GOBERNAR PARA EL 99 %
Y NO PARA EL 1 % EN EL PERÚ
En el Perú las grandes empresas
representan el 0.24 % (9182) del total de empresas, los ricos son el 0.5 % que representan
a “más de 17 mil millonarios en nuestro país”[1], y contamos con 6 afamados
mil millonarios que tienen negocios algunos de ellos cuasi monopolios en el
sector minero, financiero, farmacéutico, y alimentario: Carlos Rodríguez
Pastor, Vito Rodríguez, Ana María Brescia Cafferata, Eduardo Belmont Anderson,
Eduardo Hochschild, y Jorge Rodríguez Rodríguez. Estos grupos económicos y
otros menos afamados que forman parte de la clase empresarial y la clase alta
peruana han sido y siguen siendo los mandantes y dueños del Perú.
Por un lado, estos dueños del Perú en
los casi 30 años de hegemonía neoliberal y gobiernos autoritarios y
“democráticos”[2]
-incluido el de Vizcarra- han llevado a la ilusión que por haberse constituido
vía elecciones ha mandado el pueblo; sin embargo, son ellos, sus elites, los
medios de comunicación y sus lobbies los que han mandado y siguen mandando a
través de sus monopolios de facto, privilegios tributarios, clubes de negocios
(el Club de la construcción es ejemplizador), paraísos fiscales “legales”, elusión
y evasión tributaria, derechos laborales recortados, negacionismo y
expropiación de derechos de pueblos indígenas u originarios, violencia
empresarial (como en el Valle de Tambo, Tambogrande y Conga); prácticas que han
sido y son fuentes de apropiación y acumulación de capital, y la profunda y
extendida exclusión social en el país.
Por otro lado, gobiernos y una
institucionalidad estatal capitalista que no solo han legitimado sino
profundizado toda la estructura de apropiación de la riqueza, la precariedad de
derechos laborales, y la negación de derechos de los pueblos
originarios/indígenas; asimismo, han legitimado la precariedad y la exclusión
estructural de millones de cuasi ciudadanos que no solo han estado fuera de la
economía neoliberal sino fuera de la órbita de decisiones del poder político.
La mayoría del 99 % que son lo no ricos
y no grandes empresarios, y que tienen rostro de cachueleros, taxistas,
mototaxistas, pescadores artesanales, ambulantes, campesinos, jornaleros
agrícolas, trabajadoras del hogar, pequeños agricultores, pequeños empresarios,
independientes y un largo etcétera son los que no han mandado, y que han tenido
que vivir y sobrevivir con servicios privatizados caros y servicios públicos
precarios; sin embargo, han tenido que obedecer las decisiones de gobiernos y
un Estado excluyente que ha gobernado fundamentalmente para los negocios del 0.5 % y 0.24 %, dentro un
sentido común extendido de las élites y tecnócratas en el Estado que han
normalizado y profundizado dichas anormalidades.
En el país se trata de que el 99 % se reapropie
del poder delegado y apropiado por las clases mandantes, y que gobiernen las
mayorías que en el pasado y en el presente siguen siendo excluidas en un país
que las ha invisibilizado.
Soc. José
Antonio Lapa Romero
[1]
Unos 880 peruanos
con más de 10 millones de dólares. Otros 300 con más de 30 millones de
dólares. Alrededor de 37 peruanos con
más de 100 millones de dólares. Y al menos 5 con más de mil millones. En: OXFAM.
Riqueza y desigualdad en el Perú: vision panorámica. 8 de febrero de 2019.
Consulta: 31 de mayor de 2020
<https://peru.oxfam.org/latest/policy-paper/riqueza-y-desigualdad-en-el-per%C3%BA-visi%C3%B3n-panor%C3%A1mica>
[2]
Gobiernos elegidos
vía elecciones pero que están atravesados de prácticas autoritarias como la
criminalización de protesta y los estados de emergencia permanente para
garantizar los intereses de los sectores empresariales.
El APOYO MUTUO Y LA SOLIDARIDAD EN TIEMPOS DE CRISIS
-¿Cuántas
leyes hay en el Perú.
-Una sola sola.
-¿Cuál es?
-La ley del embudo.
-¿Quién se mama la punta?
-Los pobres.
Manuel Atanasio Fuentes
INTRODUCCIÓN
Frente a las crisis económicas y sociales devastadoras, la resistencia
heroica de las comunidades y los pobladores organizados se manifiesta en un sinfín
de organizaciones y grupos de hombres y mujeres, quienes aprenden a configurar
en su práctica social concreta una relación social basada en la cooperación, el
apoyo mutuo, la horizontalidad y la solidaridad entre iguales. De esta manera,
asociaciones de pobladores de AA. HH., comedores populares, juntas de vecinos,
clubes de madres autogestionarios, comités y asociaciones de productores, entre
otros grupos ya sea en la urbe como en el mundo rural, se convierten en
espacios de lo público donde los individuos –siempre y cuando estos no se
encuentren soliviantados por intereses mezquinos– se interrelacionan
horizontalmente aprendiendo una real democracia directa, en un régimen de
autogobierno o selfgovernment. Lo que
dijo Kropotkin en El apoyo mutuo sobre
la sociedad de su tiempo, bien lo podríamos suscribir ahora: “Todas estas
asociaciones, sociedades, fraternidades, alianzas, institutos, etc., que
actualmente se cuentan a millares en Europa, representando cada una inmensa
suma de trabajo voluntario, sin ambición o poco retribuido, ¿qué son sino otras
manifestaciones, bajo una variedad infinita de aspectos, de esta perpetua
tendencia del hombre hacia el apoyo mutuo y la ayuda recíproca?...”[1].
AUTOORGANIZACIÓN
Al respecto, según un artículo de Armando Millán[2],
quien menciona la Encuesta sobre
Donaciones y Trabajo Voluntario hecha
por la Asociación Calandria en 1998 en Lima, Arequipa, Trujillo y Cusco;
podemos extraer que el trabajo voluntario se concentra preferentemente en
asociaciones de vecinos, comités de vaso de leche y comedores populares (el
85.4 % de los 1305 encuestados aquella vez aseveró estar de acuerdo con la
noción de que “Todos tenemos una responsabilidad moral de realizar trabajo
voluntario en algún momento de nuestras vidas”).
Todo esto sin contar las
asociaciones de artesanos, confeccionistas, comerciantes y productores en
general, las cuales surgen con el propósito central de que los socios o los miembros
progresen económicamente; pero se desarrollan siguiendo principios de
autoayuda, solidaridad y apoyo mutuo.
Sin embargo, debemos señalar que esto no es unívoco y rígido, ya que a
veces surgen problemas serios en el seno de estas organizaciones o
asociaciones, impidiendo o constriñendo el régimen de libertad y la razón
comunicativa; al presentarse y reproducirse relaciones de poder tradicionales y
pugnas políticas (cuando aparecen móviles encubiertos y los intereses de poder)
entre los vecinos o miembros de la organización. Aun la apatía juega un rol
importante. Ciertamente también el patrimonialismo y el clientelismo
constituyen factores disociadores, al tratarse de males sociales muy arraigados
en nuestra sociedad.
La idea de autonomía individual, que es la base del selfgovernment o autogobierno, la expresó hace más de dos siglos el
filósofo William Godwin en su obra The
Enquirer:
“El hombre es una criatura que le
apasiona actuar por sí mismo; y las acciones ejecutadas en esta forma, tienen
infinitamente más de salud y vigor en ellas, que las acciones a las que se ve
impelido por una voluntad extraña a su propio ser”.
APOYO MUTUO VERSUS CONCEPCIÓN
ESTADOLÁTRICA
Una experiencia
concreta de autoorganización y apoyo mutuo se dio en el departamento de Lima.
Involucra la participación decidida de una comunidad, que decidió aprovechar
sus inmensas capacidades y su know-how.
La comunidad
campesina de Cullpe se localiza a 92 kilómetros del sur de Lima. También
pertenece a Huarochirí. Según el investigador Eduardo López Ayala[3],
Cullpe está conformada por unas 30 familias, emparentadas entre sí. La inmensa
capacidad creativa y la heroica organización –con fuerte autonomía– de la
comunidad salió a relucir hace unos años. De esta forma:
“Para la toma de
decisiones, la participación organizada de la comunidad se realiza de manera
concertada, considerando a hombres y mujeres. Esta institucionalidad es el
espacio democrático para la discusión, el debate y la formulación de
propuestas. La organización social ha sido un elemento clave en el desarrollo
endógeno de la comunidad, que ha permitido la mejora de sus sistemas de cosecha
de agua”[4].
Problemas
acuciosos como la disminución de la producción agropecuaria, escasez de agua,
deforestación y fenómenos naturales como sequías y heladas; llevaron a los
comuneros a buscar soluciones concretas.
De esta manera, estos buscaron la forma de hacer un uso más eficiente
del agua y aprovecharon algunas tecnologías ancestrales “como el empleo del estiércol del ganado y animales
menores, la rotación y asociación de cultivos, el descanso de las tierras para
la recuperación de su fertilidad, y las técnicas para la cosecha del agua de
lluvia”.
En esta búsqueda de soluciones, algunos comuneros visitaron la represa de
Gallito Ciego. Es así que deciden iniciar la construcción de la represa de
Yanisiri, con una capacidad de almacenamiento de 60 000 metros cúbicos
de agua.
Es digno de destacarse, que la construcción de esta represa fue efectuada
por la comunidad con recursos propios, esto es bajo la forma de autogestión. Ni
el Estado ni otro ente heterónomo –ajeno a la comunidad– intervinieron. La
comunidad demostró un sentido de
innovación y una capacidad creativa que debería ser imitada. Para el uso
más eficiente del agua de la represa, aprovecharon las tecnologías conocidas.
Según López, “la
información sobre riego tecnificado (goteo, aspersión y microaspersión) la
obtuvieron los comuneros a través de los programas de televisión y radio, que
se transmiten de madrugada”. Asimismo, hicieron uso de lo que se conoce como
“riego tecnificado cholo” (reciclaron cientos de millares de latas pequeñas de
conservas y les colocaron una porción de lana de oveja con agua).
A MANERA DE
CONCLUSIÓN
De esta manera, apreciamos que ningún poder heterónomo y castrante puede
menoscabar y eliminar la libre iniciativa y la voluntad de los individuos
autoorganizados para vivir dignamente, desarrollando todas sus capacidades y
aptitudes posibles, sin intervención de políticos, ministerios, gobiernos
regionales y escapando como electrones libres de la red estatal y la nefasta
concepción estadolátrica.
Márlet Ríos, escritor y gestor cultural
[1] KROPOTKIN, P. El apoyo mutuo. Santiago de Chile, 1939, pp. 368/369.
[2] MILLÁN, Armando. “¿Somos solidarios los
peruanos?”. En: Revista Punto de
Equilibrio, N° 55, julio-agosto 1998, pp. 43-45.
[3] Véase: LÓPEZ AYALA, Eduardo. “Cosecha del agua y participación
organizada de la comunidad en Cullpe”. En: LEISA,
revista de Agroecología. Volumen 19, N° 2. Recuperado el 31 de mayo de 2020
de
[4] Ibídem, s/p.
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