miércoles, 27 de mayo de 2020

El miedo y la crisis actual


EL MIEDO Y EL VIRUS EN PERÚ

No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor.
Alejandro Dumas

El miedo manejado es la peor de las pandemias. La sobreinformación, las idas y vueltas sobre la forma de contagio o las posibles curas sobre el virus son utilizadas por los gobiernos a su antojo, y más aún en un país como el nuestro donde la corrupción está generalizada desde el presidente hasta el que tiene un pequeño negocio, con un Poder Judicial manejado por mafias, un sistema de salud que ya estaba colapsado desde antes del virus y unas fuerzas armadas y policiales con altos mandos prestos a poner sus garras sobre cualquier oportunidad.

Pero aquí, lo que me ha sorprendido realmente es ver a demócratas pidiendo “mano dura”, a gran porcentaje de la población emocionada con los discursos “paternales” del presidente, la falta de empatía para con los necesitados, los que viven del día a día y los que han perdido su trabajo por no tener la “suerte” de un oficio “acorde con los tiempos” o no poder adaptarse al trabajo online.

Los que creemos en la democracia vemos con terrible desagrado las imposiciones que recortan o delimitan las libertades individuales, pero esto lo avala el Miedo, miedo al contagio, miedo a la muerte; palabras como “infectados”, “pandemia” y el constante conteo de muertos y contagiados han sacado no lo mejor, sino lo peor de mucha gente. Mi padre, que vivió de niño la Segunda Guerra Mundial, me dijo que una de las peores cosas que pasó en Italia fue una campaña de los gobiernos de Alemania e Italia en conjunto, que pedía a la población que denunciase si existía algún judío o traidor a la patria y donde cualquiera acusaba a su vecino o incluso familiar ante las autoridades (pogroms). Ahora veo con indignación a gente que acusa que su vecino sacó el perro, que afuera van de a dos al mercado, que tal conocido está corriendo en el parque, etc. 

Y los mayores, se ha dicho tanto de ellos, que muchos se están muriendo o deteriorando por depresión, “si salen se van a infectar”, “hay que cuidarlos”, “población de riesgo”, etc. Me apenan mucho las miradas que tienen, la falta de humanidad de sus familiares, todo por “cuidarlos”.

El Miedo hace daño, mucho más daño que el mismo virus, baja la inmunidad, los anticuerpos se debilitan, crea paranoia, obsesiones, etc. En muchos casos inclusive enferma a la persona. ¿Cuántas enfermedades son provocadas por sugestión? ¿cuántas personas que no han tenido el virus tienen todos los síntomas? De eso no hay cifras.

El miedo no cree en otras opiniones, en otra visión que no sea la de la paranoia oficial y a cualquier persona que “atente” contra su visión de “seguridad” será tildado de “irresponsable”, “opinólogo”, “conspiranoico” y hasta traidor a la patria. Por eso se ven muchos casos de insultos a las personas que difieren de la versión oficial de los hechos.

Espero que este miedo no deje estragos a largo plazo, pero temo que tendremos (además de la crisis económica) varios años de estudios y terapias sobre las secuelas psicológicas que esta gran campaña sicosocial ha creado.

Giuseppe Risica





Foto de Robert Capa, julio de 1944.


MIEDO Y PANDEMÓNIUM SOCIAL EN TIEMPOS DE CRISIS

La fotografía de arriba fue tomada en julio de 1944 por el legendario fotógrafo Robert Capa. Era Chartres, donde una mujer francesa, con su hijo en los brazos, fue detenida por la policía. El delito: haber sostenido relaciones sexuales con un soldado alemán, producto de las cuales nació el niño. Era rodeada por una multitud que hacía escarnio de ella y la amenazaba sin tregua. Había sido rapada y humillada previamente. Terror, ansiedad, euforia, psicosis colectiva, irracionalidad, falta de empatía, crueldad, etc. se confunden como letanías en una foto icónica. La liberación de París se produciría poco después.

El miedo es un instinto básico que puede salvarnos la vida, pero también puede convertirnos en verdaderos monstruos inmisericordes. Este miedo puede ser (y es) aprovechado por los gobiernos de turno muy eficazmente. Durante periodos históricos concretos se ha dado este proceso de internalización y hábil manipulación política. El caso de la Alemania de los 30 y 40 es bien conocido, aunque no es el único. Como dice Chomsky: “Son muchas las causas de los acontecimientos históricos complejos. Un factor crucial en este caso fue la hábil manipulación del miedo. La ‘gente común’ fue arrastrada al miedo de una conspiración mundial judío-bolchevique que pondría en riesgo la mismísima supervivencia del pueblo alemán. Eran necesarias medidas extremas, en ‘defensa propia’. Venerables intelectuales fueron aún más lejos”[1].

Hoy en día, al parecer la historia se repite en algún sentido. El Gobierno peruano tiene carta libre, debido a su legitimidad producto de una gran popularidad (más del 70 %, según las encuestas de opinión). Es decir, miles han perdido sus trabajos, otros tantos han quedado endeudados, muchas empresas y negocios particulares han quebrado, los hospitales y el sector de salud son calamitosos (desde mucho antes de la pandemia), hay recesión, etc.; pero, la “estrategia” del Gobierno está siendo respaldada tácitamente por muchos ciudadanos. El estado de emergencia y el recorte de libertades individuales son aplaudidos por muchos que piden, a su vez, más “mano dura” y violencia. ¿Es increíble que pase esto en un país que fue asolado durante más de 20 años por un proceso de violencia política muy fuerte? ¿Hay una matriz autoritaria inherente históricamente a la sociedad peruana que no se puede negar? ¿Por qué en épocas de crisis y angustia generalizada nos cuesta tanto ser empáticos, solidarios y racionales? Al parecer el miedo y la manipulación política van de la mano como el alcohol y el jabón en épocas de pandemia.

Márlet Ríos



[1] Véase: CHOMSKY, N. “Recurrir al miedo”. Recuperado el 27 de mayo de 2020 de https://malsalvaje.com/2019/12/16/recurrir-al-miedo-un-texto-de-noam-chomsky/



Mujer judía acosada por la multitud en el pogrom (Ucrania)
Disponible en Wikipedia

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