lunes, 1 de junio de 2020

¿Gobernar para quiénes?



GOBERNAR PARA EL 99 %
Y NO PARA EL 1 % EN EL PERÚ


En el Perú las grandes empresas representan el 0.24 % (9182) del total de empresas, los ricos son el 0.5 % que representan a “más de 17 mil millonarios en nuestro país”[1], y contamos con 6 afamados mil millonarios que tienen negocios algunos de ellos cuasi monopolios en el sector minero, financiero, farmacéutico, y alimentario: Carlos Rodríguez Pastor, Vito Rodríguez, Ana María Brescia Cafferata, Eduardo Belmont Anderson, Eduardo Hochschild, y Jorge Rodríguez Rodríguez. Estos grupos económicos y otros menos afamados que forman parte de la clase empresarial y la clase alta peruana han sido y siguen siendo los mandantes y dueños del Perú.

Por un lado, estos dueños del Perú en los casi 30 años de hegemonía neoliberal y gobiernos autoritarios y “democráticos”[2] -incluido el de Vizcarra- han llevado a la ilusión que por haberse constituido vía elecciones ha mandado el pueblo; sin embargo, son ellos, sus elites, los medios de comunicación y sus lobbies los que han mandado y siguen mandando a través de sus monopolios de facto, privilegios tributarios, clubes de negocios (el Club de la construcción es ejemplizador), paraísos fiscales “legales”, elusión y evasión tributaria, derechos laborales recortados, negacionismo y expropiación de derechos de pueblos indígenas u originarios, violencia empresarial (como en el Valle de Tambo, Tambogrande y Conga); prácticas que han sido y son fuentes de apropiación y acumulación de capital, y la profunda y extendida exclusión social en el país.

Por otro lado, gobiernos y una institucionalidad estatal capitalista que no solo han legitimado sino profundizado toda la estructura de apropiación de la riqueza, la precariedad de derechos laborales, y la negación de derechos de los pueblos originarios/indígenas; asimismo, han legitimado la precariedad y la exclusión estructural de millones de cuasi ciudadanos que no solo han estado fuera de la economía neoliberal sino fuera de la órbita de decisiones del poder político.

La mayoría del 99 % que son lo no ricos y no grandes empresarios, y que tienen rostro de cachueleros, taxistas, mototaxistas, pescadores artesanales, ambulantes, campesinos, jornaleros agrícolas, trabajadoras del hogar, pequeños agricultores, pequeños empresarios, independientes y un largo etcétera son los que no han mandado, y que han tenido que vivir y sobrevivir con servicios privatizados caros y servicios públicos precarios; sin embargo, han tenido que obedecer las decisiones de gobiernos y un Estado excluyente que ha gobernado fundamentalmente para  los negocios del 0.5 % y 0.24 %, dentro un sentido común extendido de las élites y tecnócratas en el Estado que han normalizado y profundizado dichas anormalidades.

En el país se trata de que el 99 % se reapropie del poder delegado y apropiado por las clases mandantes, y que gobiernen las mayorías que en el pasado y en el presente siguen siendo excluidas en un país que las ha invisibilizado.

Soc. José Antonio Lapa Romero




[1] Unos 880 peruanos con más de 10 millones de dólares. Otros 300 con más de 30 millones de dólares.  Alrededor de 37 peruanos con más de 100 millones de dólares. Y al menos 5 con más de mil millones. En: OXFAM. Riqueza y desigualdad en el Perú: vision panorámica. 8 de febrero de 2019. Consulta: 31 de mayor de 2020 <https://peru.oxfam.org/latest/policy-paper/riqueza-y-desigualdad-en-el-per%C3%BA-visi%C3%B3n-panor%C3%A1mica>
[2] Gobiernos elegidos vía elecciones pero que están atravesados de prácticas autoritarias como la criminalización de protesta y los estados de emergencia permanente para garantizar los intereses de los sectores empresariales.







El APOYO MUTUO Y LA SOLIDARIDAD EN TIEMPOS DE CRISIS

-¿Cuántas leyes hay en el Perú.
 -Una sola sola.
  -¿Cuál es?
  -La ley del embudo.
 -¿Quién se mama la punta?
 -Los pobres.
          Manuel Atanasio Fuentes


INTRODUCCIÓN

Frente a las crisis económicas y sociales devastadoras, la resistencia heroica de las comunidades y los pobladores organizados se manifiesta en un sinfín de organizaciones y grupos de hombres y mujeres, quienes aprenden a configurar en su práctica social concreta una relación social basada en la cooperación, el apoyo mutuo, la horizontalidad y la solidaridad entre iguales. De esta manera, asociaciones de pobladores de AA. HH., comedores populares, juntas de vecinos, clubes de madres autogestionarios, comités y asociaciones de productores, entre otros grupos ya sea en la urbe como en el mundo rural, se convierten en espacios de lo público donde los individuos –siempre y cuando estos no se encuentren soliviantados por intereses mezquinos– se interrelacionan horizontalmente aprendiendo una real democracia directa, en un régimen de autogobierno o selfgovernment. Lo que dijo Kropotkin en El apoyo mutuo sobre la sociedad de su tiempo, bien lo podríamos suscribir ahora: “Todas estas asociaciones, sociedades, fraternidades, alianzas, institutos, etc., que actualmente se cuentan a millares en Europa, representando cada una inmensa suma de trabajo voluntario, sin ambición o poco retribuido, ¿qué son sino otras manifestaciones, bajo una variedad infinita de aspectos, de esta perpetua tendencia del hombre hacia el apoyo mutuo y la ayuda recíproca?...”[1].

AUTOORGANIZACIÓN

Al respecto, según un artículo de Armando Millán[2], quien menciona la Encuesta sobre Donaciones y Trabajo Voluntario hecha por la Asociación Calandria en 1998 en Lima, Arequipa, Trujillo y Cusco; podemos extraer que el trabajo voluntario se concentra preferentemente en asociaciones de vecinos, comités de vaso de leche y comedores populares (el 85.4 % de los 1305 encuestados aquella vez aseveró estar de acuerdo con la noción de que “Todos tenemos una responsabilidad moral de realizar trabajo voluntario en algún momento de nuestras vidas”).

   Todo esto sin contar las asociaciones de artesanos, confeccionistas, comerciantes y productores en general, las cuales surgen con el propósito central de que los socios o los miembros progresen económicamente; pero se desarrollan siguiendo principios de autoayuda, solidaridad y apoyo mutuo.

Sin embargo, debemos señalar que esto no es unívoco y rígido, ya que a veces surgen problemas serios en el seno de estas organizaciones o asociaciones, impidiendo o constriñendo el régimen de libertad y la razón comunicativa; al presentarse y reproducirse relaciones de poder tradicionales y pugnas políticas (cuando aparecen móviles encubiertos y los intereses de poder) entre los vecinos o miembros de la organización. Aun la apatía juega un rol importante. Ciertamente también el patrimonialismo y el clientelismo constituyen factores disociadores, al tratarse de males sociales muy arraigados en nuestra sociedad.

La idea de autonomía individual, que es la base del selfgovernment o autogobierno, la expresó hace más de dos siglos el filósofo William Godwin en su obra The Enquirer:

    “El hombre es una criatura que le apasiona actuar por sí mismo; y las acciones ejecutadas en esta forma, tienen infinitamente más de salud y vigor en ellas, que las acciones a las que se ve impelido por una voluntad extraña a su propio ser”.

APOYO MUTUO VERSUS CONCEPCIÓN ESTADOLÁTRICA

Una experiencia concreta de autoorganización y apoyo mutuo se dio en el departamento de Lima. Involucra la participación decidida de una comunidad, que decidió aprovechar sus inmensas capacidades y su know-how.

La comunidad campesina de Cullpe se localiza a 92 kilómetros del sur de Lima. También pertenece a Huarochirí. Según el investigador Eduardo López Ayala[3], Cullpe está conformada por unas 30 familias, emparentadas entre sí. La inmensa capacidad creativa y la heroica organización –con fuerte autonomía– de la comunidad salió a relucir hace unos años. De esta forma:

 “Para la toma de decisiones, la participación organizada de la comunidad se realiza de manera concertada, considerando a hombres y mujeres. Esta institucionalidad es el espacio democrático para la discusión, el debate y la formulación de propuestas. La organización social ha sido un elemento clave en el desarrollo endógeno de la comunidad, que ha permitido la mejora de sus sistemas de cosecha de agua”[4].

Problemas acuciosos como la disminución de la producción agropecuaria, escasez de agua, deforestación y fenómenos naturales como sequías y heladas; llevaron a los comuneros a buscar soluciones concretas.  De esta manera, estos buscaron la forma de hacer un uso más eficiente del agua y aprovecharon algunas tecnologías ancestrales “como el empleo del estiércol del ganado y animales menores, la rotación y asociación de cultivos, el descanso de las tierras para la recuperación de su fertilidad, y las técnicas para la cosecha del agua de lluvia”.

En esta búsqueda de soluciones, algunos comuneros visitaron la represa de Gallito Ciego. Es así que deciden iniciar la construcción de la represa de Yanisiri, con una capacidad de almacenamiento de 60 000 metros cúbicos de agua.

Es digno de destacarse, que la construcción de esta represa fue efectuada por la comunidad con recursos propios, esto es bajo la forma de autogestión. Ni el Estado ni otro ente heterónomo –ajeno a la comunidad– intervinieron. La comunidad demostró un sentido de  innovación y una capacidad creativa que debería ser imitada. Para el uso más eficiente del agua de la represa, aprovecharon las tecnologías conocidas. Según López,  “la información sobre riego tecnificado (goteo, aspersión y microaspersión) la obtuvieron los comuneros a través de los programas de televisión y radio, que se transmiten de madrugada”. Asimismo, hicieron uso de lo que se conoce como “riego tecnificado cholo” (reciclaron cientos de millares de latas pequeñas de conservas y les colocaron una porción de lana de oveja con agua).

A MANERA DE CONCLUSIÓN

   De esta manera, apreciamos que ningún poder heterónomo y castrante puede menoscabar y eliminar la libre iniciativa y la voluntad de los individuos autoorganizados para vivir dignamente, desarrollando todas sus capacidades y aptitudes posibles, sin intervención de políticos, ministerios, gobiernos regionales y escapando como electrones libres de la red estatal y la nefasta concepción estadolátrica.

Márlet Ríos, escritor y gestor cultural




[1] KROPOTKIN, P. El apoyo mutuo. Santiago de Chile, 1939, pp. 368/369.
[2] MILLÁN, Armando. “¿Somos solidarios los peruanos?”. En: Revista Punto de Equilibrio, N° 55, julio-agosto 1998, pp. 43-45.
[3] Véase: LÓPEZ AYALA, Eduardo. Cosecha del agua y participación organizada de la comunidad en Cullpe”. En: LEISA, revista de Agroecología. Volumen 19, N° 2. Recuperado el 31 de mayo de 2020 de
[4] Ibídem, s/p.



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