hacerle contrapeso a la enorme mayoría que por tradición es derechaira, conservadora y reaccionaria. Sí, tanto de los fachos que ven representados sus intereses empresariales en el cerdo millonario del Opus Dei al que intentan emular, como de los liberales ex ppkausas con sus altos dignatarios del lujo y el confort ahora asesorados por Chibolín que les da el roce popular que no pueden encontrar en ningún otro lado, y también de los cometapers fujiapristas perros fachopobres que harán lo que sea con tal de no ver alterada su realidad de mierda que no podría ser peor por la pura costumbre de obedecer a alguna autoridad y más si viene de alguna panaca real, sea del país que sea. Hay que ser anarco para luego no caer en el juego de esos otros derechairos de dizque "izquierda" progre y también liberal, burda y filistea (esa "izquierda" en nuestro país siempre ha sido minoría, nunca ha sido mayoría de nada, que tu circulito de amistades de la puke y demás argollitas limeñas te celebren con likes de porristas en FB no significa absolutamente nada, cuando se trata del Perú, ese que está harto de todos nosotros pobres kgadas de la ciudad de los reyezuelos desalmados a la que habría que nukear o desmantelar por completo para hacerle un favor al resto del país y ahorrarles las huelgas generales o esas interminables marchas para venir a morir de hambre frente a algún ministerio y a los que no prestas atención por estar enfrascado en tus luchas por los derechos humanos de tus mascotas o para que los homosexuales se puedan casar como dios manda o para que puedas abortar mientras te sigues divirtiendo los fines de semana), que realmente no hacen nada por democratizar el poder o construir el rizoma de la democracia directa. Que se llenan la boca de promesas bonitas y videitos, –para qué, bien editaditos–, pero que no van a cumplir porque su misión primaria es llenarse los bolsillos y largarse del país apenas puedan o entregarse tardíamente a la justicia cuando les resulta imposible seguir mintiendo, pero con el botín bien asegurado ya en paraísos fiscales, como la tía Susy y ahora la Verito, la tía regia 2, o en el mejor de los casos cambiarse el polito rojo por uno blanco con la venia de la Konfiep.

Y, por último, si de verdad fueses de izquierda y te importara más el país que esta impostura de ciudad, productora nada más que de burros, votarías por un comunista de verdad. Hay que ser anarco para saber que ninguno de todos esos bastardos concursantes en este certamen de popularidad te va a representar, porque Lescano, Guzmán, Urresti, Humala, Forsyth y a los demás insignificantes les vales una mierda. Todos ellos deberían ser fusilados en el paredón de los traidores a la patria. Hay que ser anarco porque la lucha revolucionaria es cada día contra estas mismas costumbres normalizadas por los medios de comunicación, los políticos y el mismo statu quo que existe nada más que para preservarse como latas de conservas en formol y para tener al país entero en piloto automático. El floro es lo de menos. La organización, la autoeducación lo son todo. Seguir creyendo que sirven de algo las elecciones, los representantes y su circo es formar parte del problema. Para que no nos sigan agarrando de imbéciles, para que algún día dejemos de ser un rebaño de animales sin cerebro, por eso es necesario ser anarquista.

 

Feiker de Hierro



[1] GONZÁLEZ PRADA, M. “Nuestros legisladores”. En: Horas de lucha, Lima, Mercurio, p. 102.







miércoles, 17 de marzo de 2021

LA FALSA POLARIZACIÓN


LA FALSA POLARIZACIÓN: ELECCIONES ENTRE DERECHAS CON IZQUIERDAS REZAGADAS

 

 

A casi menos de treinta días para las elecciones peruanas el escenario electoral se comienza a calentar. Se configura así un escenario conservador soñado por los poderes económicos donde las derechas se disputarían el poder político, escenario de disputa política que se viene mostrando como una supuesta polarización entre una derecha conservadora y autoritaria de clara continuidad del modelo neoliberal peruano, y el centro derecha disfrazado de un supuesto populismo de izquierda reformista.

1. EL VIRAJE DE LAS PREFERENCIAS ELECTORALES HACIA LAS DERECHAS

Estamos en un escenario ideal para los intereses de las clases mandantes en el Perú, los grupos de poder económico y sus negocios. En efecto, según la última encuesta de marzo del IEP la intención de voto por Lescano (Acción Popular) alcanza 13.2 %, 9.5 % López Aliaga (Renovación Popular), 7.2 % Keiko Fujimori (Fuerza Popular), 7 % Verónica Mendoza (Juntos por el Perú), 6.8 % George Forsyth (Victoria Nacional), 5.7 % Hernando de Soto y otros.

Los cambios más importantes que esta encuesta muestra están relacionados, en primer lugar, al viraje hacia las derechas en intención de votos, la derecha conservadora de López Aliaga, la derecha autoritaria de Keiko Fujimori y el centro derecha de Lescano; en segundo lugar, la reducción de las intenciones de voto sobre la izquierda expresada por un casi en solitario Juntos por el Perú, aun el crecimiento de Perú Libre, y por lo tanto la progresiva disolución de la típica polaridad de las elecciones peruanas.

Este viraje político hacia las derechas y su potencial victoria garantizaría que el modelo hegemónico por casi 30 años, sostenido sobre la base de privilegios tributarios y la mano dura, no esté en debate ni en cuestión, sino avanzaría hacia una mayor flexibilización (laboral, ambiental y derechos de pueblos originarios/indígenas) y mayores beneficios tributarios para los negocios de los grupos de poder económico, y a duras penas el campo de disputa política se abriría para microrreformas generalmente de segunda importancia, no obstante la extendida exclusión y la profundiza desigualdad que la caracteriza y ha sido mostrada por la pandemia.

En esa soñada y por ahora real configuración política –en especial con López Aliaga y Keiko Fujimori– el campo de conflictos sociales crecería de manera exponencial –sumando a los ya numerosos en el sector minero, petrolero y agrario que se han generado para imponer la inversión o crear mejores condiciones para su acumulación– los de corte religioso, género etc. que polarizaría la sociedad peruana llevándonos a la edad de piedra, y a la legitimación de la vida restrictiva, limitada y vaciada de derechos en la que viven y vivirían millones de peruanos y peruanas.

2. LA FALSA POLARIZACIÓN

Lescano, López Aliaga y Keiko Fujimori tienen consanguíneamente una orientación político-ideológica de derecha, más allá de sus orígenes de clase o de nacimiento, cuyas distancias en su concepción sobre la economía es una palabra: economía de mercado y economía social de mercado. Y claro, la predilección de López y Keiko por la mano dura para garantizar los intereses de las clases mandantes y privilegiadas del Perú.

Si bien Lescano ha crecido en el sur por sus simpatías e identidad puneña está a una distancia enorme de siquiera considerársele de izquierda por más propuestas de reformas que proponga y pragmatismo en temas como Tía María; Lescano es de centro derecha por más que venga desarrollando un discurso y mensajes dirigidos a los sectores populares. Mientras que López Aliaga ha crecido en los sectores sociales que le son casi naturales, la clase alta, clase media y los ricos del Perú; por lo que expresa en términos económicos la garantía de la continuidad y defensa de un modelo económico que ha favorecido y seguirá favoreciendo a las clases privilegiadas y expresa también cierto conservadurismo religioso que si bien atrae a ciertos sectores sociales, requiere para ganar las elecciones mayor acercamiento a los sectores populares y viajar a las regiones (como lo viene haciendo).

Los punteros en la intención de votación son expresión de una falsa polarización que  –si se mantiene– será la garantía de la felicidad de las clases mandantes en el Perú, el paraíso del conservadurismo y de ciertas microrreformas de segundo orden; que expresaría además la fortaleza de los grupos de poder económico, muy vigorosos aun en la pandemia. Esperemos que los sectores progresistas en el Perú irrumpan y disputen el consenso conservador ahora instalado para que el escenario de votación no sea entre el mal mayor de derecha y la mal menor de centro derecha.

 

16 de marzo del 2021

 

Soc. José Antonio Lapa Romero

 


                        https://encapuchadoconsciente.tumblr.com/post/63433642864/derecha-izquierda-la-misma-mierda